Apología cínica del Voyeur Por: Alexander Jesus Rozo

Occidente alberga una paradója: su Dios único es invisible pero lo ve todo. Es un voyeur. Sin embargo a juzgar por los libros sagrados, su mirada omnisciente y omnipresente, es un ejercicio de poder para vigilar y castigar. ¿Se acuerdan de Lot? En la India, según Boorstin, dioses y hombres se espían mutuamente y eso explica por que tienen tantos ojos. Para verse mejor. La cámara en la cultura contemporánea es el ojo mediante el cual la sociedad lo hace con el individuo y su privacidad. La mejor metáfora es el reality, que en un tiempo real, y a cualquier distancia, lo muestra todo. A su manera la ciencia ha querido ser el ojo audaz que no deje misterio puro. La palabra ojo es gráfica. La jota es la nariz del rostro.

Ver es una costumbre y un milagro, un deber y una transgresión. Poder y placer. Y nuestra época lo ha hecho tan fácil como se le da a Dios, convirtiendo en espectáculo la vida social, y lo que alguna vez llamamos realidad, cada vez mas difusa por cuenta de la posibilidad de la tecnología de emplear y transformar la imágen en un artificio que va mucho mas allá de lo virtual. Dionisio Cañas lo demuestra en un libro interesante sobre lo que significa la mirada, sus decisiones, sus osadías, su marco, sus tabúes, sus logros y sus limitaciones. Traza una breve historia del voyeurismo y su relación con diversos campos, que exceden al erotísmo, implicando decisivamente un tono confesional y autobiográfico lleno de anécdotas y sugerencias, y menos propenso a lo que llamaríamos un enfoque teórico. La palabra teoría tiene una raiz teocrática, y lo que resalta Cañas es que hoy cualquier hombre con una cámara puede ser vouyeur y artista de ver.

MEMORIAS DE UN MIRON (VOYEURISMO Y SOCIEDAD) se lee con deleite, de un tirón y sin una gráfica para comprobar el poder visual de la palabra y su capacidad de mostrar. De su mano hacemos un viaje por la pintura, el cine, la fotografía, los nuevos medios, la televisión, los textos sagrados, las opiniones de Freud, Bataille, Sartre, Almodovar, Hitchcock, Buñuel entre otros para desembocar en los ciegos y su paradójico vouyerismo basado en los poderes de la imaginación y la fantasía, que en la literatura nos legó a Homero, Milton y Borges, quien dijo que " /nadie debería rebajar a lágrima o reproche/ la magnífica ironía de Dios/ que me dió a la vez los libros y la noche". La psicología y el teatro, la poesía y la mitología no escapan al escrutinio sobre ver o no hacerlo: Tiresías el adivino o Cupido el efebo, quien no siempre fué ciego pero terminó representado así para ser emparentado con la justicia, la fortuna,(de la que dijo Toole que era una prostituta borracha) y la muerte. Prohijados tal vez por el genuino dios de los dioses: el divino azar, que es el que teje las mas inesperadas imágenes, que personas capturan con su cámara y tambien con las palabras. ¿Por que no?.

Alex