¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?

Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.

El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.

Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?

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Café de por medio


9/2/2010 - Algunas experiencias impactantes
Hola, amigo!


Te fallé un par de veces en estos días, ¿no? Pero después de haber sido un alumno ejemplar durante toda mi secundaria en el Instituto Peralta Ramos de Mar del Plata (egresado 1961) y no haberme llevado jamás una materia ni a Diciembre, con esto del apoyo escolar es como si me fuera todos los años en todas las materias. Lo disfruto mucho y me da de comer, aunque te confieso que me canso.

Veinte años no será nada, pero sesenta y cinco es otro cantar.

¡Eh, amigo! ¡Un exquisito cafecito de esos que preparan solamente aquí!

¿Sabés que algunos nuevos compañeros en esta aventura de las relaciones por internet me escriben porque no creen que realmente me hayan pasado tantas cosas en la vida?

Pero les juro cada vez que es verdad. Seguramente porque siempre quise que esta vida no me pasara por un costado sino que me atravesara para sentirla en sus goces y en sus dolores.

¿Vos también tenés tus dudas sobre la veracidad de mis relatos?

Están los que son simplemente de ficción, o que yo prefiero que sean considerados así. Porque, en realidad, nunca uno escribe ficciones químicamente puras sino que disfraza de tales esas realidades que no se anima a mostrar "in puribus". Entonces, tras esa máscara, puede decir cosas que no se atrevería a publicar sin disfrazarlas.

Pero también relato cosas, otras, que mi amiga Claudia Bürk diría que forman parte de una ficción que consumimos como realidad. Y son verdad. En todo caso, no "la verdad" sino, al menos, "mi verdad".

Porque no mentir es decir exactamente lo que uno piensa o cree, que puede estar teñido por sensaciones, emociones, y todo eso que no nos permite diferenciar a veces lo vivido de lo soñado.

Por ejemplo, en el asunto de los ovnis.

Yo no creo en los ovnis porque tuve suficientes experiencias personales en el asunto como para estar seguro de que existen. Aunque no sepa qué son. Pueden ser terrestres o extraterrestres, según se vea, pero no puede negarse que están por allí algunas cosas que vuelan y de las que desconocemos su identidad, condiciones necesarias y suficientes para que los llamemos "ovnis".

Después de haber estado con Burgos y con Becerro en Tacuarembó, por ejemplo, sería un estúpido si negara que tras los testimonios que obtuvimos de un centenar de testigos hay algo que anda por allí atravesando los cielos.

¿Cuál Burgos? El que conocí cuando él era un estudiante secundario interesado en estas cuestiones y que ahora se ha transformado nada menos que en el presidente de la Fundación Argentina de Ovnilogía. Eran tiempos del Grupo Estudiantil Investigador de Ovnis y del Centro Investigador de Vida Extraterrestre. Con el "Beli" Vázquez, Juan Vallejos, las chicas Rodríguez y unos cuantos más. Ese Burgos.

Pero también recuerdo que una noche tocaron timbre en casa varios ensenadenses asustados o sorprendidos por una esfera que se veía claramente justo en el cenit y que aparecía bellamente iluminada y refulgente. ¿Año? Hace como 30 años o más.

Lucía como una de esas bolas navideñas color borravino, o bordó si preferís. También le dicen magenta. Es el color del permanganato de potasio, más o menos.

Estaba quietita allá arriba y podía ser confundida con un reflejo de las llamas de la cercana destilería de YPF. Hasta que vimos salir de ella dos bolitas más pequeñas, del mismo color y brillo. Surgieron desde la zona inferior de la más grande y se fueron alejando en el cielo hacia la ciudad de La Plata.

Gracias, amigo. ¿Cómo andan tus cosas? Me alegro. Dejá el cafecito acá que termino de contarle a él una historia de ovnis y me lo tomo. ¿Me estabas escuchando? Entonces sentate aquí así compartimos el asunto. El patrón te deja, ¿no?

Bueno, les cuento. Cuando las dos navecitas o lo que fueran se alejaron de la nave más grande o lo que fuese, nos quedamos con la boca abierta. Podía oírse casi el "aaahhh" de sorpresa contenida que quiso brotar de nuestras gargantas.

Miré a mis vecinos que, como yo, tenían los ojos abiertos como un par de huevos fritos. Ellos también me miraban tratando de que, como el experto del barrio, les diera alguna explicación. No tuvieron éxito. Yo estaba tan confundido como ellos.

Pero todavía no había ocurrido lo más impactante.

Dénme un minuto que me tomo el café antes de que se ponga helado.

Ahora sí, termino la historia.

Unos quince segundos después, las pequeñas bolitas brillantes regresaron, se metieron en la grande por donde habían salido y lo que estábamos mirando se puso en movimiento para en dos segundos alejarse rápidamente por el negro cielo con rumbo al sur, como para el lado de Berisso, pero a mucha altura.

Bueno, ya les conté. Gracias por ser un público tan atento. Ahora les dejo picando un pensamiento. Supongamos que no eran naves extraterrestres. Entonces, ¿qué eran?

Tomá, cobrate el café mío y el de mi amigo. Y volvé a tus funciones laborales antes de que el patrón me declare "persona no grata" aquí. Quedate con el vuelto. Te lo ganaste. Porque me gustó que mi audiencia se duplicara para escuchar esta historia que tengo muy presente siempre en mi mente.

Vuelvo a las matemáticas, la física y todo eso.

Nos vemos mañana, quizá. Por supuesto, aquí en este lugar en el que me siento tan cómodo. Seguramente porque estoy compartiendo con mi amigo, y eso me resulta muy gratificante.

Que tengas una buena tarde.

¡Chau, amigos! ¡Hasta el próximo cafecito!


4/1/2010 - ¿Estoy regresando o quizá yendo por primera vez?

¡Hola, amigo! ¿Cómo te anda la vida? ¿Te ríe, te canta o las dos cosas?


Esperá un minuto... ¡Alfredo! ¡Hola! ¡Dos cafés con crema!

Porque se llama Alfredo, ¿te acordabas? ¿Notaste qué diferente es la relación ahora que sabemos su nombre? Porque eso de "mozo" sonaba a nadie, a no importa quién es sino solamente lo que hace.

Pero Alfredo suena importante, lo identifica, lo desagrega de la manada.

Gracias, Alfredo. ¿Todo bien?

Es como cuando hablamos del pueblo, o de la gente. Borrosa imagen de un conjunto que está integrado por individuos como vos, como yo, como Alfredo. Llamarlo "pueblo" o "gente" es como masificarlo, indiferenciar sus elementos constitutivos. Porque ayudar a Juan o a María es ayudar a alguien. En cambio, hacer cosas por "el pueblo", hacer cosas por "la gente" es enunciar una propuesta utópica, es decir, sin un lugar concreto de aplicación.

En fin, digresiones de un nervioso.

"¡Daniel! ¿Estás nervioso?" - me diría algún tontolín que se cree ingenioso porque repite lo que escuchó en la tele. El único ingenioso es el que inventó el chascarrillo. Los demas solamente copian.

¿Por qué estoy nervioso? Es que después de mi reciente "muerte" o lo que fuera, será la primera vez que regrese (o vaya por primera vez) a visitar a mis hijas, a mis otros hijos, a mis nietos, a mis otros nietos, a mis amigos y conocidos.

Es que siento que los recuerdo de antes, y seguramente seguirán siendo en mucho iguales o parecidos a los que eran algún tiempo atrás. Pero ellos se van a encontrar con alguien diferente, porque mucho he cambiado después de la gran migración que sufrimos y gozamos cuando vinimos a la Patagonia. Porque mucho he cambiado después de mi experiencia real o aparente que me llevó a otro lugar que quizá era fuera de este mundo.

Es como una nueva presentación en sociedad, y eso me causa sensaciones extrañas. Como un estreno en el teatro, la presentación de un libro, el encendido de la luz roja de una cámara de televisión para hacer un programa "en vivo".

Porque la distancia hace que uno elabore imágenes nuevas sobre las cosas antiguas. Y el reencuentro con esas cosas suele ser algo decepcionante, no por culpa de ella sino por culpa de uno mismo que ha elaborado imágenes que deforman la realidad que subyace viviendo su propia vida.

Adoptaré una postura "naif", como la un bebé que llega a este mundo y se encuentra con cosas que jamás vio antes. Nada podrá decepcionarme si no espero nada. Y cualquier sonrisa, cualquier gesto, cualquier manifestación de afecto será bienvenida por mí como un regalo inesperado.

Así que, amigo, te pido que me acompañes en esta nueva experiencia que la vida me ofrece. Quiero, necesito, tu mano extendida para tomarme de ella y saber que estás ahí, y que seguirás estando cuando regrese al lugar que elegí para vivir y morir.

Mi amor estará conmigo, y también para ella será difícil. Espero que volvamos a casa pletóricos de experiencias profundas y felices. Tendremos mucho para contar si Dios decide que este retorno a la realidad de nuestra anterior vida dentro de esta vida, se concrete sin mayores daños físicos ni espirituales.

Y, en tanto, nos seguiremos encontrando en esta mesa de bar para compartir experiencias de vida, café de por medio.

¡Alfredo! ¿Nos cobrás?

¿Me permitís, amigo, que te abrace un poco más fuerte que otras veces? Alfredo, ¿te molestaría darme un abrazo?

Es que hoy no es un día común. Porque en pocas horas más sabré si estuve regresando o yendo por primera vez a reunirme con los seres que amo.


21/2/2010 - Recuperando el hilo

Buenassss!!! ¡Tuve que esperar hasta el domingo para escaparme a este café!

¿Cómo andás, amigo?

Yo, bien. Bien cansado pero bien contento. Pero no me quejo, por supuesto. La vida se desarrolla hoy como yo dispuse que fuera o, al menos, como lo permití.

¿Olga? Bien, en pleno estro creativo. Las horas se pasa en la computadora creando y mejorando los blogs que supimos conseguir. Ahora está copada con uno nuevo que tituló "Argentina Bendita". Y procurando contenidos que hagan a destacar lo bueno que tenemos.

¡Pibe! ¡No, cafecito no! Hoy es domingo, ¡qué ocasión para un submarino! ¿Cómo que no sabés qué es un submarino? Una barrita de chocolate sumergida en leche muy caliente y con unas buenas cucharadas de azúcar. ¿Nunca te lo piden? Es una bomba, pero está muy bueno. ¿Me traés?

Volviendo al tema del blog de Olga, ayer protestaba porque no encuentra esas cosas que aprendió en la escuela. Sí, ésas. Que éramos el granero del mundo, y que estábamos en los primeros productores de un montón de cosas. Ahora andamos de capa caída en esos temas, pero sigue siendo un país maravilloso.

Sí, ya sé. Muchos extranjeros lo descubrieron también, a veces para nuestra desgracia. En algo debemos estar fallando.

¿La novela? ¿Cuál de ellas? Porque mis hijitas tenían por allí guardados algunos de mis escritos y me los entregaron en una sencilla ceremonia cuando las fui a visitar el mes pasado.

Y viste que publiqué la del 76, ésa de la cajita de música. ¿La leíste? ¿Qué te pareció?

Es que la escribí para que la lean adolescentes, por eso tiene ese ambiente y ese nivel de lenguaje. Adolescentes de los 70, que no eran como los de hoy. Ni mejores ni peores, sólo diferentes.

Ahora estoy por comenzar a transcribir uno de mis grandes éxitos de esa década, al menos entre los pocos que lo leyeron. Se titula "Las verdaderas razones" aunque en realidad tiene un subtítulo largo, porque eran tiempos del Romance del Aniceto y la Francisca, la película de Favio que también lo tenía.

¿Qué nombre largo le puse? Agarrate. Esperá que viene el submarino.

¿Viste que existía el submarino? Chocolate en barra, leche bien caliente y azúcar. Apoyalo por acá.

Gracias, pibe. Con el vaso La Martona, así alto, y con el portavaso de metal, como cuando era chico. ¿De dónde lo sacaste? Porque ahora hay poco acero inoxidable y mucho plástico.

¡Ah! Y la cucharita larga...

Me siento como cuando volvía de la playa y me quedaba tomando el submarino con dos medialunas en la esquina de Rivadavia y Salta. ¿O era en San Martín y Salta? Había una lechería pero no era de La Martona... La Serenísima todavía no existía... tampoco era de La Vascongada, creo...

Seguramente era de la planta local marplatense propiedad de los De Vega. Recuerdo bien al chico que iba al IPR y viajábamos juntos en el ómnibus del Cole, el que manejaba Julio.

Mientras se enfría un poco, porque está como para pelar chanchos, diría mi madre, te leo el título completo de la novela que está por salir a la luz, porque también es inédita. Agarrate fuerte. Lo tengo que leer porque nunca me lo acuerdo completo.

"Las verdaderas razones por las que Raúl Hugo Morales, correctísimo empleado del correo de Esmeralda, puso veinticuatro miligramos de rebelina en la goma del reverso de doscientas ocho estampillas postales". Sí. Todo eso.

¿Dónde es Esmeralda? En un lugar cualquiera de Argentina, o mejor, de la Provincia de Buenos Aires. Tipo Ensenada, Berisso, Berazategui, Tres Arroyos,... ponelo donde quieras. O mejor cerca de La Plata, porque necesita que haya una ciudad grande cerca. Realmente no lo necesita, pero nosotros los autores podemos situar una historia donde se nos ocurra.

Raúl Hugo Morales es un infeliz típico. Infeliz, porque es incapaz de ser feliz. Tal vez por su formación, por sus limitaciones, por ese complejo que hace que alguien haga mucho para dificultar que algo le salga bien en la vida. No lo hace a propósito. Pero le sale.

Mi madre diría que ese Raúl siempre fue un poco "faltito", falto de luces. Un amigo ensenadense decía, - y esto no me lo vas a entender si no sos de allá pero lo podés imaginar - "con menos luces que el corso de La Curva". Otro día te cuento cómo era en los años 70 ese corso para niños. Estaba bueno, pero lamparitas pocas.

Su forma de encarar las dificultades de la vida lo fue haciendo un perdedor nato en todas las áreas. Hasta irritante, te diré.

Este submarino está buenísimo. Pero, ¿ves?, se formaron unas gotitas de grasa en la superficie de la leche. Es que no es chocolate de primera. Ése no suelta la grasita, dicen.

Sigo con el cuento. Morales tiene una infancia desgraciada, o al menos así la sentía, y buscaba meter algún gol en el partido de la vida. Y esa infancia desemboca en una juventud no menos mustia.

Pero entonces ocurre un hecho, que no te voy a contar ahora para que lo descubras leyéndola. Un hecho que provoca un cambio de su personalidad, tipo el doctor Jekill y el señor Hyde. No así exactamente pero Graciela, la psicóloga, va a saber calificarlo mejor.

¿Qué es la rebelina ésa que usó? Un sutil veneno que le permitió hacer justicia por mano propia con el mundo que no lo comprendía, que lo despreciaba, que lo humillaba.

Te digo que el submarino estaba bárbaro. ¡Mozo!

Le vuelvo a decir mozo porque me olvidé el nombre. ¿Vos también?

¡Cobrate!

Por supuesto que ya me voy. ¿Qué querés? ¿Que te cuente toda la historia? Calma, radicales, decían hace mucho. ¿No habría que volver a decírselo? No te rías. Y a todos los demás, porque parece que se están inquietando a medida que pasan los días.

Fijate acá. ¿Ves esto manuscrito? Es la dedicatoria que escribí en San Clemente para unas nenas con las que compartíamos un cámping de los salesianos. Del Padre Ortuondo, el director de la Inmaculada de Ensenada. Tendrían entre 8 y 12 años y me pidieron que se las dedicara.

Leé. "A Lili, Nancy, Marisa y María Fernanda". Sería el año 72 ó 73.

Bueno, vuelvo a casita porque dejé la nena sola. Ésta no tiene 12 años sino unos cuantos más pero nos cuidamos como si fuésemos bebés. Yo a ella y ella a mí.

Nos encontramos en cualquier momento. Estaba extrañando la mesa compartida con un amigo, o con muchos. Porque la siento como una caricia al alma.

Me voy a comenzar a copiar la novela. Primero en Word, después en Facebook y, seguramente, terminará en Lulu o en alguna otra editorial. Te va a gustar.

Chau. ¡Chau a todos! ¡Hasta cualquier momento!



31/12/2009 - Un fin de año muy especial para mí

Que tal, amigo! Creí que no vendrías al café hoy. Pensé que ibas a estar demasiado ocupado con todas esas cosas que ocupan a la gente en este día de fin de año.

Esperá un poquito.

¡Mozo! ¡Un cafecito para mi amigo!

Ya te lo trae. Quería verte para cerrar esta etapa intercambiando un par de ideas especiales que me vinieron a la mente porque ya sabés que fue un año algo raro para mi vida.

A mediados de Enero, sí. Allí fue cuando me internaron, me operaron y, en terapia intensiva y con coma inducido, parece que morí clínicamente durante unos segundos un par de veces.

¿Vos querías saber por donde anduve cuando la morfina y el reliverán me llevaron a pasear? Fue una experiencia maravillosa y todavía difícil de explicar.

Debe ser verdad que en algún momento estuve en el límite entre la vida y la muerte, y quizá pasé unos segundos "del otro lado". Pero también sumé un montón de experiencias buscando en una computadora muy especial ciertos datos que desconocía y que luego, cuando volví a "este lado" pude confirmar que existían realmente.

Pero a vos, como a muchos que me lo preguntaron y preguntan - cuando se animan a hacerlo - te debe interesar cómo fue ese paso a lo que llaman "el más allá".

No sé cómo el nombre "Joel" apareció en mi mente. Y cuando sentí que una voz me sugería que iba a cruzar la frontera le pedí - a Dios, supongo - que si yo moría se salvara Joel porque era joven. Luego aparecí en un tubo negro, aparentemente de metal, pintado de negro aunque ya con la pintura saltada en algunos lugares como si hubiese sido usado con frecuencia. Era semejante a esos tubos de ventilación de los grandes edificios, por donde circulan a veces en las películas policiales.

Me sentí rodando hacia adelante, pero sin golpearme contra la base del tubo.

Al final había como una cortinita dividida verticalmente al medio. Todo se había puesto muy oscuro dentro este lado. Pero cuando atravesé con facilidad la cortinita, del otro lado había un lugar muy bien iluminado.

Era un taller de carpintería, sin personas en ese momento, con sus máquinas muy limpias y, lo que más me llamó la atención, con el piso cubierto de un aserrín hermoso, prolijamente colocado y también totalmente libre de suciedad.

Al salir allí quedé a no más de un metro de la cortina, y vi en el centro del lugar, a unos pasos de donde estaba yo, un pizarrón de medio metro de ancho por unos cuarenta centrímetros de alto, de color gris oscuro pero orlado por flores y diseños tipo Barbie, como esos juguetes infantiles. Vertical, como apoyado en un atril.

Tres o cuatro líneas horizontales marcaban los renglones, donde veía escrita una sola palabra.

Con letra cursiva muy prolija que me hizo recordar la del Hermano Benigno, mi maestro de Primero Inferior.

Sí, escrita con tiza. Y esa palabra era quizá el mensaje que debía leer pero que todavía no comprendí: era el apellido de soltera de la mamá de Olga, es decir, el apellido de mi suegra.

En cuanto lo leí, es decir, no habían pasado más de cinco o seis segundos, sentí que me tomaban de los cabellos y rodé hacia atrás, atravesé la cortinita y reaparecí en el tubo. Un instante después, estaba de pie junto a él y allí comencé o continué un debate con la voz - ¿de Dios? - acerca de una misión que debía cumplir y que por eso estaba de regreso en este mundo.

Pero ese es otro tema. Ya te lo contaré en otra oportunidad.

Lo que me asombró cuando horas o días después retorné a la relación con los vivos, es que estaba en la sala común de cirugía, y en la cama junto a la mía había un muchacho herido por un cuchillazo, que había también compartido la sala de terapia intensiva.

¿Su nombre? Por supuesto, Joel.

Así que Joel y yo fuimos hechos retornar aquí. Y por eso este fin de año me resulta muy especial. No estaba en mis cálculos en esos momentos - ni en los cálculos de los que me rodeaban - que iba a festejar la llegada del 2010. Es que forma parte, parece, del "bonus track" que desde hace casi un año estoy aprovechando, por ejemplo, para decirle a los que amo, cuánto los amo.

Entonces permitime, amigo, que te desee paz y felicidad para este nuevo año, y permitime también que te diga que te amo mucho. Quizá Dios me envió de regreso para que pudiera decírtelo y ésa era parte de mi misión.

Si es verdad que morí, te juro que no fue nada malo sino todo lo contrario. Tampoco volver estuvo mal. Pero, por las dudas, cuando esta noche abracés a tus seres queridos, hacelo con todas tus fuerzas, y abrazá espiritualmente al resto de los seres humanos que comparten con vos esta vida tan frágil de que disponemos. Enviá tu amor también en ese momento a todos aquellos que han perdido a sus hijos, hermanos, padres, amigos, y no podrán brindar con ellos.

Porque mi experiencia especial me permitió aprender algo: todo lo que nos falta es amor. Quienes reclamamos por seguridad, justicia, educación, salud, trabajo y demás necesidad estamos, en realidad, reclamando amor. Por el desamor de quienes deberían asegurarnos esas cosas es que carecemos de todo eso. Inundémoslos de amor para que les desborde y retorne a nosotros en buenas acciones.

¿Qué hora es? ¡Uy! ¡Tenés que volver a casa porque quedan pocas horas para el final del año!

Te deseo que sea también muy especial para vos.

Nos encontramos en cualquier momento, café de por medio.

¡Mozo! ¿Me cobra?


06/03/10 - Si entre nosotros nos peleamos...

Buenas!!! El sol ya se iba poniendo... diría el que cantó al payador...


¿Cómo qué payador? Santos Vega. ¿No sabés quién fue? ¿No?

No te procupes, algún amigo te va a sacar de esa ignorancia.

¿Yo? No, esta vez no me lo pidas. Esta noche no es mi día... ya sabés.

Fin de semana y estoy caído como... como... bueno, también otro amigo me completará la frase.

Esperá que pido un café doble.

¡Pibe! ¿A ver si me entiende con la seña? Si para un cafecito es así, entonces, separo más los dedos y entenderá que quiero uno doble. Mirá como asiente con la cabeza. Parece que comprendió.

Ya nos vamos a dar cuenta, según lo que me traiga. Porque con esto de que a veces le pido submarinos lo debo tener medio desorientado.

¿Por qué ando caído? Es que quise interesarme en los temas políticos de la semana pasada y quedé medio tololo. Me hicieron recordar los cuentos de Pago Chico de Payró. ¿Esos sí lo leíste? ¡Uf! ¡Menos mal!

Las cosas se han ido poniendo cada vez peor. No sé si desde el punto de vista político pero te juro que estoy seguro que empeoraron desde el punto de vista humano. ¡Qué poca calidad humana! ¡Qué falta de grandeza! 

Porque veo que se armó la discusión pero no fue por culpa de unas polleras... ¿o sí? Cada vez que veo enfrentamientos como éste todos los participantes bajan un escalón en mi consideración. Será que no entiendo de política o no sé nada de historia.

¿Por qué? Porque me creí que antes había grandes hombres que tomaban las cosas con altura moral y espiritual pero ahora hasta eso dudo. Capaz que la distancia en el tiempo los fue haciendo ver como mejores y quizá no lo eran tanto. Según quién escriba las crónicas de estos tiempos, es probable que alguno o algunos se conviertan en héroes y otros u otros en pérfidos traidores a la Patria. Y nuestros nietos o biznietos tendrán una visión del final de la primera década del siglo XXI totalmente ajustada a los intereses de su momento histórico particular.

Será que no entiendo de política, posiblemente. Que las partes procuran lo mejor para mi futuro o lo que queda de él y yo no los comprendo. Y San Martín fue el Padre de la Patria, y Belgrano un hombre que dio lo mejor de su vida para que este país tuviera un rumbo. Y así Rosas, Perón, Roca, Moreno, etc. que hoy para nuestros hijos no son más que nombres de calles o monumentos en plazas.

Quizá están de acuerdo, tácita o explícitamente, en hacérnosla difícil para que no nos resulte sencillo de entender y nos ocupemos de otras cosas como el Mundial de Fútbol, por ejemplo. mientras el costo de vida se va a las nubes y dejamos de ir viviendo para ir sobreviviendo.

¿Culpa del gobierno? No lo creo. Hace seis décadas y pico que vengo viendo subidas y bajadas como en la montaña rusa. ¿Responsabilidad del gobierno? Por supuesto, porque para eso los pusimos. Son los empleados más caros que tenemos y merecen elogios cuando aciertan y críticas cuando yerran.

De este gobierno, de los anteriores y así será con los próximos.

Patriotismo, nobleza, grandeza, algo que nos haga sentir que podemos ponerlos como modelo para nuestros hijos.

O quizá no podemos poner hombres y mujeres reales como modelos. ¿Ni a la Madre Teresa de Calcuta?

¡Che! ¿Este pibe no me entendió? ¡Ahí viene! Y trae un café doble.

¡Bien, piebe! Tomá, cobrate ahora que me lo tomo rapidito y me voy.

¿Por qué no te pedí un submarino? Porque con lo ácido que vine seguro que le cortaba la leche. Gracias.

En fin, no me hagas caso. San Martín fue un grande, a Belgrano lo admiro desde chico, a Rosas trato de comprenderlo y del gobierno peronista tengo buenos y malos recuerdos. Estoy como cuando vine de España o de donde sea que vine.

Y también creo que tenía razón Hernández cuando escribió lo de "los hermanos sean unidos", así que voy a proponer que lo escriban bien grande en una gigantografía y lo coloquen en unos cuantos puntos críticos por los que pasan los que tiene que legislar, ejecutar y sancionar en esta bendita república. Y no solamente en la Ciudad Autónoma sino también en cada ciudad y pueblo del país. Por áhi sirve, ¿no?

Disculpame que te amargué un poco la tarde, pero a alguno se lo tenía que decir. Y vos me decís siempre que para eso están los amigos. Ahora, embromate.

Me voy. Dame la mano, por favor. O mejor, parate y dame un abrazo. Hoy "como que lo necesito, ¿viste?"

Y no me falles, porque eso destruiría las pocas defensas que me quedan. Yo te juro que no te voy a fallar, porque me importás y porque la fidelidad es lo único concreto que tengo para darte.

Chau, amigo. Hasta el próximo café. Te juro que hoy ese café doble tomado en tu compañía fue el remedio más eficaz que necesitaba para mi crisis. Gracias.



9/03/2010 - Profecías sobre el fin del mundo

¡¡Hola, amigo!! ¿Cómo me ves hoy? La sonrisa ha vuelto a mi rostro.


Esperá. Voy hasta el mostrador a pedir un cafecito. Es que hoy no lo quiero solo sino acompañado.

¿Ves desde acá ese tren mixto que rebosa crema chantilly? ¿No te comerías una porcioncita?

Ya vuelvo.

Listo. Ya lo trae el mozo nuevo, Pedrito. Recién me lo presentó el patrón. Porque nuestro amigo viajó a su provincia, creo que Salta.

Después de un postrecito así, si se viene el fin del mundo uno lo puede soportar mejor.

A propósito, ¿viste que el History Channel se copó con el tema? Mañana, tarde y noche caen meteoritos, se congelan los continentes, avanzan los océanos, erupcionan los volcanes. Seguro que las acciones del canal las compró un laboratorio que produce tranquilizantes.

Yo prefiero calmar mi ansiedad con ésto. ¡Mirá lo que nos trae el pibe! No sé si es lo que mandan los doctores pero a mí me ponen bárbaro este cafecito doble con crema y esta porción de tren mixto. Gracias, muchacho.

Volviendo al tema de las profecías, yo era chico y por la radio creo que era Narciso Ibáñez Menta protagonizaba Nostradamus. Mientras cenaba lo escuchaba y como el tema de comer para calmar la ansiedad me viene de antes, creo que engordé por culpa de él y de sus anuncios de que ya nos quedaban pocos días para que todo se terminara.

Ahora la onda es otra vez la misma. Porque los mayas de antes levantaron su presencia en el mercado, aunque de los mayas de ahora, principalmente guatemaltecos, nadie se ocupa mucho y siguen con sus penurias.

El 21 de Diciembre de 2012. No recuerdo a qué hora. Va a pasar algo, según los intérpretes actuales de los profetas centroamericanos. ¿Qué algo? No se sabe bien.

Mi amigo Ricky Rubio, cuando era chico, muy chico, había inventado una expresión maravillosa que usaba cuando se enojaba: "¡Ojalá venga un aclatismo que los aclate a todos!" Qué era un aclatismo nunca supimos, pero sonaba fuerte. Quizá era un profeta pequeño que nos anticipaba el aclatismo que se viene según el History Channel y asociados. No un aclatismo más o menos como ya vimos ocurrir muchos. El aclatismo final que provocará quién sabe qué desgracias terribles que ya comenzaron a ser esbozadas por películas y libros de excelente recaudación. No sé para qué quieren recaudar si se va a acabar el mundo.

Lo que se acabó rápida y lamentablemente fue el tren mixto. Vos tampoco lo perdonaste. Estaba bueno.

¿Otro? No, mejor no. Lo que abunda, daña, especialmente estos postres para golosos como nosotros.

El Armagedón, el Apocalipsis,... todos con "a" de "aclatismo". ¿Viste que Ricky tenía razón?

Por supuesto que un día va a pasar algo grave en el planeta, pero como dicen los que verdaderamente saben, no tendremos posibilidad de detección temprana ni de prevención. Pero todos los días pasan cosas que vemos como menores cuando no nos afectan personalmente: Chile, Haití, Turquía,... Preguntales a los que son víctimas de esas desgracias si no son como un anticipo del fin del mundo para ellos.

Pero están los pícaros que usan este tema para ver si facturan algo más. Ellos no lo creen realmente, aunque si los demás sí lo creen, ¡maravilloso!

¿Vos qué pensás? ¿Lo del archipiélago de Juan Fernández tiene que ver con los mayas? ¿Tan lejos de su casa? Parece que anduvieron por toda la costa del Pacífico. ¿No serán los incas, los huarpes, los mapuches y demás, descendientes de esos mayas? Habría que hacerles un estudio de ADN. Por ahí nos llevamos una sorpresa.

Bueno, no te podés quejar. Hoy no te hablé de nuestros políticos. Te hablé del fin del mundo, que no es tan grave como lo otro. Porque, diría Ricky, son pequeños aclatismos que transitan nuestras vidas cotidianas.

Me voy. Ya es tiempo de volver a casita. Veremos qué nueva forma de terminar el mundo nos muestra el History. ¿Nos ahogaremos como ratas? ¿Nos quemaremos como hojas secas? ¿Nos hundiremos en las profundidades del planeta? ¿Se terminará la ley de gravedad - derogada por la oposición o vetada por el oficialismo - y saldremos remontados por el espacio como cañitas voladoras? Veremos. Creo que está todo muy bien pensado para que nos aterremos por sucesos aleatorios y no nos ocupemos de las pequeñas calamidades cotidianas. Estamos otra vez en una especie de Edad Media. Faltan las hogueras para quienes nos atrevamos a negar que el fin de los tiempos está cercano.

Te dejé un vagón de cositas para pensar, ¿no? No me hagas caso.

¿Nos vemos mañana por aquí? Trataré de no faltar. Porque hasta el fin del mundo, con amigos, es menos fin del mundo.

Chau, chicos. Chau, amigo. Te quiero, ¿sabías?


21/3/2010 - Comienza el otoño
¡Hola! Fresquito, ¿no? ¿Cómo andás? Te viniste abrigado, ¿eh? Así que, ¡hoy submarino! Bien calentito y muy endulzado. Por el frío, ¿viste?


Esperá que voy hasta el mostrador y le pido al mozo nuevo. ¿Cómo era que se llamaba? ¿Raúl Ricardo? No, es broma. Es Juan Domingo, ¿te acordás? Si le digo Raúl Ricardo me envenena el submarino. Ya vuelvo.

Acá estoy y con tres medialunas dulces para cada uno. Para amarga está la vida, diría mi vieja.

Hoy comienza el otoño, dice el almanaque. Aunque los expertos en equinoccios y solsticios nos modifican siempre la fecha. ¡Qué ganas de molestar! Dos días antes, tres días después... ¿qué más da?

21 de marzo del 2010. Yo no pensaba llegar a esta fecha. Creí desde siempre que hasta el 2000 me quedaba lejos. Pero acá estoy.

¡Gracias, Juan Domingo! Sí, ya sé, está caliente, muy caliente. Pero voy a mojar las medialunas en el submarino y así se enfría. Gracias.

¿Qué me mirás así? No estamos en un cinco estrellas, así que al que no le guste que moje las medialunas en la leche que se las aguante.

¿Ves que los argentinos somos más de las formas que del fondo de las cuestiones? Capaz que ese tipo de allá que hasta levanta el dedo meñique cuando acerca la taza a su boca es una asesino serial que viene de matar a la madre porque le cebó un mate frío, como el viejo Vizcacha. Pero levanta el dedo meñique como si estuviera en un almuerzo de Mirtha. Entonces, éso es lo que importa. Un asesino serial con buenos modales es menos asesino serial.

Un ladrón pobre viene y te roba. Un ladrón rico manda a otro para que te robe. No vas a comparar. El rico te roba con estilo, y nunca vas a darte cuenta de que te robó. Cuestión de formas.

¿Cómo vas a paliar el hambre de alguien que te dice : "Vengo a que me dean algo de pan"? Por supuesto que no le vas a dar pan. Tenés que darle un libro de Lengua para que aprenda a conjugar el verbo dar.

Y después, si no murió de inanición antes, volverá a pedirte el pan correctamente y así le podrás entregar el alimento.

¿De qué te reís? Por supuesto que esto era una broma mía, pero pensalo con cuidado. ¿Cuántas veces nos han embromado la vida personas cultas, con formación universitaria, que nos explicaban con palabras difíciles cómo nos iban a reducir el ya mediocre nivel de vida? ¡Sonaba todo tan lindo! Y luego terminaban diciendo que éramos sus hermanos, que nos llevaban en el corazón, que nos abrazaban junto a su pecho o algo así.

Podían haber leído todos los libros que Sócrates nunca escribió; andar por la estratósfera, la ionósfera o la tropósfera sin necesidad de saber dónde cuernos quedaban esos lugares; pero igual siempre íban muchos detrás de ellos y lo siguen haciendo. Porque no importa lo que digan o hagan siempre que tenga "carisma".

¿Vos tenés carisma? ¿La gente te escucha con una sonrisa cuando le hablás y acepta lo que decís, sea lo que sea? En el 2011 presentate, porque eso vende y tenés posibilidades.

Estaba bueno el submarino. Me tomaría otro pero no quiero pasarme de rosca. Después voy a andar todo el día mal, pesado. "Todo en su medida y armoniosamente", nos recomendaban. ¿Te acordás?

¿Leíste el poema que publiqué en el Facebook? Sí, ya sé, se lo entregué a esa empresa porque todo lo que escribís acá pasa a ser propiedad de ellos a cambio de nada. Pero, ¿no es así siempre? ¿Presentaste algún proyecto interesante en algún lado? ¿Y no viste que después lo ejecutan otro y a vos ni te dan las gracias? Así que, perdido por perdido, por lo menos lo pueden leer los amigos.

El poema de la Negra Sangre, te digo. Hace mucho lo escribí para un concurso literario por el Día del Petróleo, pero después ese certamen se suspendió y nos pidieron disculpas.

Hoy rinden algunos de mis alumnos "particulares". Espero que les vaya como merezcan. Porque si pedimos justicia, que aprueben los que no saben es tan injusto como que desaprueben los que saben, ¿no? Aunque habría que ver qué pasó durante el año y si los responsables hicieron lo que debían para capacitarlos. Es todo un tema, ése. El de la justicia, digo.

Bueno, hablando de alumnos, tengo que ir a dar clases. Acaba de sonar el celular. Siguen pidiendo turno. Y también me dicen que organice otro curso de técnicas de estudio. Veremos si puedo hacer algo más sencillo y económico que los anteriores. Resulta muy útil que aprendan un poco cómo aprender.

Me voy. Ya está todo pago. Arreglé cuando fui al mostrador.

Chaucito, amigo. Como siempre, fue un placer. Una hermosa manera de comenzar un nuevo otoño compartiendo con alguien a quien uno aprecia. Es lo que nos vamos a llevar al otro mundo. Esas pequeñas cosas, esos breves momentos en los que sentimos que estábamos bien, en paz.

Nos encontramos por acá en cualqueir momento, si vos también querés.




2/3/2010 - E pur si muove y una anécdota 
de Colonia
¡Hola, amigo! Tarde pero seguro, ¿no? Aunque el suelo se mueva como si quisiera recordarnos que no somos nada.


Realmente, el planeta éste que compartimos anda algo revolucionado por estos días. Aunque, visto en el conjunto de su historia no son estos sus sacudones más fuertes. ¿Se imagina cómo habrán sidos los tiempos durante la formación de la Cordillera de los Andes, por ejemplo?

Por suerte aún estamos vivos y nos podemos reunir en el cafecito. No todos tienen esa fortuna por estos días. 

¿Sentiste los temblores? Muchos amigos y alumnos me dijeron que aquí en Esquel notaron los cimbronazos, que todo se sacudió un poco. En casa, mi sistema olgalectrónico de alertas funcionó y me despertó con la novedad cada vez. ¿Por tu casa también se notaron?

Las imágenes de Chile, ¿las viste? ¡Qué terrible! ¡Cómo una situación límite desnuda lo mejor y lo peor de los seres humanos! Porque nos muestran los saqueos pero no dudo de que deben suceder hechos heroicos a cada minuto, cuando los vecinos se ayudan entre sí, cuando se recobra una nueva víctima con vida. Pero esto no debe ser noticia y por eso se exhibe lo peor.

¡Hola, mocito! ¿Cómo andás? No, hoy no quiero cafecito. Prefiero un submarino como el del otro día, ése que estaba tan sabroso. Y tres medias lunas para mí... o mejor cuatro, para compartir con mi amigo.

Me voy a dar el gusto por si las moscas, como decía mi tío abuelo Generoso que vivía en la Gran Vía de Madrid. Creo que era Avenida José Antonio 12. Tenía una pensión llamada "Delfina" en el cuarto piso de un edificio.

Ya sé que todo esto mucho no te interesa pero a alquien se lo tengo que contar. ¿O no?

En la página de El Mundo estoy publicando esa novela que te había anticipado. Acabo de colocar el tercer capítulo. Y me sucede algo extraño.

¡Ah!, ¡el submarino!. Sí, ya sé, está recaliente. Esperaremos. Gracias, muchacho.

Amigo, hagamos la lógica: dos medialunas para cada uno. De las argentinas, como ves, no muy grandes. Porque un día pedí tres medialunas en un barcito de Colonia, en Uruguay, y el mozo me miró con ojos extrañados. ¿Las vió? - me preguntó. Cuando les eché un vistazo, resultó que eran enormes y rellenas con queso derretido y creo que algo de fiambre. Allí me sonrojé un poco y corregí: "Una sola, gracias".

Ese día en Colonia fue mágico. Había ido porque eran tiempos en los que organizaba paseos turísticos y pasar el día allí era maravilloso. Íbamos por Alimar, la empresa de alíscafos.

Pero cuando llegué un domingo para preparar el siguiente viaje que haría una semana después, salí a caminar y a conversar con una gente maravillosa que estaba sentada en la puerta de su casa o en la plaza General Flores. Y cuando paré en ese barcito de las medialunas gigantes, pregunté cómo podía conocer algo de la ciudad.

El mozo me señaló un señor que estaba leyendo el diario y tomando su café. "Pregúntele a él. Es el intendente".

Me acerqué con timidez y no tuvo que preguntarle nada porque había oído mi breve charla con el mozo.

"Siéntese, amigo", me invitó.

Una conversación amistosa y luego lo inesperado: "Espere que yo lo llevo en mi automóvil a recorrer la ciudad". Y así fue. El coronel Artigas Miranda Dutra, intendente de Colonia y profesor del Liceo, me mostró palmo a palmo esa ciudad maravillosa. Increíble.

Por supuesto, la excursión del siguiente domingo fue espectacular. No era para menos. Aunque tuve algunos inconvenientes por mi inexperiencia. De eso quizá otro día te cuente.

Bueno, amigo. Debo irme. Es domingo pero vos sabés que es para mí un día de trabajo.

Espero que no tengamos más novedades geológicas ni de otras desagradables. Es preferible que no haya noticias, porque dicen los alemanes "Keine Nachricht, gute Nachricht", y los ingleses "No news, good news."

Cuidate. Y probá estos submarinos de aquí que son espectaculares.

¡Aquí te dejo..., mocito! ¿Armando era tu nombre? ¡El vuelto es para vos!

Hasta el próximo cafecito. ¡Chau!



24/3/2010 - Lloremos juntos, amigo
Hola. ¿Cómo anda, amigo? Triste, por supuesto. Como yo. Hoy es un día de recuerdo de cosas muy penosas. Y tal cual lo expresó Barone anoche, todos tenemos sombras en ese pasado: sombras que otros cernieron sobre nosotros y sombras que, por acción u omisión, ayudamos a cernir sobre otros.
Todavía es temprano para que te dé detalles. Aunque parezca mentira, 34 años no han sido suficientes para reparar las heridas que todo esto produjo en mi corazón. Por ese tiempo, los que para muchos eran "los subversivos" eran "mis chicos, mis alumnos". Entonces no fue algo que vi desde afuera sino algo que viví desde adentro. Y lloré cada muerto y cada desaparecido que iba surgiendo en las tapas de los diarios y los comentarios de los vecinos. De ambos lados, porque en ambos tenía amigos a los que estimaba profundamente.
¡Juan Domingo! ¡Un café doble, por favor! Hoy es un día triste, no solamente para los que en ese extenso lapso de nuestra historia perdieron a sus propios familiares y amigos sino para los que fuimos viendo cómo poco a poco nos entramparon en una lucha interna para defender, sabiendo o sin saberlo, proyectos externos.
Gracias, Juancito. Tomá, cobrate. Y agradecele al patrón por haber abierto el barcito. Así pudimos reunirnos para seguir por la tele un rato de los actos que hoy se realizan.
¿Vos sos creyente? ¿Sí? Entonces elevá una plegaria por todos los que murieron en esa circunstancia atroz que nos fue dado padecer. Y por todos los que sufrieron las consecuencias y fueron perseguidos, amenazados, torturados por solamente expresar su opinión a favor o en contra de algo o de alguien.
Por los que debieron ocultarse, por los que debieron exiliarse. Por todos.
¿Es tiempo de olvidar? Seguramente no podríamos hacerlo, aunque quisiéramos, los que vivimos de cerca esos tiempos. Y tampoco sería bueno. Es una porción de historia que recorrimos y que debe tenerse presente para no repetir errores, para no enfrentarnos por temas que podemos debatir sin agresiones.
Hoy es un día triste, amigo. Lo estamos viviendo quienes tenemos nuestros hijos y nietos cerca, pero también quienes han puesto una flor ante una fotografía o ante una tumba para recordar a quienes ya no están.
Es temprano, todavía. Treinta y pico de años no nos permiten saber si hemos aprendido algo. Y los que somos muy grandes, quizá nunca lo sabremos. Pero lo deseo de todo corazón. Que realmente nunca más se enfrentarán hermanos contra hermanos en este maravilloso país. No porque soporten sino porque no existan motivos para hacerlo.
¿Por qué me mirás así? ¿Creés que soy un soñador quizá pacato y temeroso? ¿Que nunca llegaría a emplear la violencia para luchar contra una injusticia? ¿Que no defendería a mis seres queridos contra la agresión de poderosos? Quizá sí lo haría. Es muy posible. Pero prefiero nunca tener que verificarlo.
Bueno, amigo, vuelvo a casa. A sollozar, seguramente. A enojarme,también. A atravesar este día buscando que mañana siga pudiendo expresarme cada vez con mayor libertad. Esa libertad individual que desde ángulos a veces correctos y otras equivocados defendí. Y a la que consagré mi vida, costara lo que costara.
¡Chau, Juan Domingo! ¡Vos que sos joven y no viviste personalmente nada de esto, averiguá qué pasó, recogé todas las opiniones y formá la tuya propia!
Hasta mañana, amigo. Y acordate: rezá o pensá o sentí algo que haga que este pasado tenebroso sirva para algo más pleno de luz.



 2/4/2010 - Recuerdos de infancia

Hola, amigo. Pasé por el café casi casualmente. En realidad, no sabía si estaría abierto. Como hoy es feriado... Bueno, me alegro de encontrarte. Hace varios días que no salía de casa. Pintando. ¿Cuadros? No, paredes. Esperá que pido algo.


¡Juan Domingo! ¡Buen día, muchacho! Un café doble con crema. Ya comenzaron los fríos por aquí, ¿viste?

¡Te pusiste escarapela! ¿Sabés que yo me olvidé? Porque tenía que haber hecho lo mismo. Bueno, pero no olvidé el motivo. Hoy es el día de los Veteranos y Caídos en la Guerra de Malvinas. Coincidió con el Viernes Santo cristiano. Aunque no veo demasiado espíritu patriótico ni religioso por las calles.

¡Hmmm! Mirá como echa humito el café. Sí, ya sé que no es humito sino vapor de agua pero...

Gracias, pibe.

Disculpame, pero de un tiempo a esta parte me está tocando venir justo los días tristes. Me acuerdo cuando salíamos con mi vieja a recorrer las iglesias de Mar del Plata. Todo estaba vestido de luto, violeta, morado. Pero te juro que era una especie de ceremonia reconfortante. ¿Habrá gente que lo sigue haciendo? Después de que me fui a estudiar a La Plata nunca se me ocurrió repetir ese ritual.

La iglesia que más viene a mi mente siempre es la capilla de mi escuela, el Peralta Ramos. ¡Toda la primaria y toda la secundaria allí! Y con muy buenos recuerdos. Era mi segundo hogar: de lunes a viernes mañana y tarde, medio pupilo toda la primaria, y los sábados también iba. Con el Hermano Bernardo, a embalsamar pajaritos y otros bichos, a acomodar las piedras del museo, a probar motorcitos de aviones de esos de aeromodelismo... Y alguno que otro sábado íbamos a Batán a enseñar catecismo a los chicos, seguido de una merienda, un partidito de fútbol con ellos, o con mi muy amigo y compañero de clase Tito Fosatti darles una función de títeres.

Tuve una infancia muy feliz, cerquita de la playa a la que iba todos los días todo el verano, salvo cuando me anoté un par de años para usar la pileta del Hotel Royal. El profe de natación era el mismo profe de gimnasia que tenía en la escuela. Jorge Alvear, se llamaba. Se hacía el malo pero era un tipo fantástico.

Un día, a Tito Fosatti el padre le regaló una Paperino. ¿Te acordás? Era como un ciclomotor de ahora pero menos. Yo estaba bastante gordito pero Tito era flaco y cabíamos los dos.

El primer día que salimos con la motito fue un show. Subimos en la puerta de la casa de Tito y de allí apuntamos hacia el Náutico. Éramos socios. El Club estaba muy lindo. El presidente era el Escribano Vilas, el papá de Guillermo. El pibe tenía siete u ocho años y ya jugaba al tennis maravillosamente. Les ganaba a todos, incluso a los grandes. Tito y yo éramos medio desastre jugando y, además, Guillermo tenía casi diez años menos que nosotros así que ni lo mirábamos. Estábamos en otra.

Sigo con lo del viaje hasta el Club. Tito no tenía edad para manejar todavía así que debíamos esquivar todo lo que pareciera un policía o un agente de tránsito, a los que en esa época le decíamos "zorros grises". Había un zorro muy especial, amigo de mi viejo, que andaba en una moto enorme y era gordo de cachetes rojos. Inevitablemente le habían puesto el mote de "El chancho colorado". Ése no perdonaba nada. Hasta un par de veces algunos automovilistas le habían tirado el coche encima.

Realmente no podría reproducir el camino que ese día siguió Tito desde su casa hasta el Club. Pasó por lugares que conocíamos pero también por otros arrabales que supongo eran las colinas de Peralta Ramos. Por esos tiempos, todos campos y terrenos vacíos, calles de tierra, barro por todas partes.

Cuando llegamos a la punta de una colina se desbalanceó la motito porque mi peso excesivo sobre la parte trasera hizo que de pronto se levantara la rueda de adelante y quedó como un tobogán. Primero caí yo de espaldas sobre el barro y encima mío cayó Tito. Y las cosas que llevábamos para pasar el día en el Club se esparcieron a nuestro alrededor.

Nos levantamos, nos sacudimos el barro, juntamos todo, subimos a la Paperino y, por supuesto, esa cosa no quería arrancar. Seguramente, visto desde lejos pareceríamos el monumento a Iwo Jima pero sin la bandera, y solamente dos. Estábamos cerca, digamos... veinte cuadras, así que llegamos al Club a pie, con Tito llevando la motito con las dos manos y yo cargando con todos los petates.

Arregló la máquina en el Club y, luego de pasar el día allí regresamos al atardecer orgullosamente motorizados.

¿Te gustaron estos recuerdos de adolescencia? Y vos, ¿de qué te acordas?

Bueno, ya sé que son tonterías que tienen significado solamente para mí. Aunque te vi sonreir cuando te conté lo de la motito. Eso pretendía, porque si te hablaba de la Guerra nos íbamos a poner mal. Y sin embargo no olvidaremos esos meses tan extraños, mezcla de felicidades, dolores, Giacchinos y Galtieris. Ni dejo de pensar en los chicos que estaban allí tirados sobre la turba tratando de ser héroes mientras muchos en el país miraban los partidos del mundial.

Pucha que somos raros, ¿no? Y no aprendemos. Hay un montón de argentinos que se rompen el alma para ayudar a sus vecinos necesitados mientras otros están discutiendo quién va a ir primero y quién segundo en una lista electoral.

¿Viste que te pusiste serio? ¿Viste que a veces hay que contar alguna tontería para no deprimirse? Temas para las pálidas siempre sobran. Basta con echar un vistazo alrededor. Por eso en radio Carve de Montevideo estaban la "buenas noticias de Rausa". ¿Qué era Rausa? Era y debe seguir siendo, supongo, la azucarera del Uruguay. La escuchaba todas las tardes.

Pero ahora tengo que irme. Me faltan unas pinceladas en el techo y liquido el tema de la pintura.

En cualquier momento la seguimos. Porque estos cafecitos ya no son un gusto sino una necesidad. Al menos para mí.

Paso por el mostrador, pago, saludo al patrón y a Juan Domingo... y les deseo Felices Pascuas, no porque ellos sean demasiado creyentes, seguramente, sino porque, como decía una viejita vecina mía cuando repetía una de esas frases remanidas que surgen habitualmente, ¡algo hay que decir!

Chaucito.



10/4/2010 - ¿Me ayudás a preparar un nuevo libro?

¡Hola, amigo! Más de una semana sin encontrarnos. Te extrañaba, ya sabés, y estoy seguro de que vos también sentías que te faltaba algo. Es que la cafeína es adictiva y el afecto también lo es. Uno descubre ésto cuando deja de tenerlo cerca. "Sindrome de abstinencia", dicen los que saben.

Esperá que me pido una chocolatada bien calentita. Ya vuelvo. ¿Te comerías un par de medialunas? ¿Dulces o saladas? Ya te las traigo, personalmente. Puse un servicio de delivery. Es gratuito y solamente para los amigos. Porque me gusta ver tu rostro iluminarse cuando las delicias que hacen aquí se ponen a tiro de tus ojos. Enseguida regreso.


Aquí están. ¿Ves? Se te encendió la mirada. Es que son una barbaridad. "Para golosos", diría mi viejo.

¿Estás leyendo el cuento para niños que publico estos días? ¿Y se lo estás leyendo a algún niño o con algún niño? Porque lo escribí para eso.

Recuerdo que cuando lo terminé lo sometí a un "read test" por una docena de especialistas. Eran doce chicos que tenían entre tres y 10 años y que se sentaron conmigo formando una ronda. Yo iba leyendo el cuento y los observaba. Salió triunfante de la prueba. Y al final me bombardearon con preguntas de todo tipo. No te pierdas la experiencia. Leéselo a un niño y notá sus reacciones. Son mejores que el cuento, te aseguro.

Ahora tengo dos novelas "en preparación", es decir, dando vueltas dentro de mi sistema nervioso central y buscando establecer las asociaciones esas que explico en las técnicas de estudio.

Una es por pedido, que ya te voy a contar otro día quién, cómo, dónde y cuándo me la exigió escribir, y la otra tiene que ver con mi experiencia límite del año pasado, cuando parece que me morí o algo parecido.

Para esto necesito tu ayuda. Esperá que ahí viene Juan Domingo con la chocolatada. Mirá cómo echa humito. Vapor, ya sé. ¿Vapor de leche o vapor de leche chocolatada? Por supuesto, simple y prosaico vapor de agua. Pero dejá que imagine algo más atractivo.

Gracias, Juan Domingo. ¿Cómo andás? Poné por acá porque voy a usar un sector de la mesa para tomar unos apuntes. Sí, por acá.

Mirá. Imaginate que esas columnas espiraladas de vapor que surgen del seno del líquido son de leche chocolatada. ¿No las notás algo amarronadas? Es el chocolate que molécula a molécula se apoya en sí mismo para buscar alcanzar un imposible cielo.

No, no tomé nada con alcohol antes de venir. Soy así de nacimiento. Y eso me permitió siempre ver la vida con ese toque que muchos como vos y yo podemos darle para hacerla más bella de lo que realmente es. ¿De qué me sirve ser "realista" y ver solamente vapor de agua que se desprende de un simple vaso de leche chocolatada? No me gusta que me mientan, pero si me engaño un poco a mí mismo y eso me hace sentir mejor, ¿qué problema hay? Sé cuál es la verdad, por eso no me daña este jueguito inocente.

Bueno, volviendo al tema de la novela... ¿Tenés unos minutos? Esperá que saco la libretita que me regaló mi suegra hace varios años y donde anoto cosas que me servirán en el futuro. Es ésta, ¿ves?

Porque ya te conté hace un tiempo cómo pasé del otro lado y qué vi cuando crucé la cortinita al final del negro túnel. Pero me pasaron muchas cosas más que te voy a ir relatando para tomar nota y no olvidarlas cuando trate de juntar todo en una novela.

Un punto para tener en cuenta fue que, en mi sueño o lo que fuera, veía las enfermeras de chaqueta verde, que quizá era un ambo, cada una con su rostro pero todas peinadas con un corte muy parecido que después averigüé que se llama "carré". Y todas con su cabello teñido con algún tono rubio de Koleston. No había muchas variantes. Por eso recuerdo que le dije a más de una, no sé si mientras estaba del otro lado o de éste, o en ambos casos, que se las podía clasificar por número ya que esa tintura tiene un código. Y Olga también tenía un corte parecido y su correspondiente tintura rubia.

Había también una que se había disfrazado de enfermera y quería acercarse a mí pero yo pedía a las verdaderas enfermeras que la sacaran de allí porque me hacía mal verla. Quizá algún día te cuente más sobre ella pero todavía no es momento.

Esperá que anoto eso de las enfermeras todas con peinados iguales. Tal vez sea un dato importante.

No, no te estoy usando de sicólogo personal. Te uso, sí, pero como una especie de secretario. Sos mi María Kodama aunque yo no sea Borges. En realidad, cada vez me parezco más a Borges. No por la calidad de lo que escribo sino porque cada día veo menos. Algo es algo.

Haceme acordar que te cuente y tome nota de los "quince hombres van en el cofre del muerto, ay, ay, ay, la botella de ron" y la casa muy antigua que había, en mi imaginación quizá, situada en la esquina de Fontana y Rivadavia, aquí en Esquel. Ahora allí hay un kiosco pero eso en la que llaman realidad.

¿Por qué no podría ser que realmente esté allí esa antigua casona medio derruida con un carro playo en su puerta donde estaba de pie una chica hermosa vestida de princesa para participar de un desfile por el centro de la ciudad? ¿Por qué no podría ser que el kiosco sea algo que soñamos está allí para ocultar la realidad de la casona, el carro, la chica hermosa, los hombres barbudos y malentrazados, el ataúd, la música...?

En fin, que cuando se me desalinean los patitos se desordenan con todo. Y ya que no sé si me volveré a morir o lo que haya sido y pueda retornar para contarlo, hay que hacer las cosas tipo superproducción de Hollywood, porque así fue como lo viví, o lo morí, o como quieras llamarlo.

Bueno, me voy. Ya pagué cuando pedí las cosas en el mostrador, y lo tuyo también. Con algo tengo que compensar a mi secretario. No sea que después vayas a denunciarme a Argentores por explotador.

Nos vemos en cualquier momento.

¿Qué querés? ¿Que te cuente alguna otra cosas de mi experiencia? Ya sé. Querés reunir información para escribir vos un libro sobre mis locuras. No te molestes. Nadie te lo va a creer.


Chaucito. Hasta la próxima sesión, Doctora Kodama. 


18/4/2010 - Día lloviznoso pero igual
 me hago presente
Hola, amigo. Esperá que dejo por aquí el piloto y las galochas para no enchastrar el lugar. Te maté, ¿no? Porque pilotos y galochas no solamente no se usan más sino que hasta los jóvenes ni saben qué cosas eran. Averiguá por ahí, preguntando a tus viejos o mejor a tus abuelos.


Semana trágica nos resultó ésta, al menos para nosotros. No solamente se quemó la fuente de la PC y todavía no resolvimos el tema del todo sino que se sumaron inconvenientes graves con el asunto de los recursos. Mis libros vendidos a través de Lulu.com me dejan algunos dinerillos que la empresa deposita en Pay Pal, pero que ahora no hay forma de sacar de allí si no es con una cuenta bancaria en EEUU. Antes existía una intermediaria que nos permitía extraerlos a través del Banco Frances pero se cortó de golpe y dejó seguramente a miles de latinoamericanos "colgados" - miles más dos porque nosotros también la ligamos. ¿Vos usás Pay Pal? ¿Algunos de tus amigos? Tené cuidado porque te pueden dejar temblequeando como a nosotros. Justo con la rotura de la PC. Como decían nuestros abuelos, "las desgracias nunca vienen solas".

Estoy con la novela que te dije. Sí, esa de la chica que descubre que es hija de un extraterrestre y una terrestre. ¿Te gusta la idea? Después vendrá la de mi paso al más allá pero estos temas cotidianos me sacaron de ambiente y no puedo escribir tranquilo.

A propósito, y esperá que saque el cuaderno para tomar nota... ¿te comento otros eventos de mi viaje al más allá? ¿Qué? ¿Si no voy a tomar nada? Es que no quiero gastar... ¿Invitás vos? Entonces, un cafecito, para cortar esto que mi cuñado diría "¡qué malaria!". Acepto.

¡Juan Domingo! ¡Un cafecito!

Bueno, te cuento. Otra de las muchas cosas que me pasó tiene que ver con el Director de la Clínica. ¿Qué Clínica? Ya sé, yo estaba internado - y lo estuve todo el tiempo - en el Hospital de Esquel. Una maravilla todos allí. No tengo más que alabanzas para médicos, enfermeros, mucamas, para todos. Me salvaron la vida o ayudaron a que el de arriba me salvara. Pero yo entré al hospital un día, me hicieron acostar en una camilla, una sabia anestesista me inyectó y luego me habló hasta que me dormí y allí se bajó la persiana. Durante varios días, los últimos con idas y venidas de la conciencia, no supe más nada de lo exterior.

Entonces apareció la Clínica. El lugar era casi de lujo y quedaba, vos que vivís aquí lo podés ubicar, más o menos en Sarmiento y San Martín, a veces, y otras en un lugar menos céntrico. Casi al final me trasladaron, en mi sueño, a una habitación independiente que quedaba frente al arroyo cerca de la Alvear.

Donde yo estaba no era una dependencia del Hospital sino de esa Clínica privada propiedad de un médico llamado Richardson que era muy rico. Frente a la clínica tenía un gran hotel con entrada imperial y un parque muy hermoso rodeándolo. Tan seguro estaba de todo esto que, cuando recobraba la conciencia un rato y podía hablar con personal del Hospital les preguntaba acerca de él. Todos me decían que el único director que conocían era el del Hospital Esquel y yo me enojaba y los retaba porque no sabían para quién realmente trabajaban.

El Dr. Richardson era un tipo muy duro y serio en el trato, especialmente para con dos hijos que tenía, un varón de unos 18 años y una chica que no vi pero que decían que tenía unos 15. Además trabajaba en la clínica la suegra del doctor, una señora mayor que estaba totalmente sometida a él pero creo que porque ella quería.

Esperá. Por aquí, Juan Domingo. Gracias. Mientras tomo el café anoto un par de cosas.

Ya está. No recuerdo cómo se llamaba la mujer. Ahora me sale algo así como "Eugenia". Ella vestía siempre de guardapolvo entre gris y verde, y estaba en todos los temas de la Clínica.

Creo que de este lugar hasta el hospital había como un túnel que nunca recorrí pero que sabía que existía.

Aguantame que anoto para contarte otro día el tema de los shows que todas las mañanas, domingos incluidos, el Dr. organizaba con ayuda de Eugenia en la entrada del hotel. Allí montaba una escenografía donde repasaba las historias clínicas de los pacientes del día anterior y analizaba en voz alta cada caso, qué medidas había tomado y si debía hacerles alguna corrección. Era espectacular todo esto, porque se juntaba cantidad de gente para verlo y algunas radios para transmitirlo. Lo recuerdo con muchísimos detalles.

Desde la ventana de mi habitación en la Clínica yo veía todo lo que ocurría en esos shows y una vez me escapé y me senté sobre la verja de madera que rodeaba al hotel para tratar de hablar con el Director.

Y anoto también para no olvidar hablarte del hijo, que Richardson quería que fuera médico como él pero el chico quería correr carreras de automóviles. ¡Ah! Y del día en que fuimos al taller donde preparaban la moto del hijo, y donde por supuesto estaba también Eugenia, su abuela, manteniendo todo lo más limpio posible. Y de los telescopios que podías usar para mirar el cielo y que también los había hecho colocar el doctor.

¿Qué decís? ¿Exagerado? No, todo lo contrario. Me quedo corto porque cada cosa tenía montones de detalles que no te cuento. Por ejemplo, después me enteré de que Richardson era nieto de inmigrantes que habían llegado a la Comarca para dedicarse a las naranjas y a las ovejas, que eran muy humildes y trabajadores, probablemente irlandeses, y hasta yo había conseguido una foto muy antigua de ellos en su chacra para convencer a Richardson, que tenía el dato de que había cambiado él o su padre el apellido anterior que era Robertson, de que no debía obligar a su hijo a ser médico porque tenía que poder elegir libremente su destino. Porque si sus abuelos y padres hubieran hecho lo mismo, él no sería médico sino agricultor o algo así.

Te aseguro que no me va a costar nada escribir esta historia porque es como si hubiera visto antes la película. ¿Te estás embrollando un poco entre lo que llaman "la realidad" y esto que viví? Yo también, por supuesto. Porque todo se hizo una melange o mezcolanza.

Bueno, gracias por el cafecito. Volveré a la cotidiana realidad para intentar resolver alguna cosa aunque sea domingo. ¿Será por eso que no quería regresar cuando estaba "del otro lado"? Me contaron algunas amigas que ellas también pasaron por experiencias parecidas, cada una con sus variantes. Ya hace más de un año que vengo usando el "bonus track". Valoro más cada cosa que me ocurre pero tiene sus pros y sus contras.

Me pongo el piloto y las galochas... en realidad lo único que traje es una campera relativamente impermeable... y salgo a enfrentar la lluvia, que ahora está pegando más fuerte. ¿No oís el chapoteo que hacen los neumáticos de los autos que pasan por la puerta del bar?

¡Chau, gente! ¡Nos encontramos en cualquier momento!

¡Chau, amigo! Y gracias por el cafecito...


21/04/2010 - ¿Te acuerdas... hace justo dos años?

¡Hola, amigo! Aquí vengo con un poco de frío pero impregnado de las imágenes reales de las primeras nevadas en los picos más altos que nos rodean. ¡Es una belleza!

¿Si quiero café? Quiero, y ya lo voy a pedir. Pero por suerte no necesito que me invites. Poco a poco los problemas se van solucionando. Esperame un momento.

Ya está. Ahora Juan Domingo me lo trae.

Cambié de idea. Iba a seguir con la novela pero después de ver el marco natural que nos rodea todo me lleva a recordar que hoy hace justo dos años que llegamos a Esquel. Todo fue muy difícil pero cada día más Olga y yo sentimos que tomamos la decisión correcta cuando decidimos, contra todas las opiniones, venir a vivir lo que nos quede en este lugar del mundo.

Aqui viene Juancito. ¿Cómo andás, muchacho? Dejá el cafecito por aquí. Gracias.

¿Nos acercamos a la vidriera? ¿Ves? Las mejores cosas de la vida son gratis. Es que no habría dinero suficiente para comprar un paisaje así con esas nubes densamente grises arremolinadas sobre los picos nevados. Fijate allá, en La Hoya. Ya muchos de mis alumnos están pensando más en el esquí que en la escuela.

Volvamos a la mesa porque el café se me enfría.

Es así. No podríamos comprar una maravilla como ésa, como no podemos comprar la sonrisa de un niño ni una caricia de amor sincera.

Ya me estoy yendo, nomás - como decía alguien en una antigua telenovela. Pero antes te dejo otro de mis recuerdos para la futura novela. Es que vos tenés mejor memoria que yo. No traje el cuadernito pero recordámelo la próxima.

En el hotel que de dije, el que quedaba frente al lugar donde estaba yo internado, ... Sí, ése donde el médico hacía sus shows matinales, encontré en algún momento al tipo hablando con otro hombre delgado con acento gallego. Resultó ser, según me enteré de alguna forma, el dueño de un hotel llamado "Esquel" que quedaba en la vereda opuesta. Era un edificio de cuatro o cinco pisos con un cartel grande en su frente.

Como siempre, yo buscaba sponsors para nuestros blogs y entonces traté de llamar su atención para que trabara conversación conmigo. Fue muy gracioso. Me puse a canturrear canciones gallegas que aprendí de mis abuelos. Sí. Ondiñas veñen... y alguna otra. Para que se aproximara, por supuesto.

Después de cantar como una docena, o en realidad las mismas varias veces, ví de reojo que estrechaba la mano del médico y venía en mi dirección.

Me preparé para el encuentro pero el tipo solamente me toco el hombro, me dijo algo así como "Muito bonito" y luego cruzó el hall y salió por la puerta hacia la calle.

Nunca más lo vi y ni siquiera sé si algún gallego es realmente dueño de un hotel en Esquel o de alguna cabaña o de algo. Pero me sentí tan desilusionado cuando fracasó mi intento de contacto que hasta sentí enojo por el pobre hombre que, en todo caso, no había hecho nada malo.

¿Qué te reís? ¿Pensabas que cuando uno se muere o algo así solamente pasan cosas terribles o cosas espectaculares? Pasa de todo. Y tengo otras peores para contarte. Ya vas a ver.

Bueno, ahora sí me voy. Paso a pagar el café y me voy corriendo hasta el Correo.

Nos encontramos en cualquier momento.

Chaucito.


2/5/2010 - ¿Somos solidarios o sólo algunos lo son?

¡Hola! ¿Cómo andás? ¡Feliz día del trabajador! Por ayer, ¿viste? porque hace una semana que no ando por el bar. Esperá que me pido un cafecito y vuelvo. Mientras hago el trámite te dejo la pregunta: ¿vos creés que los argentinos somos solidarios o solamente unos pocos lo son? ¡Ya vuelvo!


¡Acá llegué! Mientras Juan Domingo me lo alcanza... ¿pensaste en lo que te pregunté? Te veo con cara de espanto. ¿Es por la pregunta o por la respuesta a la que llegaste? Porque generalmente de la acción de unos pocos se sacan conclusiones que involucran a muchos. Como la publicidad del bicentenario, ésa que pasan por la tele durante los partidos. Muestra a Borges y dice que somos geniales, por ejemplo. Genial sería Borges, como unos cuantos más. Pero el resto no somos ni una pizca de esos geniales. Y este no es un país genial, como Grecia no era la cuna del conocimiento humano porque tuviera una docena de filósofos y otra docena de escultores. Era Sócrates, por ejemplo, no todos los griegos. Murieron los geniales y hoy no me podrías nombrar un sólo filósofo griego actual que se destaca demasiado.

Dejalo aquí, Juan Domingo. Gracias. Esperá que le pongo el azuquitar, revuelvo y te sigo haciendo sufrir.

Con lo de la solidaridad pasa lo mismo. El otro día un tipo estuvo tirado en la calle durante muchos minutos sin que nadie se acercara para ver qué le pasaba. ¿La gente tiene miedo? ¡Por supuesto!, pero podrían haberse juntado dos o tres para ocuparse de él. Y hay demasiada gente durmiendo en la calle sin que sus semejantes hagan algo por ellos. ¿Las autoridades? ¿Los políticos? ¿Por qué esperamos que lo hagan ellos? Seguramente no se sienten "prójimos" de nadie y por eso no los afecta.

¡Ay! ¡Todavía está caliente! Entonces, sigo.

Hay una campaña en la que estamos participando. "Un litro de leche por mes". ¡Ah, ya la viste! Me había olvidado que estás en el face. Entonces viste que el 98% de los que comparten el face con vos se ponen en movimiento para apoyar a alguien que hizo un grupo de los que les gustan los sandwiches de salame y queso, pero son muy pocos los que se ocupan de poner el hombro a los que se ocupan de temas solidarios. ¿Cuándo viste un político allí apoyando, por ejemplo, la búsqueda de algún niño perdido? ¿O reuniendo ciudadanos comunes como lo son los de la campaña de la leche para llevar soluciones concretas inmediatas a niños que viven a la vuelta de su casa y sin ponerle un sello que diga "vote a tal" o "fulano conducción"?

Por supuesto, el impacto que por ahora podrá tener una campaña así será mínimo, pero si vos fueras de un hogar carenciado y no pudiste ponerle nada en la mesa a tus hijos, una taza de leche calentita esta noche marcará una diferencia. ¿Qué le darás mañana? No lo sé. Pero si hoy se alimentan, mañana asusta menos.

¿Qué respuesta hubo? Hasta ahora, excelente. Ya hubo varias distribuciones en plazas de Buenos Aires, del conurbano bonaerense, y también se están moviendo los de La Plata, de Ensenada, de Salta, y, por supuesto, de Esquel. Porque no hace falta que todos los esquelenses seamos solidarios. Con una docena alcanza para hacer algo. Tampoco está nunca todo Esquel en las marchas del No a la mina, aunque después los que no van también se ufanan diciendo "nosotros logramos". Pero siempre es así.

Como Sócrates y los atenienses. Por eso es tan importante cada uno que se suma. Fijate el lío que armó Jesús hace 2000 años con una docena que lo seguían. Todavía sigue siendo tema principal de conversación en el mundo. De los que no lo seguían no recordamos a casi ninguno. Por algo será.

Bueno, tengo que seguir trabajando. En un par de horas van a estar en la plaza Moreno de Ensenada, ahí cerca de la cancha de Defensores de Cambaceres, las chicas y muchachos que recibirán las donaciones que sus vecinos le acerquen. Ya tienen 25 litros de gente que no podrá asistir pero se las alcanzó a sus casas. Es en esa plaza, la del Robot, la de los juegos y la pista de roller. Y estamos apoyando desde 2.000 Km porque ellos nos van a apoyar cuando lo hagamos dentro de unos días en Esquel. Es así, hoy por tí, mañana por mí, todos los días por todos. "El hombre contra el hambre", llaman a la campaña los chicos de Salta.

¿Hay una plaza en tu barrio? ¿Por qué no organizás una campaña igual o parecida? Lo que sea, pero ¡hacé algo!. Mientras te quejás ocupá tus manos ayudando. ¿Qué se necesita? Una plaza y ganas de poner el hombre. No tenés que anotarte en ningún lugar y nadie te respalda más que tus vecinos que pueden confiar en vos. También lo podés hacer en alguna escuela, en una sociedad de fomento, donde quieras. Porque ya venía haciendo estas cosas mucha gente (la verdad, como te dije, no tanta, porque si todos hubiésemos hecho nuestra parte ya no habría carenciados en Esquel), repito, gente lo hace desde muchos años atrás pero luchando contra el poco apoyo oficial, según dicen, el poco apoyo de las empresas y comercios, según dicen, el poco apoyo de una mayoría de vecinos. No es el momento de analizar por qué ellos tienen dificultades. Es el momento de ayudar a resolverles unas cuantas. Por ejemplo con esto de la leche o con lo que se te ocurra.

Me voy. Son las 13 en punto y a las 15 horas tengo que estar en Ensenada. ¿2.000 kilómetros? ¿Qué son para la tecnología si viajamos a la velocidad de la luz?

Chau, amigo, y pensalo. Por ahí vos, desde tu lugar, podés hacer algo, o intentarlo, al menos.

¡Juan Domingo! ¿Te cobrás?

¡Hasta la próxima!


25/5/2010 - ¿Qué ocurrió con el bar?

¡Hola, amigo! ¡Tanto tiempo! Es que vine varias veces hasta el bar y vi que estaban haciendo refacciones. ¿Vio? ¿Todavía no dejan entrar? Pusieron esa tapia enorme que ni deja ver qué pasa detrás. ¿Faltará mucho?


¡Juan Domingo! ¿Qué hacés vestido así? De mozo... ¿a albañil? ¿Viste que es útil saber de todo? Mi viejo me decía: "Vos aprendé a hacer cosas y nunca te va a faltar para la comida. Preguntás en cualquier casa ¿qué hay para arreglar? y en casi todas las casas siempre hay algo y así zafás para la diaria."

En mi pueblo anterior había un personaje muy particular que, ¡qué se yo!, creo que era pintor pero de esos que hacía las figuras que decoraban los camiones. Las filigranas y eso. Era bueno. Recuerdo una imagen de Gardel en las puertas de uno de esos vehículos.

Bueno, ese tipo, que recuerdo muy bien el nombre pero me lo reservo, tenía una particularidad extraordinaria. De vez en cuando, de los 60 para acá, en el municipio había algún problema y había que elegir de apuro un intendente provisional. En el Palacio Municipal todos iban y venían nerviosos y como desorientados, decía este hombre. Entonces, ¿qué hacía?

Iba y se paraba en la puerta del Municipio - vivía muy cerca de allí - y se quedaba parado junto a la entrada sin hacer ni decir nada.

Una vez me acerqué y le pregunté en qué andaba. "Mirá pibe", me dijo, "andan todos como locos buscando un nuevo intendente. Entonces yo me paro acá, tranquilo, y espero. Capaz que de pronto me encuentran aquí parado y a alguno se le ocurre que yo puedo serl el tipo que buscan. Me preguntan, les digo que sí, y de golpe, yo intendente".

No me digás que no era un razonamiento maravilloso.

¿Qué? Esperá. Dice Juan Domingo que, por ser nosotros, nos puede mostrar cómo quedó la reforma. Dice que nos vamos a caer de espaldas. ¡No! No es el juez Galeano, es Juan Domingo, el mozo. ¿Vamos?

¡Cuidado! No te vayas a enganchar la ropa con los clavos del tapial este.

¡Mirá! ¡No hay más paredes que limiten! Ahora el bar llega a todos lados... ¡Impresionante! ¿Quién lo diseñó, Montero Potter? Porque esto es mágico.

¿Qué hay para aquel lado? Se pierde la vista allá al fondo y... ¡hasta se ve como un horizonte! ¿Aquello no es el Estadio Centenario? Fijate... No, no el de Sarandí... el de Montevideo. Y ahí está la cruz que pusieron cuando estuvo el Papa Juan Pablo... Pero más allá hay mucho más... ¡El Cristo Corcovado! Es un horizonte tramposo porque muestra la Tierra plana... Y seguro que sigue para el norte...

Eso al costadito es Asunción, y más a la izquierda todo Bolivia... y más allá... ¡Qué cosa de locos!

¿Y para aquél lado? ¿Una fuente? ¡No! ¡Es el Atlántico! Entonces fijándonos con cuidado veremos África, Europa, ¡y quién sabe qué más!

¡Con las otras paredes pasa lo mismo! ¡Es el sueño de los próceres, loco! Un lugar donde nos podemos reunir amigos de todo el mundo. ¿Facebook? ¡No! Aquí nos vemos, nos abrazamos y hasta nos podemos pelear si se nos cruzan los pajaritos. Como amigos, por supuesto.

¿Y todo esto acá mismo, en el barrio? Entonces va a haber mesas larguísimas, con cientos o miles de parroquianos... ¿Viste, Juan Domingo? ¡Tu patrón era un entrepreneur de ésos! ¡Un emprendedor! ¡Ahora va a agarrar la guita a paladas! ¡Va a tener clientes de todo el mundo!

A propósito, ¿quién va a atender todo esto? Porque con un mozo solo como antes... ¡Ah! ¡Tomó varios para cada país! ¿Y vos? ¿Te aumentó? ¿Qué? ¿Dice que hay que esperar las paritarias? ¿Barrionuevo? ¡Andá! Acá rige otros convenio, exclusivo. Así que no se haga el tonto porque lo vamos a estar controlando...

Entonces, ¿cuándo se reinaugura? ¿En cualquier momento? Ahora vamos a poder reunirnos con gente de todo el mundo. ¿Te gusta esto, amigo? ¿Sí? Pero vamos a tener que mejorar el lenguaje, ¿no?

¡Ja! Juan Domingo opina que no, que tenemos que seguir hablando como nos sale y que los demás hagan el gasto para comprendernos. Como nos pasa cuando nos hablan algunos en otros lectos y nos miran como si tuviéramos la obligación de entenderlos.

Tenés razón. Acá somos locales. Es hora de que dejemos de preocuparnos por cómo nos ven o qué piensan de nosotros para ocuparnos de cómo los vemos o qué pensamos de ellos. Ahora somos "bicentenarios" y eso no nos hace mejores que los demás pero no estamos por debajo de nadie, ¿no?

¡Qué bárbaro quedó esto! Ni en mis sueños más trastornados... te juro. El barcito del barrio, ¡ahora internacional!

A ver... esperá. Las ventanas del frente quedaron casi como estaban. ¿Qué se ve? ¡Corré las cortinas! ¡Ah! ¡Qué tranqulidad! Fijate, las montañas de siempre. Porque uno puede abrir la mirada al mundo, y hablar con gentes de todas labias, pero no tiene que soltarse del lugarcito del planeta en el que vive.

Y yo, ¿qué querés que te diga? Aquí estoy bien. Es el lugar que elegí como más hermoso del mundo.

¿Qué nombre le puso al nuevo bar? Esquel. "Abrojo". Como la ciudad.

Es que se te pega, ¿viste?

En cualquier momento volvemos a encontrarnos aquí. Va a ser una experiencia alucinante. Porque nuevos y viejos amigos compartirán el cafecito y los pensamientos.

¡Nos vemos, amigos! Y vos, Juan Domingo, ¡reclamá tus derechos! No hagas caso si el patrón dice que ahora que el bar es internacional lo afecta la crisis de los mercados. Porque cuando le iba bien no te preguntaba si necesitabas algo más. ¿O no?

Chau. Nos encontramos aquí. Dejame que echo un vistazo antes de irme. ¡Increíble!

Daniel Aníbal Galatro

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