¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?

Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.

El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.

Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?

Utiliza este servicio

Seguidores

Un olvido (cuento) Por: Raquel Marrodan

Desde pequeña siempre fui muy ordenada y prolija. No dejaba nada librado al azar. Según me decían las personas que me conocían, era una niña muy aplicada y obediente. Ya de adulta, comenzaron a llamarme estructurada, apelativo que molestaba bastante.

Con el correr de los años, no me podía sacar la costumbre de anotar todo en mi agenda para no tener olvidos inoportunos

Sin embargo, hace un año, luego de salir de mi trabajo, cuando ya había caminado varias cuadras, noté que me había olvidado las llaves de mi casa en la oficina.

Con fastidio decidí regresar a buscarlas. Me daba un poco de temor porque el edificio donde funcionaba la Importadora, quedaba desierto después de las veinte horas.

Abrí la puerta, me dirigí hacia mi escritorio y tomé las llaves.

Cuando estaba por irme, sentí voces en el despacho del fondo.

Con cautela me dirigí hacia allí intentando que no notaran mi presencia; sabia que la mullida alfombra me ayudaría.

Al llegar a la puerta, pegué mi oreja a la misma. Las voces que escuchaba me eran muy conocidas: el gerente y el contador.

Tramaban algo turbio. La empresa sería la pantalla que ocultaría su plan.

En ese instante no supe que hacer; si volver por donde habia llegado, o seguier escuchando. Opté por lo segundo. Mi conducta no toleraba lo que pensaban hacer.

Era un negociado paralelo que les daría quienientos mil dólares de ganancia a cada uno.

Sus contactos en Colombia habían colocado dentro de las bolsas de café en grano, un cargamento de brillantes por un valor de cincuenta millones de dólares. Luego, serían embarcadas en el puerto de Buenos Aires con destino a Estados Unidos. Nadie sospecharía, ni siquiera el dueño de la Importadora, ya que él mismo habia cerrado ambas operaciones, sin pensar que un hombre intachable como él, involuntariamente sería cómplice.

Salí presurosa del lugar. Cuando llegué a mi hogar, no podía pensar en otra cosa más que en lo que había escuchado. ¿Los debía denunciar ante mi jefe? Creí que sería un riesgo, porque no tendrían miramientos en eliminarme si destruia su negocio.

Por la documentación que obraba en mi poder, sabía que el barco proveniente de Colombia con las bolsas de "café especial", llegaba en dos días, y que en tres más, salían para Estados Unidos nuevamente.

El procedimiento que se hacía en todos los casos de importación y exportación simultánea, era el de rotular cada bulto con los datos de nuestra empresa, procedencia y destino. Previamente se pasaba por control de calidad de embalaje, para comprobar que no estuvieran dañados, rotos o mojados.

Generalmente el control de calidad lo realizaba el señor Peralta, pero estaba de vacaciones.

Por fin, después de mucho pensar en el tema, me dormí.

A la mañana siguiente, llegué al trabajo a las nueve, como todos los días.

Me crucé por los pasillos con el gerente y luego con el contador, que me saludaron amablemente. ¡Si supieran!

A la media hora, el gerente me llamó a su despacho. Les juro por Dios que temblaba de pies a cabeza. ¿Y si me habían descubierto? ¡Quién me manda a olvidarme las llaves!

Tragué saliva y entré a la oficina.

- Siéntese señorita Silvina - me dijo el señor Baigorria amablemente.


Así lo hice, pero realmente no me podía mantener quieta en la silla

- ¿Le pasa algo? - me preguntó entre intrigado y risueño

- Noooo, señor Baigorria. Debe ser el calor -

- Bueno. La llamé para proponerle un trabajo, considerando que es usted una empleada muy eficiente, y que el mes entrante sale de vacaciones. Seguramente un dinero extra no le va a venir mal.

- Po-po-por supuesto - dije tartamudeando

- Usted estará al tanto del importante embarque de café de Colombia que llegará en dos días a nuestras bodegas; como sabrá también que el mismo café se enviará a Norte America unos días después. Es un negocio en el que no nos podemos dar el lujo de fallar. Por eso el contador Ramírez y yo, pensamos que usted es la persona ideal para supervisar la operación. Como nuestro hombre de confianza, el señor Peralta está de vacaciones, será usted quien tome su lugar. Por tres días de trabajo le pagaremos mil quinientos pesos. ¿Acepta? - remató confiado.

- ¿Lo puedo pensar?

-¡¿Tiene usted que pensar semejante ofrecimiento?! Recuerde que pasado mañana ya estará la mercadería en las barracas, así que mucho tiempo no le queda para responder.

- Tiene razon, a-a-acepto -respondí volviendo a tartamudear.

¡Qué hice, qué hice!, me repetía a mi misma, una y otra vez. ¡Ya soy parte de la banda!. Bueno, mil quinientos pesos me vendrán muy bien.

¡¿Pero porqué tan poco, cuando ellos se llevan una pila de billetes?! -me dije indignada

Al terminar la jornada, ya en mi casa, traté de idear un plan para conseguir por las mías, más dinero del que me habían ofrecido. ¡Al diablo con los escrúpulos!


A los dos días ya estaba instalada en las barracas de la empresa. No debía dar un paso en falso.

Los operarios que me ayudarían en el trabajo, eran también empleados de la Importadora. Pedro y Ramón eran muy buenas personas, y sobre todo muy confiables. Además me tenían aprecio porque siempre los había tratado bien.

Durante las primeras horas de labor, Baigorria y Ramírez me llamaron insistentemente para saber como iba todo. Me comentaron que el día anterior al embarque de café, ellos viajarían a Estados Unidos para vigilar desde allí, el arribo de la mercadería.

Una corazonada me decía que no regresarían más a la Argentina.

Me comentaron que alrededor de las quince y treinta horas, pasarían por el depósito para abonarme lo convenido.

Al llegar a la barraca, luego de pagarme, estuvieron controlando cada una de las bolsas. Se marcharon a las diecisiete, no sin antes felicitarme por mi buen desempeño.

-Pedro, Ramón, pueden irse. Mañana los necesito temprano para seguir. Yo me quedaré un rato más, ordenando los remitos.

- ¡Gracias patrona! -contestaron ambos.

- Ahhh, tomen veinte pesos para unas cervezas

- Muchísimas gracias - dijeron y se marcharon.

Estuve recorriendo el depósito. Sabía que en la sala posterior, había siempre mercadería que no se despachaba por presentar inconvenientes.

Efectivamente. Al entrar observé con alegría que habia cinco bolsas de café de las mismas características que las que teníamos que enviar ahora. Era mi oportunidad.

Con gran esfuerzo, las retiré del lugar, arrastrándolas hacia donde estaban las otras. Intercambié los rótulos con las ya revisadas, volví a dejar todo en su lugar y......¡aquí no ha pasado nada!!. Ahora habría que continuar al día siguiente con el trabajo. Antes de irme, mojé las bolsas de cambio para que a nadie se le ocurriera despacharlas.

Me marché hacia mi departamento pensando como iba a hacer para retirar los otros bultos que estaban en el fondo, sin levantar sospechas.

Por la mañana, Pedro ,Ramón y yo continuamos con la tarea hasta terminar.

Al día siguiente a primera hora y luego de que la mercadería zarpara, fui a mi oficina y hablé con el dueño de la importadora. Le dije que necesitaba contarle algo muy delicado en un lugar tranquilo y que le pedía absoluta reserva. Éste accedió.

Fuímos hasta su casa y una vez allí, le relaté todo lo que sabía.

- ¿Pero porqué no me lo dijo usted antes?

- Era muy peligroso, señor. Estaba en juego su imágen y mi integridad física. Si ellos sospechaban que sabía todo, me hubieran matado. Creo que deberíamos denunciarlos en la Embajada de E.E.U.U. en Argentina. Ellos sabrán que hacer.

En primer lugar, solicitamos que se preserve nuestra identidad. Al tener los datos precisos, Interpol pudo actuar inmediatamente. Fueron todos detenidos, incluyendo Baigorria y Ramírez.

Al día siguiente fue titular en todos los diarios capitalinos, el multimillonario contrabando de brillantes que fue desbaratado a través de la Embajada Norteamericana en Argentina. En la foto aparecida, estaban Baigorria y Ramírez en el momento en que eran detenidos por agentes del F.B.I-

La importadora quedo exenta de toda culpabilidad.

Cuarenta y ocho horas después, el señor Alvarez me citó en su despacho para hacerme una propuesta laboral.

-Señorita Silvina, tengo que agradecerle lo que hizo usted por la empresa que fundó mi padre. Realmente me ha demostrado que puedo confiar totalmente en usted; así que he decido nombrarla gerente. ¿Acepta?

- No se que decirle, señor Alvarez. No se si merezco el puesto.

- No sea modesta. No creo que existan muchas personas como usted, que habiendo podido sacar

provecho de la situación, decidió no hacerlo.

-Muchas gracias. ¿Cuándo comienzo con mi nueva tarea?

-Si quiere, ya mismo.

- Ahhh, me olvidaba, señor Alvarez. Tengo que pedirle un favor.

-Usted dirá

- Cuando estuve trabajando en la barraca, vi que en el fondo habían unas bolas de café que estaban húmedas. Si usted me permite, creo que tengo un lugar donde se pueden donar. Cerca de mi casa hay un comedor para gente indigente. Pertenece a la parroquia barrial. Yo me encargaría del traslado.

-Me parece una ideas estupenda. Cuando quiera las puede retirar.



Raquel P.Marrodán

No hay comentarios: