¿Cómo andás, amigo?
Yo, bien. Bien cansado pero bien contento. Pero no me quejo, por supuesto. La vida se desarrolla hoy como yo dispuse que fuera o, al menos, como lo permití.
¿Olga? Bien, en pleno estro creativo. Las horas se pasa en la computadora creando y mejorando los blogs que supimos conseguir. Ahora está copada con uno nuevo que tituló "Argentina Bendita". Y procurando contenidos que hagan a destacar lo bueno que tenemos.
¡Pibe! ¡No, cafecito no! Hoy es domingo, ¡qué ocasión para un submarino! ¿Cómo que no sabés qué es un submarino? Una barrita de chocolate sumergida en leche muy caliente y con unas buenas cucharadas de azúcar. ¿Nunca te lo piden? Es una bomba, pero está muy bueno. ¿Me traés?
Volviendo al tema del blog de Olga, ayer protestaba porque no encuentra esas cosas que aprendió en la escuela. Sí, ésas. Que éramos el granero del mundo, y que estábamos en los primeros productores de un montón de cosas. Ahora andamos de capa caída en esos temas, pero sigue siendo un país maravilloso.
Sí, ya sé. Muchos extranjeros lo descubrieron también, a veces para nuestra desgracia. En algo debemos estar fallando.
¿La novela? ¿Cuál de ellas? Porque mis hijitas tenían por allí guardados algunos de mis escritos y me los entregaron en una sencilla ceremonia cuando las fui a visitar el mes pasado.
Y viste que publiqué la del 76, ésa de la cajita de música. ¿La leíste? ¿Qué te pareció?
Es que la escribí para que la lean adolescentes, por eso tiene ese ambiente y ese nivel de lenguaje. Adolescentes de los 70, que no eran como los de hoy. Ni mejores ni peores, sólo diferentes.
Ahora estoy por comenzar a transcribir uno de mis grandes éxitos de esa década, al menos entre los pocos que lo leyeron. Se titula "Las verdaderas razones" aunque en realidad tiene un subtítulo largo, porque eran tiempos del Romance del Aniceto y la Francisca, la película de Favio que también lo tenía.
¿Qué nombre largo le puse? Agarrate. Esperá que viene el submarino.
¿Viste que existía el submarino? Chocolate en barra, leche bien caliente y azúcar. Apoyalo por acá.
Gracias, pibe. Con el vaso La Martona, así alto, y con el portavaso de metal, como cuando era chico. ¿De dónde lo sacaste? Porque ahora hay poco acero inoxidable y mucho plástico.
¡Ah! Y la cucharita larga...
Me siento como cuando volvía de la playa y me quedaba tomando el submarino con dos medialunas en la esquina de Rivadavia y Salta. ¿O era en San Martín y Salta? Había una lechería pero no era de La Martona... La Serenísima todavía no existía... tampoco era de La Vascongada, creo...
Seguramente era de la planta local marplatense propiedad de los De Vega. Recuerdo bien al chico que iba al IPR y viajábamos juntos en el ómnibus del Cole, el que manejaba Julio.
Mientras se enfría un poco, porque está como para pelar chanchos, diría mi madre, te leo el título completo de la novela que está por salir a la luz, porque también es inédita. Agarrate fuerte. Lo tengo que leer porque nunca me lo acuerdo completo.
"Las verdaderas razones por las que Raúl Hugo Morales, correctísimo empleado del correo de Esmeralda, puso veinticuatro miligramos de rebelina en la goma del reverso de doscientas ocho estampillas postales". Sí. Todo eso.
¿Dónde es Esmeralda? En un lugar cualquiera de Argentina, o mejor, de la Provincia de Buenos Aires. Tipo Ensenada, Berisso, Berazategui, Tres Arroyos,... ponelo donde quieras. O mejor cerca de La Plata, porque necesita que haya una ciudad grande cerca. Realmente no lo necesita, pero nosotros los autores podemos situar una historia donde se nos ocurra.
Raúl Hugo Morales es un infeliz típico. Infeliz, porque es incapaz de ser feliz. Tal vez por su formación, por sus limitaciones, por ese complejo que hace que alguien haga mucho para dificultar que algo le salga bien en la vida. No lo hace a propósito. Pero le sale.
Mi madre diría que ese Raúl siempre fue un poco "faltito", falto de luces. Un amigo ensenadense decía, - y esto no me lo vas a entender si no sos de allá pero lo podés imaginar - "con menos luces que el corso de La Curva". Otro día te cuento cómo era en los años 70 ese corso para niños. Estaba bueno, pero lamparitas pocas.
Su forma de encarar las dificultades de la vida lo fue haciendo un perdedor nato en todas las áreas. Hasta irritante, te diré.
Este submarino está buenísimo. Pero, ¿ves?, se formaron unas gotitas de grasa en la superficie de la leche. Es que no es chocolate de primera. Ése no suelta la grasita, dicen.
Sigo con el cuento. Morales tiene una infancia desgraciada, o al menos así la sentía, y buscaba meter algún gol en el partido de la vida. Y esa infancia desemboca en una juventud no menos mustia.
Pero entonces ocurre un hecho, que no te voy a contar ahora para que lo descubras leyéndola. Un hecho que provoca un cambio de su personalidad, tipo el doctor Jekill y el señor Hyde. No así exactamente pero Graciela, la psicóloga, va a saber calificarlo mejor.
¿Qué es la rebelina ésa que usó? Un sutil veneno que le permitió hacer justicia por mano propia con el mundo que no lo comprendía, que lo despreciaba, que lo humillaba.
Te digo que el submarino estaba bárbaro. ¡Mozo!
Le vuelvo a decir mozo porque me olvidé el nombre. ¿Vos también?
¡Cobrate!
Por supuesto que ya me voy. ¿Qué querés? ¿Que te cuente toda la historia? Calma, radicales, decían hace mucho. ¿No habría que volver a decírselo? No te rías. Y a todos los demás, porque parece que se están inquietando a medida que pasan los días.
Fijate acá. ¿Ves esto manuscrito? Es la dedicatoria que escribí en San Clemente para unas nenas con las que compartíamos un cámping de los salesianos. Del Padre Ortuondo, el director de la Inmaculada de Ensenada. Tendrían entre 8 y 12 años y me pidieron que se las dedicara.
Leé. "A Lili, Nancy, Marisa y María Fernanda". Sería el año 72 ó 73.
Bueno, vuelvo a casita porque dejé la nena sola. Ésta no tiene 12 años sino unos cuantos más pero nos cuidamos como si fuésemos bebés. Yo a ella y ella a mí.
Nos encontramos en cualquier momento. Estaba extrañando la mesa compartida con un amigo, o con muchos. Porque la siento como una caricia al alma.
Me voy a comenzar a copiar la novela. Primero en Word, después en Facebook y, seguramente, terminará en Lulu o en alguna otra editorial. Te va a gustar.
Chau. ¡Chau a todos! ¡Hasta cualquier momento!
8 comentarios:
Café Literario Quilmes Entretenido y familiar, felicitaciones por la valoración a la familia. Un abrazo!!!!
ç excelente como todo lo qe compartis anibal!!!!!
me he hecho "adicta" a tus cafecitos....ya los extrñaba, son como un video...raro pero es asi, con musica y todo...ademas la nostalgia invade y penetra por los poros...somos seres porosos y eso es lo bueno.
Besos mil
Grace
qué cargadito ese café mi amigo!!!Cada frase encierra una muy buena metáfora. Por no decir , directo al ...grano, es mucho más literario usar tus
estrategias..e interesantes....un abrazo y pronto al procesador de textos.
Yo también prefiero el café al yoga... buena meditación, Daniel. Te felicito.
Genio total!!!! y no lo digo por ser tu esposa, sino por todo lo que te aman tus alumnos, sus padres, tus amigos, nuestros hijos y nietos mezcladitos pero siempre junto de la gran familia que logramos.porque.. "todo junto se escribe separado y separado se escribe todo junto" jaajaj. ¡que tendrá que ver? ni idea! pero me gustó. Volviendo al tema. Sé, y estoy totalmente segura que serás valorado como te mereces. sensillamente por ser "BUENO" y sabes que para mi eso encierra todo. te admiro y te amooooooooo Galatro!!!!!!!!!!!. Ahhh! gracias por valorar el trabajo que tanto amo. el blog de Argentina..( es sólo uno de todos los que amo) y sí, se llama "Argentina Bentita" porque considero que es así, solo que está mal administrada pero tiene todo lo que considero que debe ser un País y Argentina es un paraíso.. En cuánto a tus recuerdos... Gracias!!! me faltaban esos para el blog del ´Túnel de los Recuerdos jajaja.Por algo todo lo que hacemos se llama "EL MUNDO DE OLGA Y DANIEL " Grande DanYYYYYYYYYYYYY!!!!
El "secreto" de estos cafecitos es que no tienen ningún secreto. Llego al café, me siento frente a vos, y comienzo a contarte las cosas que andan por mi mente en ese momento. Tienen la frescura de lo que no se planifica previamente ni se corrige después. Y también los defectos literarios, pero como somos amigos me vas a perdonar siempre esas fallas. Un saludo a todos con mucho cariño.
Mozo !!!!!!!!!!!!!!!, estoy esperando el proximo cafe de Daniel....apurese..........
Publicar un comentario