¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?

Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.

El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.

Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?

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Vampirismo Psíquico por: Osvaldo Guidi

Un sistema del aura poco desarrollado y con recursos energéticos

deficientes tiende a crear un patrón de comportamiento de adaptación

que suele invadir el sistema del aura de otras personas y absorber su

energía. Este fenómeno se llama vampirismo psíquico y tiene como

resultado un aumento en las reservas de energía del vampiro psíquico y

el desgaste o agotamiento energético de la otra persona.

A pesar de que una interacción vampírica dura sólo algunos

minutos, los efectos residuales sobre la víctima pueden notarse

durante varios días. La falta de energía, los mareos, la tensión

muscular, la dificultad de concentración, los dolores de cabeza y las

náuseas son algunos de los efectos más comunes sentidos por las

víctimas; sin embargo, sucesivos ataques vampíricos pueden producir

fatiga crónica, desarreglos del sueño, irritabilidad, depresión e

incluso enfermedad física.

Todos hemos estado con personas que parecían dejarnos sin

energías, y es muy probable que todos conozcamos individuos que suelen

agotar o deprimir a los que tienen a su alrededor. Incluso en un

encuentro que dure tan sólo unos minutos, el vampiro psíquico

experimentado puede encerrarse dentro de nuestro sistema energético y

rápidamente agotar nuestras fuentes de energía. A pesar de que en ese

momento no hayamos atribuido nuestro agotamiento energético al

vampirismo psíquico, probablemente nos hayamos puesto en guardia

inconscientemente frente a sus ataques.

Los vampiros psíquicos presentan una gran variedad de

rasgos personales y de patrones de comportamiento. Muchos de ellos

adoptan el estereotipo bien conocido de "mosquita muerta" o

comportarse de manera halagüeña. A menudo no tienen ningún escrúpulo y

se valen de cualquier medio para lograr sus fines. Pueden parecer

pasivos y reservados, ocultando cualquier inclinación al vampirismo,

pero cuando la ocasión lo requiere pueden ser muy agresivos e incluso

intimidatorios; pueden valerse de la vulnerabilidad de la otra

persona, esperando el momento oportuno para golpear, o bien pueden

manipular a la víctima elegida por medio de regalos o halagos. En

ámbitos laborales suelen ser personas con las que es muy difícil

trabajar y cuyo rendimiento es muy dispar; a veces son altamente

eficaces y otras totalmente inoperantes.

A pesar de los disfraces tras los que se ocultan, los

vampiros psíquicos son típicamente inseguros y vulnerables; si bien

pueden adoptar un estilo autosuficiente, operan desde una posición de

debilidad y no de poder. No suelen tomar consciencia de ellos mismo,

pero son rápidos a la hora de emitir juicios sobre la gente que los

rodea. Pese a estar totalmente centrados en ellos mismos y tratar a

los demás en forma desconsiderada, a menudo se quejan de que el mundo

es injusto con ellos. Sus relaciones personales son típicamente

inestables. Puede decirse que muchas de estas personas presentan

trastornos de la personalidad, con síntomas tales como inseguridad

emocional, dificultad para controlar la ira, baja autoestima,

sentimientos de hostilidad reprimidos que estallan esporádicamente.

La interacción vampírica puede ser deliberada o espontánea

por parte del vampiro, y consensual o no consensual por parte de la

víctima. El típico ataque vampírico es espontáneo, por lo tanto, no

requiere un esfuerzo consciente para iniciarlo ni para mantenerlo. En

muchas interacciones de este tipo, ni el vampiro ni su víctima son

conscientes de que se está produciendo una transferencia de energía de

uno al otro. Si bien la víctima suele estar dentro del radio de visión

periférica del vampiro, el ataque en sí puede llevarse a cabo incluso

sin contacto ocular con los sujetos.

Una vez que se ha dado cuenta de sus tendencias

vampíricas, muchos vampiros psíquicos las racionalizan como una forma

aceptable de satisfacer sus necesidades energéticas y, por

consiguiente, planean sus encuentros vampíricos como cualquier otro

evento social. Sus tácticas están diseñadas para implicar a un socio

totalmente inocente en una interacción espacial cercana durante la

cual tiene lugar el ataque inesperado. Los vampiros psíquicos

despliegan su seducción, usan halagos desmedidos, manifiestan una

amistad excesiva y muestran lo que les interesa de su propia intimidad

para poder cautivar a sus víctimas y mantener la interacción durante

la duración del ataque.

Contrariamente a lo que sucede con los ataques planeados,

los ataques vampíricos ocasionales no implican una interacción social

preliminar con la víctima, quien puede haber sido seleccionada tan

sólo por estar disponible en ese momento. Un ataque casual no es tan

visible como uno planeado, y normalmente la víctima no se entera de lo

que está sucediendo. Los resultados, sin embargo, son los mismos: el

vampiro sale saciado y la víctima experimenta un agotamiento

energético. Estos intercambios casuales pueden ocurrir en cualquier

ámbito, en una clase, en un restaurante, en un avión, en un gimnasio o

en cualquier sitio donde la gente se reúna.

Afortunadamente no estamos indefensos para protegernos d

los ataques de los vampiros a nuestro sistema del aura. Se han

desarrollado procedimientos que repelen los ataques y que también

pueden interrumpirlos, evitando así una pérdida mayor de energía. Dado

que los ataques vampíricos son normalmente muy cortos, pueden durar

tan sólo unos segundos, una respuesta rápida es esencial para obtener

resultados.

La técnica de trabar los dedos es muy eficaz a la hora de

lograr estos objetivos. Es un procedimiento muy fácil de aplicar y que

puede prevenir un ataque vampírico sobre el aura o interrumpirlo

inmediatamente si es que ya ha comenzado.

Paso 1. GESTO DE TRABAR LOS DEDOS. Tan pronto como

sospeche que un ataque vampírico es inminente (o que ya está

sucediendo), junte la punta de los dedos pulgar y medio de cada mano

formando dos círculos. Junte las dos manos y traba un círculo con otro.

Paso 2. PROTECCION ENERGETICA. Mantenga los círculos

trabados, cierre los ojos y visualice un escudo de energía poderosa

que protege todas su aura y que repele cualquier invasión de fuerzas

extrañas.

Paso 3. INFUNDIR ENERGIA. Visualice el centro más íntimo

de su sistema energético, vea cómo late pleno de poder mientras

infunde esa energía a todo su ser.

Paso 4. AFIRMACION. Permita que la energía llegue a su

clímax y después afirme: Estoy rodeado de un escudo de poder

protector. Estoy seguro y a salvo.

La técnica de trabar los dedos sólo requiere unos segundos

y puede usarse prácticamente en cualquier sitio. Si bien

originariamente fue diseñada para repeler en forma instantánea el

ataque de un vampiro, esta técnica puede utilizarse para dar energía

al sistema del aura y protegerlo contra cualquier invasión externa de

fuerzas negativas. Puede utilizarse para inducir un estado tranquilo y

relajado, o para lograr un sueño reparador. Este procedimiento se

puede adaptar para disminuir o eliminar la ansiedad producida por

situaciones cotidianas tales como entrevistas de trabajo o

presentaciones en público.

APRENDER A DECIR NO PARA NO PARA NO PEERDER VOLANTE DE MI VIDA

NO NO es NO.Y hay una sola manera de decirlo: NO.Sin admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos.NO, se dice de una sola manera.Es corto, rápido, monocorde, sobrio y escueto: NO.Se dice una sola vez: NO.Con la misma entonación: NO.Como un disco rayado: NO.Un NO que necesita una larga caminata o una reflexión, NO es NO.Un NO que necesita explicaciones y justificaciones no es NO.NO, tiene la brevedad de un segundo.Es un NO para el otro porque ya fue para uno mismo.NO es NO, aquí y muy lejos de aquí.NO, no deja puertas abiertas, ni entrampa con esperanzas,ni puede dejar de ser NO, aunque el otro y el mundo se pongan patas para arriba.NO, es el último acto de dignidad.NO, es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes.NO, no se dice por carta, ni se dice por silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni mirando hacia el otro lado, ni con símbolos de vueltos, ni con pena y menos aún con satisfacción.NO es NO, porque NO.Cuando el NO es NO, se mira a los ojos, y el NO se descolgara naturalmente de los labios.La voz del NO, no es trémula, ni vacilante, ni agresiva y no deja duda alguna.Ese NO, no es una negación del pasado, es una corrección del futuro.Y solo quien sabe decir NO puede decir SI.

El dolor emocional realmente duele

Las nuevas investigaciones revelan que el cerebro procesa de la misma forma el dolor emocional y el dolor físico.Ya lo dicen las canciones y los poemas: el amor duele. Pero ahora, gracias a la nueva tecnología, los científicos están confirmando que el sufrimiento emocional realmente puede doler físicamente.Las nuevas investigaciones cerebrales revelan que la misma parte del cerebro que procesa el dolor físico también se encarga de procesar el dolor emocional.Y esto explica, afirman los expertos, que de la misma forma como una lesión física puede causar dolor crónico, mucha gente nunca se recupera de una herida emocional.El dolor emocional, sabemos, puede adquirir muchas formas. Puede ser el rompimiento de una relación, la exclusión social, o la forma más extrema que es la pérdida de un ser querido.Muchas personas que han experimentado este tipo de dolor extremo a menudo hablan de "un dolor en el pecho", "un vacío debajo del esternón", o de pensar que se están volviendo locos por tanto dolor."La gente que ha sufrido daños emocionales a menudo traduce ese dolor en algo físico", afirma el profesor David Alexander, director del Centro de Investigación de Trauma en Aberdeen, Escocia y quien ha ayudado a sobrevivientes de desastres, incluidos en tsunami en Asia y la guerra de Irak."Hablan, por ejemplo, de que les explota la cabeza o de un dolor en el estómago. Es un paralelo muy fuerte", agrega.Y sin embargo, afirma el experto, las investigaciones médicas tienden a concentrarse en el dolor físico.SupervivenciaUn equipo de neurocientíficos de la Universidad de California Los Ángeles, (UCLA), está intentando cambiar esa tendencia centrando sus estudios en el dolor emocional.Gracias a la nueva tecnología, dicen los investigadores, ahora es posible analizar lo que pasa en el cerebro y en el corazón.La doctora Naomi Eisenberger ha logrado demostrar qué partes del cerebro se activan cuando sentimos dolor emocional.La investigadora desarrolló un juego de computadora en el que deliberadamente se hace que los participantes se sientan excluidos.Los escáneres cerebrales que se toman simultáneamente han revelado que el cerebro procesa de la misma forma el dolor que la persona siente al ser rechazada socialmente que el que siente con el dolor físico.Este proceso se lleva a cabo en una zona cerebral llamada corteza cingular anterior.La investigadora cree que el dolor físico y el dolor emocional están relacionados de esta forma porque las relaciones sociales son cruciales para nuestra supervivencia como especie.Enfrentado a una situación de peligro, un hombre solo tiene menos posibilidades de sobrevivir que un grupo de humanos."El sistema de uniones sociales está muy vinculado al sistema de dolor físico para asegurar que el ser humano permanece conectado de cerca a los otros", afirma Naomi Eisenberger."Cuando se nos separa de una relación, o un grupo nos rechaza, es muy doloroso -agrega- así que intentamos evitarlo".El dolor físico es una advertencia de nuestro organismo para no hacer algo que nos hace daño, por ejemplo, caminar con un tobillo o una pierna rota.El dolor emocional, afirman los expertos, también puede ser una advertencia, por ejemplo, para no volvernos a acercar a cierto tipo de hombre o de mujer que nos puede herir emocionalmente.Y de la misma forma como el dolor físico puede volverse crónico, también ocurre los mismo con el dolor emocional.Mary Frances O'Connor, otra investigadora de UCLA lo llama "pena compleja" y ésta, dice, ocurre en aproximadamente 10% de las personas que sufren la pérdida de un ser querido."Estas personas experimentan mucha amargura y enojo, y sienten que su futuro no tiene sentido. Además no pueden adaptarse al dolor con el paso del tiempo, como muchas otras personas sí lo hacen", afirma O'Connor.Corazón rotoLos científicos sospechan que estas personas que no logran adaptarse al dolor, también son las que experimentan los mayores niveles de dolor físico.Es por eso, afirman los expertos, que sí es posible morir de un corazón roto."Una persona tiene mayor riesgo de morir en los seis meses después de que perdió a un ser querido" afirma el Martin Cowie profesor de cardiología del Hospital Brompton, en Londres."Y esta tendencia ocurre más entre los hombres", agrega.Esto se debe a que la gente que sufre una muerte cercana tiene más probabilidad de tener un accidente o de sufrir un infarto o embolia.Porque las hormonas que están involucradas en el estrés de la pérdida de un ser querido aumentan las posibilidades de que ocurran estos eventos, explica el experto.Por eso, agrega, es muy importante identificar y tratar a las personas cuyo dolor emocional podría convertirse en dolor crónico y provocar una debilitante depresión o incluso la muerte.

¿Cómo llegar al silencio interior? A veces permanecemos en silencio, pero en nuestro interior discutimos fuertemente, confrontándonos con nuestros interlocutores imaginario o luchando con nosotros mismos. Mantener nuestra alma en paz supone una cierta sencillez: «No pretendo grandezas que superan mi capacidad.» Hacer silencio es reconocer que mis preocupaciones no pueden mucho. Hacer silencio es dejar a Dios lo que está fuera de mi alcance y de mis capacidades. Un momento de silencio, incluso muy breve, es como un descanso sabático, una santa parada, una tregua respecto a las preocupaciones
Osvaldo Guidi

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