El bonsai, es el reflejo del cuidado que dedicas a tu mente, La hermosura, estado, cuidado de un pequeño árbol de estas características implica un exhaustivo mimo, atención, ternura, relajación.
Cortar sus raices, buscando siempre las más larga,fuerte, la que más savia puede administrar, evitando así su crecimiento, aprovechando para cambiar y abonar la tierra del macetero en que vive confinado.
Podar sus ramas, curando los cortes, poco a poco hasta cerrar del todo su herida, disimulando la cicatriz de modo tal que llega esta a desaparecer...
La riega, viendo la humedad de la propia tierra, el tono de las hojas sin excesos ni faltas, el agua justa, evitando que seque o ahoge.
Así es nuestra mente; debemos en armonía, buscar esas raices, no necesariamente largas, lo justo para absorber el alimento necesario, sin entorpecer nuestro caminar, cambiamos y abonamos nuestra base del saber, pues nómadas somos. Cuando surge un daño, ya sea natural o accidental, esas heridas han de curarse, de un modo adecuado, sin cargas, sin rencores, en el olvido, en el perdón. Irrigar constantemente, con ideas, sensaciones, emociones, sentimientos, en su justa medida, sin exceder, ni quedarse corto, conjugando el todo en el uno, en un estado de relax, de armonía, pues si algo tenemos, es tiempo para dedicar; a un bonsai, a nuestra mente
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