Pero... ¿alguien me pregunta cómo me siento?
Recuerdo cuando ingresé al secu hace 5 años...
Temía a todo, había profesores exigentes por todos lados, pilas de carpetas y apuntes que nunca llegaba a ordenar con la cantidad de materias que tenía.
Mis compañeros eran nuevos, venían de diferentes escuelas, a algunos no los bancaba y a otros sí. Recuerdo ésto y me digo: ¡cómo los voy a extrañar!
Hasta a aquel gordito revoltoso de la clase, que siempre la ligábamos por él. O ese profe imbancable que nos mandó por cincuenta centésimos.
No sé qué me pasa, estoy entre triste y contento, me siento un chico y de repente sé que al comenzar una nueva etapa soy adulto, con las responsabilidades que implica elegir mi futuro. No sé... no sé si quiero ser abogado, comerciante o anotarme en letras o medicina. ¿Y si me quedo un año tranquilo y lo medito bien? ¡O quizá me organice un buen boliche!
No, no puedo. Para mí no es ningún sacrificio, pero es la ilusión de los viejos.
Pienso en mis amigos. No sé si los volveré a ver. Ya los estoy viendo poco. Todos están haciendo trámites y rindiendo las últimas materias.
¿Qué pasa? ¿Por qué estoy triste? ¿Por qué tengo esta angustia que me oprime el pecho?
Los años pasaron delante de mis ojos y no me di cuenta. Giro mi cabeza un instante y veo a mamá y a papá arreglándose para ir a mi "fiesta de egresado". ¡Qué orgullosos están!
Hoy recibo mi diploma y egreso de una etapa de mi vida. De repente reacciono y me doy cuenta de que estando frente al espejo vi transcurrir cinco años de mi joven vida.
Me voy... es tarde... pero no para mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario