Anteayer, viajé de París a Poitiers; ayer, de Poitiers a Biarritz; te doy mi palabra de que en ningún momento sentí cansancio; tampoco me acordé de la cintura Los caminos no están como en la película Basta la salud; tienen, a mitad de la semana por lo menos, un tráfico escaso, muy tolerable. Vine en viaje de turismo, visitando Chartres, la catedral (no había visto antes una vida de Cristo, sobre la pared del presbiterio, en estatuas dignas del peor escultor italiano del siglo XIX); visitando el castillo de Châteaudun, entre Chartres y Poitiers, palacio e iglesias. Ahora, aquí me tienes, en lo alto de este lujo y comodidad, un poco vertiginoso por los gastos. Si no ahorro en comodidad de vida y en comidas, ahorraré en compras. También me parece un poco loco hacer un telegrama un ojo de la cara desde cada etapa y llamar por teléfono En la cuenta del Bellman, telegrama y teléfono correspondieron a otra semana de estadía. El Bellman, no caro y simpático, fue en el primer momento (como París, como el viaje) calumniado por mí. Allí supongo que volveré ya reservé cuartos. En cuanto haya decidido el inmediato futuro te avisaré. No dejaré de telegrafiar de los lugares en donde me quedaré más de un día. Perdona algunas vaguedades: el descanso, las decisiones y los planes inflexibles no concuerdan armoniosamente.
La fotografía de Marta me dio un gran placer. Las quiero, las extraño. Ustedes son mi mundo.
Las beso. A.
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