En el año 2000, en conmemoración y homenaje a los pueblos originarios, realizamos un mural en la Placita Nahuelpan, ubicada entre las calles Sarmiento y San Martín. En este predio se conmemora el "11 de Octubre, último día de Libertad", se han realizado rogativas, en una época se realizaban ferias artesanales...
Hace casi diez años (para el 4 de abril del 2000), convocados por la Subsecretaría de Cultura y Educación de Esquel, junto con varios artistas plásticos, realizamos este mural (ad-honorem), Andrea Marchissio, Toto Piégaro, Walter Arbe, Alejandra Lemos, Horacio Pehuen, Fabiana Garzonio, Paola Lobos y yo, Marta Sottile.
El sentido simbólico de este mural fue hacer presente en la ciudad, a un pueblo que fue desalojado en el 37. Hacer visible y presente con la imagen, a una cultura, no casualmente en ese espacio físico: La Plaza Nahuelpan.
Este mural perduró hasta el presente, exceptuando algunas intervenciones de graffitys, que se restaurarían próximamente.
Yo me pregunto con qué finalidad, habiendo tantos muros en Esquel, un grupo de graffiteros, tapa esa obra con graffitys.
Soy muralista, pero respeto toda forma de expresión que tenga que ver con el arte público. No plantearía (ni lo hice antes) invadir expresiones públicas precedentes, esto es violento.
Para convivir democráticamente (y esto lo sabemos los que hemos vivido muchos años sin ella), es necesario respetar las distintas formas de expresión. Creo en el mural como imagen pública que resulta como un documento para no perder la memoria. Aunque el mensaje esté desactualizado, es necesario recordar el pasado para construir el presente.
Yo creo, también, que aunque nos paremos desde distintos lugares para hablar desde la imagen, podemos hacer cosas juntos, no "taparnos" unos a otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario