La anécdota la cuenta María Kodama. Borges corregía siempre toda su obra, hasta la que se había editado. Un día estaban en Estados Unidos cuando el escritor le anunció: “Te voy a dictar un poema”. Le dictó “Ein traum” (título en alemán, cuya traducción sería un sueño), en el que aparece de un modo “muy misterioso” la figura de Kafka. Nunca tocó ni una palabra ni una coma. Nada. El poema fue un auténtico sobreviviente de los embates de la obsesiva perfectibilidad borgeana. Entonces, Kodama, intrigada y perpleja, quiso saber por qué. “No, María, yo no puedo corregirlo”, le dijo. “Ese poema me lo dictó en el sueño Kafka y hasta que no me dicte la corrección, yo respeto lo que está.” Se ríe el embajador Juan Eduardo Fleming. Se ríe el ministro de Cultura de la Ciudad, Hernán Lombardi. Se despereza y se ríe el artista plástico Rogelio Polesello. Se ríe la directora del Centro Checo, Daniela Capkova. Todos se ríen en esa coqueta casa de Barrio Norte, sobre la calle Anchorena, sede de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, donde se presenta la Bienal Borges-Kafka/Buenos Aires-Praga 2010, una movida cultural con muestras de artes plásticas y fotográficas, instalaciones cibernéticas, conciertos y películas, que se realizará del 19 al 30 de abril en varios centros culturales y en la Feria del libro.
La vida y la obra de este “dúo de escritores”, que hicieron gala de un excepcional sentido del humor –aunque en el caso del checo, como una broma del destino, se haya impuesto la fama de “torturado”–, serán el eje de esta Bienal. El Simposio Internacional en el Centro Cultural Recoleta (el 20 y 21 de abril) funcionará como el gran articulador y disparador del resto de las actividades, con conferencias de Ivonne Bordelois, Rolando Costa Picazo, Horacio González, Luis Kancyper, Abraham Lichtenbaum (que se ocupará del teatro idish que Kafka vio y lo distanció aún más de su padre), el uruguayo Mauricio Rosencof, el catedrático boliviano Luis Antezana y el brasileño Sergius Gonzaga, entre otros. Con un plus de interés por anticipado, una de las promesas viene de la mano del científico argentino Rodrigo Quian Quiroga, profesor de Bioingeniería en la Universidad de Leicester (Gran Bretaña), que indagará en la relación de Borges y las neurociencias, particularmente el estudio de la memoria. Organizada por la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, juntamente con el Centro Franz Kafka de Praga y el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, parece que “el diablo metió la mano” y en la programación del Simposio se filtró un dinosaurio: Abel Parentini Posse, el ex ministro de Educación de Mauricio Macri que duró apenas once días en el cargo después de haber reivindicado el terrorismo de Estado, además de demonizar a los jóvenes y desocupados.
Desde el ámbito de la plástica, Polesello está trabajando en la creación de un laberinto en el Centro Cultural Recoleta. “Yo no tenía ganas de hacer nada –confiesa el artista muy suelto de cuerpo–. Pero me insistieron, me entusiasmé y ahora estoy absolutamente loco. Recién hice el 30 por ciento de lo que tengo en mente; cada vez aparecen más fantasías, más imágenes. Espero llegar a tiempo.” El laberinto de Polesello, que según el artista lo llevó a recordar su infancia, se propone explorar la presencia constante de esa figura en la literatura de Borges y de Kafka a través de gigantografías de imágenes superpuestas con tigres, corazones rotos y viejas fotografías con fragmentos de textos. En el mismo centro cultural, Rep curará una muestra de humor e ilustraciones con trabajos de Sábat, Grillo y Caloi, entre otros; se exhibirá una instalación cibernética, Libros de arena, de Mariano Sardón; y en el microcine se proyectará El buen soldado Svejk (1956), de Karel Stekl, y América (1994), de Vladimir Michálek, ambas subtituladas en español. En el Malba, otra de las sedes de la Bienal, disertarán sobre Kafka y las transformaciones en la vida literaria checa desde la Segunda Guerra Mundial hasta el presente el escritor Arnost Lustig, el crítico Josef Cermak, autor de Kafka, ficciones y mistificaciones (Emecé), y Marketa Malisova, directora del Centro Franz Kafka de Praga. En la Biblioteca Nacional se presentará el Cuarteto Panocha, considerado el mejor cuarteto checo de fines del siglo XX y comienzos del XXI. También habrá una disertación sobre canciones checas de protesta y se exhibirán primeras ediciones de Borges y Kafka (ver aparte).
“Borges hubiera estado muy contento de asistir a esta Bienal porque está de acuerdo con lo que él propulsaba como forma de vida, como lo que dejó consignado en Los conjurados –recuerda Kodama–. Borges toma a Suiza como ejemplo de lo que debería ser el mundo; es decir, un país que se forma por la voluntad, por la inteligencia, por la razón, por gente que habla distintos idiomas, que tiene distintas religiones, pero que decide ser un país y lo logra; no tratando de cambiar al otro, sino a través de la razón y el respeto por esas diferencias. Esta Bienal cumple de algún modo esta expectativa.” Kodama subraya que la temprana apertura de Borges hacia el mundo lo ha transformado en el referente de la “inteligencia y la cultura argentina en el mundo”. Pero además abrió el camino hacia otros escritores. “En la época en que está en Ginebra estudia el alemán para leer sólo a Schopenhauer; a través del alemán, entra en contacto con los poetas expresionistas alemanes, que en una cosa de absoluta vanguardia va a llevar cuando llega a España y va a traducir, intentando introducir el Expresionismo alemán en la literatura española. Y a través del alemán traduce La metamorfosis, a la que prologa también”, repasa la presidenta de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges.
Lombardi dice que la Bienal es “una plataforma no sólo para el encuentro de las obras de tremendos gigantes como son Borges y Kafka, sino que nos permite una proyección hacia otras artes y hacia el mundo del pensamiento y la filosofía”. Para el ministro de Cultura de la Ciudad, la “extraordinaria” relación de la obra de ambos escritores significa “un placer permanente” para los hombres y mujeres del siglo XXI. “El placer permanente tiene que ver con la búsqueda de trascendencia del hombre. Cuando uno recurre a esta literatura trascendente como la de Borges y Kafka encuentra otras explicaciones; en el fondo surge el humanismo arquetípico, que ayuda a la interpretación de la vida del hombre en determinado espacio y tiempo.” La Bienal, para Lombardi, es algo esencialmente cuestionador de la cotidianidad. “La cotidianidad muchas veces nos lleva por caminos triviales. Nosotros queremos salir de la trivialidad y queremos rescatar no sólo la reflexión, sino también el placer profundo.” Lombardi desea que la Bienal no sea solamente un “cenáculo de iniciados”. “No desvaloricemos los encuentros de elites –aclara–, pero además podemos ser fuertemente propulsores de más iniciados, en esta especie de fanatismo laico para los que creemos que la cultura puede cambiar y transformar las ciudades y a los ciudadanos.”
Por Silvina Friera
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-17387-2010-03-26.htm l
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