Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.
El primero que nace del brote es nuestro amigo “papá” y nuestra amiga “mamá”, nos muestra lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien. Más el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que iban a cruzarse por nuestro camino.
Más también hay aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas; ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.
Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre hoja y hoja.
Te deseo, hoja de mi árbol, amor, paz, salud, suerte y prosperidad
Hoy y siempre… simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejaran nada. Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.
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