Nuestro satélite natural tiene una influencia espiritual primordial.
Básicamente es un espejo que “rebota” energía a la Tierra.
No es el único que lo realiza, por ejemplo cada planeta del sistema solar está conectado con energías distantes que rebota y emana al resto de los planetas de nuestro sistema solar.
Pero la Luna es el espejo cósmico más cercano y directo que tenemos. Cada uno de sus emanaciones golpea directo en las emociones humanas.
Esto lo sabían las Wiccas o mujeres sacerdotes del culto Lunar que usaban conscientemente el poder psíquico que la Luna rebota al planeta.
Es por eso que si comprendemos los ritmos lunares y ordenándonos a ellos podremos comenzar a abrirnos a influencias cósmicas.
LUNA NUEVA
Es la influencia más espiritual que llega a la Tierra. Nos bendice con el don del comienzo.
Todo lo que comienza en esta etapa es bendecido con la duración en el tiempo.
Contratos comerciales, casamientos, apertura de negocio o consultorio, el comienzo de un romance, la asunción de un puesto laboral adquiere con esta influencia la perdurabilidad.
El cuarto creciente es una continuación del proceso de luna nueva. Pero energéticamente dura solamente sus tres primeros días ya que el proceso de la luna llena comienza ya a percibirse antes que lo indique el calendario.
Es conveniente que en el periodo de la Luna Nueva abramos plenamente nuestra intuición. Para ello hay una técnica excelente de meditación con agua. Pronto escribiré sobre ese tema.
Los Kabalistas consideran la luna nueva como sagrada y pasan toda la noche en vela estudiando.
Los hindúes consideran especialmente la luna nueva de acuario cuando se festeja mahashivaratri. En esta noche auspiciosa la mente racional se corre para dejar lugar a nuestro Espíritu más puro.
LUNA LLENA
Aquí vivimos la realidad que moramos en tercera dimensión, la dimensión de los pares de opuestos. La Luna rebota por un lado emociones densas y por un lado más positivo la concreción de nuestros esfuerzos haciendo.
Si sabemos transmutar la energías emocionales densas es un periodo de intensa labor para orar por los más débiles, los más necesitados y por la protección espiritual del planeta.
No es recomendable comenzar ninguna empresa en este periodo.
Los Tibetanos realizan sus reuniones de protección en cada Luna Llena, salvo en la Luna Llena de Tauro donde se consuma la presencia de Buda en nuestro Planeta.
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