Sofía llega radiante y recuerda: hace un año que comenzó su tratamiento, un día después de San Valentín. Se sentía sola, no tener novio hacía que la soledad invadiera toda su rutina.
La semana anterior había empeorado su soledad, ella describía esta sensación como si fuera una persona indeseable que la acompaña hacía tiempo, casi tenía vida…soledad invadía cada rincón de su vida haciéndola suya, derrumbaba su esperanza y alzaba la bandera: “el Amor no existe, y el Día de San Vatentín es solo un clishé americano para vendernos cosas que seguro no necesitamos”…..
El Amor para ella era un gran agujero que tapaba con muchas razones, razones que casi no eran de ella, pero ella argumentaba…
Llega a consulta, ese pequeño gran lugar en donde el amor se pone en juego en todo momento, en donde tal vez el juego mismo es que encuentre su lugar…
En su palabra había casi dos personas, una que buscaba un amor y se preguntaba: ¿existe ese amor? y allí se podía leer : ¿existe alguien que me pueda amar?
Y otra que aparecía ante el dolor de no poder sostener la pregunta, tapando toda posibilidad de cambio y dando respuestas de marketing ante las razones del corazón.
Luego de un par de meses de encontrar un lugar donde hablar del amor y así comenzar a darle existencia a aquello que solo era una posibilidad remota, Sofía se pregunta:
-¿Si estoy tan convencida que el Amor no existe, porque justifico tanto esto que para mi no existe?
-¿Por qué te parece? Pregunto…
Su silencio comienza a provocar ese desencuentro con sus razones, con sus certezas y su realidad comienza a tener más posibilidades: el amor también puede ser un evento de papel…
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