¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?

Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.

El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.

Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?

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Laura existe 2



Nos casamos un jueves por civil, y el sábado  sería por Iglesia.
¡Qué feo era mi vestido! No me gustaba para nada. Él estaba hermoso, porque fuí yo quien le eligió la ropa. Estaba  todo de negro. Siempre me gustaron y me siguen gustando los hombres vestidos de negro...
Pantalones de vestir y una camisa negra hermosa hacían que le resaltaran aún más sus ojazos negros y grandes, " parecidos a los árabes". Su cabello negro estaba más brilloso que nunca. Realmente era un chico muy lindo y codiciado por las jóvenes de la ciudad. Más de una me estaba envidiando.

Todos preguntaban por su corbata. ¿Por qué no la tenía puesta? Tenía una, pero como no estaba acostumbrado a usarlas, nunca se la vimos, ya que  nunca la sacó del bolsillo trasero de sus pantalones.
¿Saco? No, él no quería y yo tampoco. Él era tan simple como yo, y estar vestidos de otra manera era para nosotros como estar "atados".

La ceremonia estuvo... bien, creo. Los mayores estaban todos emocionados. Ahí me dí cuenta de que éramos dos chicos que se casaban. Cuando la jueza los invitó a firmar a ustedes él preguntó por qué.
La respuesta era sabida. "Son dos chicos. Son menores que se están casando", respondió la mujer.
Con mirada cómplice nos miramos como diciendo ¿y ahora? ¿y si nos escapamos?.  Con una sonrisa en nuestros labios ambos seguimos mirando y escuchando lo que decía la jueza, mientras todos lloraban menos nosotros dos.

 La ceremonia terminó y todos a casa. Fue una reunión casi privada. Sólo los parientes directos y algún amigo de la casa. Los regalos no paraban de llegar. ¡eran tantos!  Parecíamos dos niños desenvolviéndolos uno por uno mientras reíamos al sacar alguno "repetido", que escondíamos y luego sacábamos como diciendo "una plancha", "otra plancha", cada uno con una de ellas en cada mano.

Él y yo corrimos desesperados a cambiarnos de ropa y ponernos nuestros jeans y zapatillas. Eso sí, en habitaciones diferentes por el tema de la virginidad.

Faltaba café, ¿recordás? Nos ofrecimos para ir a comprar los dos juntos y asi caminar tomados de la mano como cualquier pareja de recién casados mientras los vecinos nos pararían para felicitarnos. ¡Bah!, Eso imaginábamos nosotros, 
pero no.

No nos dejaron salir juntos hasta el sábado. "Por la tentación", nos dijeron ustedes. Así que al terminar la reunión cada uno durmió en su casa y no nos vimos hasta el sábado en esa cita ante el Cristo.

¿Sabés? Me hubiese gustado elegir mi vestido de novia. Ya lo tenia diseñado en mi mente...  Era tan hermoso como el de mi muñeca Pamela, la que caminaba y ¡hablaba! ¿recordás?  Muy parecido, pero en largo, y debería ser en color rosa, con corte de princesa, como el de ella...
pero no...

En ese tiempo las chicas comenzaban a casarse con vestidos de colores, como lo hizo , mi amiga. Su vestido era espectacular, en color verde agua, y largo, por supuesto. Ella estaba radiante esa noche, y se los veía muy felices a los dos. Mis amigos  se casaron cuatro meses antes que nosotros y nos llevaban 10 años de diferencia. eran adultos que se casaban solo por amor.Y yo quería vestir de rosa...
pero no...

No me dejaron. Enojados, me interrogaban el porqué, si era virgen o no y todas esas pavadas. Les dí el ejemplo de mi amiga, pero no les importaba nada. Y en una "hermosa" reunión familiar tenia que decir a todos por qué quería casarme de rosa... si tenía alguna mancha. ¿Y en qué momento? Porque jamás salía sola. Hasta me llevaban al colegio en un coche contratado especialmente para mí y conducido por una señora conocida. Insistían. ¿En qué momento? Sólo quería casarme de color rosa porque estaba de moda.
Cuando les dije que sí, que seguía siendo virgen, ustedes determinaron que debia ser de blanco, porque yo era pura, y si no la gente hablaría sobre mí y sería una verguenza..., para ustedes, por supuesto.

Quise comprenderlos. No entendía dónde estaba el conflicto por el color que prefería. Era lo único, ya que hasta el novio me estaban eligiendo ustedes. Pensé que sería cosa de su cultura, pensamientos muy antiguos, muy ortodoxos. No sé de dónde sacaban esas ideas, como la de que si no te casabas antes de los dieciocho años serías solterona o, mucho peor, la gente podría decir que eras lesbiana. Asi que todo debería ser como ustedes decían. Si o si.

No sabía  que pensar. "¡Que tontería!" - me decía. Si había llegado virgen al casamiento fue porque quise yo. De otro modo, hubiese sabido con qué excusa salir de casa  y tener relaciones en cualquier horario. Eso fue logro mío y no tuyo ni de nadie.

Pero... ¿sabés una cosa? Esa simple palabra, "virgen", marcó mi vida hasta el día de hoy como un estigma . Se sigue recordando en la familia mi virginidad prematrimonial, y cada vez que hablan de un tema parecido ahi sale, otra vez, la "virgen".

El casamiento fue exitoso para ustedes. Muchísima gente, todo resplandecía. ¡Lo más! No cabía ni un alfiler en la Iglesia. Muchos quedaron afuera, ¡Claro! Éramos dos familias muy conocidas en la ciudad. Hasta tuvimos cuatro padrinos. No sé porqué cuatro si todos los demás que se casaban tenian solamente dos.

El lugar estaba hermoso, iluninado, llenísimo de flores de todos colores. Sonaba el Ave Maria cantado por alguien con una voz maravillosa que hacía vibrar los vitraux de la Iglesia y creo que hasta los vidrios de casas cercanas.

¡Qué nervios esa noche!  El vestido blanco estaba lindo, por supuesto, pero no era el diseñado por mí en mi mente, pero bueno... Tenia tantos metros de tela que yo no podía con él. La cola era larguísima  y me la pisaba, a pesar de que la diseñadora la iba acomodando a cada paso.

A esta altura de mi vida recuerdo todavía lo que pensaba esa noche. Parecía una película,  y yo la espectadora de cómo una vida se estaba yendo "a pique", sin poder hacer nada para salvar a la protagonista. Me sentí tan inútil por no poder ayudarla....
Pero no habia otra protagonista que yo mísma ni otra película que la mía.

Porque por más que sabia que estaba caminado sobre esa alfombra roja y hacia un Cristo que ya conocía - y Él a  mí -, dentro mío estaba segura de que no tendría Su bendición, porque Él veía lo que sentía mi corazón y la locura que estaba permitiendo.

Casi a la mitad del camino de esa alfombra roja hacia "mi futuro" algo llamo mi atención. Una cabellera rubia con un corte muy particular, y unos ojos celestes únicos que me miraban como diciéndome "no".
¡No lo podía creer! Era un noviecito que me hubiese gustado tener. Los dos sabíamos que podríamos llegar  a algo juntos. No sé si estábamos enamorados. Sólo una vez nos dimos un beso apasionado, y vos no  nos viste porque conversabas con una vecina. ¡Cómo nos reíamos ese día! Nos gustábamos mutuamente, pero fue esa vez y nunca más, porque sabés que yo tambien  tenía "guardaspaldas  familiares" muy bien  adiestrados, que le dieron  una paliza a  mi rubio hermoso y nos prohibieron acercarnos nunca más. Nosotros queríamos ser novios... pero no, ustedes no  permtieron que fuera asi. Decían que un rubio con esa pinta, con ese auto, sería un "creído", que me tomaría para jugar a enamorame y que intentaría cosas peores  para después dejarme... ¿Cómo entonces acercarme a él o él a mi ? Salíendo acompañada a todos lados sería imposible, y lo fue. Nunca más nos vimos hasta el día de mi casamiento. Esa mirada quedó en mi vida para siempre.

En realidad nunca tuve un novio o, mejor dicho, sí, creo que como  tres. Para mi eran solamente amigos, pero como quedaba mal hablar en la calle porque la gente comentaría, amigo nuevo o compañero de colegio que tenía, ustedes lo metían de un tirón dentro de casa y, entonces, "novio oficial".

Otro que recibió una paliza terrible por mis dos "guardaespaldas" fue uno de mis pretendientes, un chico provinciano, "cabecita negra"- decían ustedes, muy morocho de piel. Era muy bueno, al igual que su familia que me adoraba, y yo a ellos, muy humildes ellos como su casita.  Su hermana, era mi amiga, pero desde lejos. No venía a casa tampoco ella. ¿Pretender ser mi novio, siendo como era... ¿Cómo yo podría poner mis ojos en él?.

Creo que sí, que me hubiese gustado ser su novia. Era bueno, cantaba bien, y tocaba la guitarra como los mejores. Eso lo sé porque con sus apenas diecisiete años me dió una serenata. Fue la última vez que escuché su voz. Sólo me envió con su hermana una hermosa Virgencita de Luján en plata, y una lapicera con un diseño muy particular: en la parte superior parecía tener agua y un barquito que segun el movimiento de mi mano iba y venia. Su hermana me contó que él dijo que asi sería su amor por mi, que estaría anclado como ese barquito en ese sector de la lapicera, y ahí quedó.
Con los años supe que se casó y estaba feliz con su esposa y dos hijitas. Un  día volví a verlo y  me presentó a sus nenas. Tenia la misma mirada de hacía años... de una dulzura inexplicable que nunca había cambiado. Sólo me preguntó si yo era felíz. "Por favor, decime que si" - me pidió.

Parece mentira, ¿no? Mientras te estoy hablando del recuerdo "casi amargo" que me quedó del que debió ser el  día más importante para mí, se entrecruzan todas estas secuencias de "mi corta vida" y me hacen llorar por ella, como la protagonista de esa película que te comenté y que en definitiva era yo misma.

¿Por qué nunca te lo dije antes? Bien lo sabés. Porque era sumamente obediente y tu ¡callate! lograba exactamente eso, que me callara.

Por supuesto, el lugar de la luna de miel fue elegido también por ustedes, los mayores, como cada hotel en el que debíamos parar hasta llegar al lugar definitivo donde "sería mujer".

Nos compararon una hermosa camioneta cerrada. En su parte trasera se veía un mullido colchón como permitiendo ya entregarme a los brazos de mi Teseo.

Gracias a Dios, en esa época no había teléfono celular. Hubiese sido imposible nuestra luna de miel. Teníamos la orden de llamrlos en cada parada que hacíamos y contarles todo. Y todo era todo.

La primera parada  fue en un hotel de la gran ciudad vecina. La fiesta terminó tarde y en verdad era peligroso conducir más a esa hora.

Él era tan dulce y comprensivo que supo contenerme. Éramos amigos, y yo estaba llena de miedos, llena de preguntas sobre el sexo y lo que vendría. Nunca me explicaste ni explicaron nada. Ni te imaginás el pánico que tenia.

Hicimos la llamada antes de salir del hotel hacia la ruta, y cuando quisieron saber si "paso algo" no les gustó la respuesta que el les dio: "sólo dormimos".

La pasamos bien en el viaje. Ninguno de los dos había salido de la zona de nuestra ciudad, asi que íbamos cantando, tomando mate, disfrutando del paisaje y  riendo de todo lo que había pasado en la fiesta.

La noche nos tomó por sorpresa en la ruta. Como te recordé hace un momento, había un colchón en la parte de atrás de la camioneta. Yo quería quedarme a dormir en el asiento. Mi miedo seguía, y no sabía si "sabría hacerlo". No quiso dejarme sola adelante, asi que me convenció de ir a la parte trasera. Prometió que no haría nada que yo no quisiera, porque él también seguía viéndome como su amiga... la mejor.

Ya éramos dos los que teníamos miedo, y también temíamos a la noche en ese lugar perdido de la ruta. Dormimos muy abrazados y vestidos, como para darnos valor para enfrentar las situaciones de la vida que nos hicieron crecer. Y solos.

Por la mañana llegamos al siguiente destino. Allí nos dicen que llamaron "urgentemente" de casa y que estaban muy enojados porque nos habíamos salteado un hotel.  No habíamos seguido las indicaciones de ustedes. "Es que nos entretuvimos disfrutando el paisaje y decidimos dormir en la camioneta...". Pero ¿para qué tratar de explicarles? Sus gritos los escucharon los dueños del hotel quienes nos dijeron:, "Chicos, somos amigos de sus padres, aquí seremos como ellos. No se asusten, no están solos". Parecían buenos y nos cayeron muy bien.

El paisaje alli era hermoso. Yo estaba deslumbrada y él también. Sólo queríamos cambiarnos de ropa para ir a correr, trepar, disfrutar cada momento... y asi lo hicimos.

Cuando regresamos, nuevamente suena el teléfono, ahora en nuestra habitación. Ustedes querían saber si necesitábamos algo y si ya el "hecho" había sido "consumado" o algo asi. Vi que él se enojó muchísimo y cortó la llamada. Después me contó que fue lo que le dijeron: si no me convertía en mujer lo antes posible, tendríamos que anular el matrimonio. No sé qué cuento nos vendieron y nosotros lo creímos.

Él no me apuraba en mis tiempos. Yo lloraba porque me sentía asfixiada por todos lados. Tenia que cumplir con todos. ¿Y yo?.

Comencé a sacar la ropa de la valija. Quería ver qué me habían preparado para estar esos días alli. Mi ajuar era muy hermoso, de tantos colores distintos, y transparentes, con encajes, puntillas.. y todo eso para varias noches "lujuriosas". Immediatamente escondí todo de él. No quería que viera eso. Era como "regalarme" o que "me regalaran", porque yo tampoco elegi mi ajuar y me daba verguenza usar todo eso delante de mi "amigo-marido". Si lo hubiese elegido yo....

Un día antes de venirnos todavía no había pasado nada. Esa pareja del hotel amiga tuya, seguramente por indicación de ustedes, nos llamó aparte y hablaron con nosotros, cada uno por su lado. Las conversaciones fueron sobre el amor, el matrimonio, el sexo,...  porque yo tenía que volver "siendo una mujer".

Casi no podía oír a la señora. El lugar que eligió para esa conversación era una gran cocina, muy decorada tipo rústico, y como también allí habia restaurant, ella estaba cocinando papas fritas en una sartén inmensa y las sacaba muy "crocantes" con un colador también gigante. "Cuando vaya a casa me compro una así. Nos regalaron de todo pero esto nos falta. Y las papas fritas nos gustan mucho a los dos.", le dije.

La señora me toma de los hombros y me habla de frente: "Nena. ¿Por qué te casaste? Tenés que aprender a decir "no" en la vida, y a rebelarte."

Nos reunimos los cuatro. Querían que les contáramos nuestra versión, porque la de ustedes ya la sabían. No entendían por qué tantas llamadas en una luna de miel. Y ella nos dice: "Chicos, somos seres libres, nacemos libres. Muchas veces hay que decir no y también rebelarse cuando sabemos que tenemos razón. Y no me importa que sus padres sean nuestros amigos. Es la primer luna de miel que vi como la de ustedes."

Y, bueno... Esa noche pasó lo que parecía que todos querían que pasara.

Lo que no sabíamos todavía era que la película seguía con el tema "hijos". Ustedes querían un nieto, y varón. El apellido de mi esposo en la ciudad terminaría con él si no nacía un varoncito.

Pasaban las semanas y el bebe no venía. Toda la familia supuso que yo tenía un problema y me llevaron a un ginecólogo amigo de la familia de él. Y vos ¡me dejaste ir! Yo nunca había ido a esos médicos, y la actitud de éste con la persona que elegiste para que me acompañara a la consulta no me gustó. Se conocían, sí, por sus actividades compartidas, pero yo nunca había visto, como vi entonces, que alguien se sentara en la falda de un médico mientras hacían desnudar íntegra a una paciente ante los ojos de ambos mientras hablaban explicándose el caso. La paciente desnuda era yo, y el caso era el mío.

Él se levantó, haciéndome acostar en una camilla, y me toqueteó tanto por todos lados que jamás lo olvidaré en mi vida. ¡Me sentí tan sucia, pero tanto...! Vos deberías haber ido conmigo, pero no, no podías.

A los tres meses del casamiento quedé embarazada. El bebé tan esparado por ustedes y ya también por nosotros llegaba  a nuestras vidas.

Once meses después de nuestro casamiento, con ocho de mi embarazo, decidimos ser libres. "Cada uno por su lado", como nos había dicho nuestra amiga, la hotelera que conocimos en la luna de miel.

Nuestra separación fue terrible para ustedes, por el "qué dirán" y todo eso... Nosotros, él y yo, quedamos bien, como amigos. Seríamos padres, sí, pero cada cual haciendo su vida. Como quisimos siempre.

Lo que nunca imaginamos que todo sería peor paa nosotros: doble castigo por desobediencia. Mi pancita y yo no podíamos salir a la puerta de calle porque los vecinos hablarían. A él no lo dejaron ustedes acercarse más a mi, ni hablarme por teléfono, nada. Si yo tenia que salir a algún lado lo hacía con custodia pero ya ni siquiera familiar. El tema era que él no se acercara a nosotras. Ya éramos dos, porque la nena había nacido.

Hacíamos lo imposible para poder vernos. Éramos amigos y seríamos padres, amábamos a nuestra bebé, nos queríamos pero no nos amábamos.

El día que ella nació, - yo no lo sabía, pero me enteré después por las enfermeras -, él fue pero ustedes no lo dejaron entrar. Regresó con la policia para conocer a su bebe, pero tampoco pudo.

¡Me hubiese gustado tanto que viera a nuestra bebé! Se fue muy lejos. Nunca supe más de él hasta que hace unos años padre e hija  se encontraron por decisión propia y nunca más se separaron.
Él y yo nos volvimos a ver después de muchos años, en el cumpleaños de un nietito que nos reunió ese día. Por suerte ustedes ya no dirigían esta etapa de mi vida en la que comencé a ser libre y nunca dejé de serlo.

Como te dije, si no te conté esto antes fue porque no me dejaste. Desde mi libertad, desde estas playas, elegidas por mi para hablarte como te hablo, te digo que te amo, los amo, no guardo rencor ni odio, porque la vida y mi Dios me enseñaron a tomarlo así.

Sólo quería escribirte algo y salíó esto. Estará escrito en una hoja de las tantas infinitas de algún cuaderno de arena como el de Borges, que guardaré con sumo cuidado en una hermosa botella que acabo de encontrar entre la luz de esta playa. Y así tiraré mi primer  mensaje al mar, en este mar elegido por mí como este lugar único y mio.

Y si alguien, en algún lugar, lo encontrara un día, abrirá la botella, verá su contenido, tocará su material, lo leerá  y quizás diga: "Lástima que es una carta sin nombres". Porque nadie tiene nombre aqui excepto yo. Es como si nadie fuese real
pero no..., yo lo soy aquí en la libertad .
porque dice
"Laura existe".


Laura,
desde una playa junto al mar Egeo.

2 comentarios:

Pena, Clpaxtix, TinaG, Dana, No, Sena, Qpela. dijo...

Esta bien, nuestra premisa es "Somos un sueño y seremos olvido" o sea, no existimos ni existiremos; Pero, existe Laura?
Pena (L7s7)

Guardiana de la noche dijo...

Hola Pena: según para quién las dos cosas. En mi caso tanto ustedes como Laura existen y existirán siempre. Un beso.