¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?
Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.
El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.
Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?
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UNA BELLA HISTORIA DE AMOR.
El príncipe Kurram había sido educado como príncipe y como místico. Despojado de los intereses mundanos, aprendió gramática, lógica, matemáticas, astronomía y geología. Dominaba el árabe (la lengua del Corán) y el persa (la lengua de la Corte). Un buen día el príncipe se hizo un joven y el joven se enamoró. En un bazar alegre y colorido, sus ojos se encontraron con los de la princesa Arjumand, Aryumand Banu Begam, más conocida como Mumtaz-i Mahal de sólo 15 años, hija del Primer Ministro de la Corte.
El príncipe, impresionado por su belleza, preguntó el precio del collar de cristal que ella se estaba probando. Le respondieron que no era de cristal sino de diamantes y que valía 10.000 rupias. El príncipe pagó sin dudarlo y así conquistó de inmediato el corazón de la princesa. Pero los novios tuvieron que esperar cinco años para casarse, tiempo durante el cual no pudieron verse ni una vez... Finalmente la boda tuvo lugar en el año 1612, con una ceremonia espectacular, en la que el Emperador nombró a Arjumand Mumtaz Mahal, La Elegida del Palacio y que quedaría inmortalizado en el Taj Mahal.
El príncipe fue coronado unos años después y al coronarse tomó el nombre de Shah Jahan, Rey del Mundo y gobernó en paz. Pero cuatro años después de coronarse, sufrió la peor tragedia de su vida. Su amada y fiel esposa, Mumtaz Mahal, no resistió el parto de un nuevo hijo. En su lecho de muerte, la reina le pidió a su rey que construyera en su memoria un monumento sin igual en el mundo...
No se sabe quién fue exactamente el arquitecto del Taj Mahal. Se menciona el nombre de Ustad Isa, pero si este personaje existió o no, es pura conjetura. Lo cierto es que en Agra se reunieron las mayores riquezas del mundo: el mármol fino y blanco de sus paredes se trajo de las canteras de Jodhpur, jade y cristal de la China, turquesas del Tibet, lapislázuli de Afganistán, crisolita de Egipto, ágata del Yemen, záfiros de Ceylán, amatistas de Persia, coral de Arabia, malaquita de Rusia, cuarzo de los Himalayas, diamantes de Golconda y ámbar del océano Indico. En una curva del río Yamuna se construyó el increíble mausoleo.
Su construcción duró 22 años.
Se dice que el emperador Shah Jahan quería construir su propio mausoleo en mármol negro, a imagen y semejanza del de su esposa, al otro lado del río Yamuna, y unir después ambos mediante un puente de oro. Hoy, al otro lado del río, frente al Taj Mahal, queda un resto, en piedra roja, de lo que se dice que fue el inicio de la construcción del edificio gemelo del Taj Mahal. No llegó a construirse ya que Aurangzeb, tercer hijo de Shah Jahan, después de vencer a sus hermanos y hacerse con el poder, encarceló a su propio padre en la fortaleza roja de Agra. Shah Jahan murió en prisión, después de largos años de enfermedad, contemplando desde sus alojamientos en el Fuerte Rojo el Taj Mahal, su gran obra, monumento a su amada y refugio para el descanso eterno de ambos.
El hijo del Shah Jahan rompió con la simetría, por venganza, por envidia o por amor, al enterrar a su padre al lado de Mumtaz Mahal. Ella está representada por una pequeña loza, y el Rey, por un tintero, símbolo de la mujer como un papel en blanco en la que escribe su marido. El Shah Jahan vivió sus últimos años prisionero en el Fuerte Rojo, desde donde contemplaba el Taj Mahal a través de su ventana. En su lecho de muerte, a los 74 años, pidió que se le colocara un espejo para ver la tumba de su esposa. Se dice que cuando murió, miraba el Taj Mahal...
El Taj Mahal tiene algo de mágico, propiedad que le confiere el mármol del que está formado; cambia de color según la luz que recibe: blanco brillante cuando hace sol, destacando en el inmenso cielo azul, se vuastá nublado y trata de confundirse con el cielo. Aunque es de todos conocido, cuando se observa allí, directamente, resulta nuevo, original, único, perfecto; siempre sorprende al visitante que no se cansa de mirarlo. Si lo único que se pudiera hacer en la India fuese ver el Taj Mahal merecería la pena el viaje a aquel país tan lejano.
FOTO: AXEL DÌAZ MAIMONE.
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