La Orquesta Filarmónica de Israel, bajo la batuta de Zubin Mehta, se apresta a ejecutar el concierto para violín de Bruch. En cuanto el solista Gil Shaham comienza a interpretar su parte, un grupo del público formado por hombres y mujeres portando carteles con leyendas anti israelíes y a favor de los palestinos, se levanta y comienza a cantar a viva voz para molestar a la orquesta. Sin inmutarse, el director ordena a sus músicos a tocar con mayor fuerza. A pesar de las cinco veces que distintos grupos ubicados en la sala tratan de interrumpirlo, el concierto es ejecutado en continuidad hasta su final.
El director, el solista y la orquesta, son objetos por parte del resto culto del numeroso público que asiste al evento, de efusivos aplausos que se mantienen durante largos minutos.
Según noticia divulgada por la prensa al día siguiente, eso sucedió el 1 de septiembre de 2011 en el Royal Albert Hall de Londres. Gracias a la entereza demostrada por el gran director Zubin Mehta, la cultura logró vencer a la barbarie.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.
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