¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?

Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.

El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.

Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?

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Glándula Pituitaria y el Tercer Ojo


tercer ojo Esta glándula Pituitaria, también llamada hipófisis, es muy pequeña y está ubicada en el centro de la cabeza, debajo del cerebro y es la más compleja del cuerpo.
Se la relaciona con el Ajna Chakra o Chakra frontal, (tercer ojo), pues este es el centro de energía a través del cual podemos encontrarnos con nuestro sabio interno, conectarnos con nuestro aspecto intuitivo y positivo, serenar nuestra mente, aprender a llevar una vida mejor, más sana y con mayor paz interior, ya que ayuda a regular todos los ritmos energéticos de nuestro ser.

Veamos ahora desde lo corporal como se relaciona esto. La hipófisis regula el funcionamiento de todas las demás glándulas. Se la puede considerar la reina, la encargada de dirigir la orquesta endocrina. Funciona como un complejísimo laboratorio químico compactado que recibe las órdenes del hipotálamo, del cual cuelga. Su función es supervisar a las demás glándulas a fin que secreten únicamente la cantidad exacta de hormonas necesarias para el organismo. Secreta además sus propias hormonas, que van a influir en la acción de casi todo el organismo, permitiendo a la persona llevar una vida normal o también produciendo enfermedades de la más amplia gama.


Entre las hormonas que produce, la oxitocina, es la que permite iniciar las contracciones de la matriz; sin ella no podría producirse el parto. La tirotrópica, por su parte, gobierna la glándula tiroides, ubicada debajo del cuello. ¿Qué pasaría si su producción no estuviera regulada por el hipotálamo? Muy simple, en exceso, aumentaría desmedidamente el apetito de la persona pero esta sería cada vez más delgada. En escasez, produciría pereza , exceso de peso y hasta retraso mental.

En el aparato reproductor, las hormonas de la hipófisis son las encargadas de la producción de espermatozoides y óvulos, de modo que de ellas depende la fertilidad. Pero aquella que actúa en más sitios en el organismo, es la hormona del crecimiento. Influye en el crecimiento óseo, en la formación de nuevo tejido cuando hay por ejemplo una fractura, y en la cicatrización. La lipotropina, otra de las hormonas producidas, es la que regula los depósitos de grasa en el cuerpo y controla también ciertas enfermedades llevando la grasa sólida al hígado y transformándola en energía.

Cuando el funcionamiento de está glándula no es adecuado, las células aumentan su producción desmedidamente y puede producirse un aumento desproporcionado del tamaño de una persona o de alguna parte de ella, o una maduración de cinco óvulos al mismo tiempo, provocando embarazos múltiples, e incluso un cáncer, ya que este se caracteriza por la reproducción descontrolada de las células enfermas.

Si bien la hipófisis está muy protegida por encontrarse en la cavidad del hueso esfenoides, es posible que se lesione. Las consecuencias pueden ser desastrosas: por ejemplo, puede disminuir la producción de la hormona antidiurética que actúa como freno sobre los riñones, y el organismo liberaría litros de orina diaria hasta deshidratarse. También son comunes los tumores es esta glándula. Si dicho tumor obligara a la hipófisis a producir por ejemplo demasiada hormona adrenocórticotrópica, que regula la actividad hormonal de las glándulas suprarrenales ubicadas sobre los riñones, podría traer como consecuencia bolsas de grasa en cuello, espalda y abdomen, las piernas se pondrían demasiado delgadas, aumentaría la tensión arterial y la libido desaparecería. Los huesos perderían calcio y las vértebras se aplastarían, y el corazón debería hacer un esfuerzo tremendo hasta rendirse.

Es así que calladamente y en forma imperceptible cada día la hipófisis cumple con su función dentro de nuestro cuerpo. ¿Podemos ayudarla? Sí. Al meditar o hacer ejercicios de interiorización a través del llamado "tercer ojo", estamos ayudando nada más ni nada menos que a armonizar la energía de esta glándula tan importante para nuestra vida y a optimizar su funcionamiento. Así como el descanso proporcionado por el sueño revitaliza nuestras fuerzas permitiéndonos recomenzar cada día, la relajación consciente influye directamente sobre todas nuestras funciones corporales, en este caso las de la hipófisis. El hecho de meditar o relajarnos, repercutirá sin duda en un mejoramiento total de la salud y en una necesidad de incrementar los momentos del día en que podemos utilizar estos recursos.

Espero que tanto para quienes creen en esto último como para los descreídos, al ver las cosas presentadas desde este ángulo más científico, se sientan atraídos por la necesidad de buscar la paz interior a través de un trabajo personal que los llevará sin duda, hacia el camino del equilibrio interno y externo.



Fuente: www.deon.com.ar

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