Desde que era pequeña, fue mi compañero de juegos. Siempre fue tan solapado, que no me animaba a decirle nada. Sólo lo recibía y sin poder imponer mi voluntad, hacia lo que él quería . Mirábamos la tele juntos, jugaba conmigo a las muñecas, me acompañaba al colegio. Siempre estaba presente, y me era fiel a cada instante.
Cuando llegué a la adolescencia, comenzó a coquetear conmigo. Sus juegos de seducción eran macabros, y sin embargo, yo lo dejaba. No podía resistirme a sus escarceos.
Hubo muy pocos momentos en mi vida, en que él no estuvo, y cada vez que desaparecía, pensaba que no lo iba a volver a ver jamás. Pero me equivocaba, y regresaba cada vez con más bríos. Me hacia su esclava. Una y otra vez arremetía, convenciéndome de que él, era lo mejor para mí.
Así, me fue convenciendo de a poco, como la gota que orada la piedra.
Un día decidí que no podía seguir dejándome influenciar por él, he hice terapia para poder alejarlo. Estuve un tiempo oponiendo resistencia, pero sin embargo volvió y lo acepté nuevamente.
Hará unos dos años, viendo que mi vida era un desastre, consulté con otra terapeuta. Ella me dio las armas para resolver mis conflictos con él. Me puse firme durante un tiempo, en el que se mantuvo alejado. Cada vez que intentaba regresar, le cerraba la puerta en la cara. Esta vez, no iba a poder conmigo.
Que equivocada que estaba…….En el mes de julio del año pasado, estaba ahí, a los pies de mi cama, nuevamente. Se quedó a vivir conmigo. ¿Qué le podía decir, si era yo la que lo aceptaba sin decir una palabra?.
Durante su estadía, fue una lucha de poderes entre él y yo. Quería liberarme de sus designios, y contra más luchaba, él arremetía con más fuerzas aún.
En un momento, se fue nuevamente. Quedé sola. Internamente, parecía que lo extrañaba, que no estando él conmigo, me faltaba algo.
Por eso, hoy cuando regresó, en su alocada carrera para conquistarme nuevamente, me di cuenta de que hiciera lo que hiciera, este llanto tan sin sentido, iba a ser mi amante eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario