¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?

Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.

El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.

Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?

Utiliza este servicio

Seguidores

Mostrando entradas con la etiqueta soycubano. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta soycubano. Mostrar todas las entradas

Gertrudis Gómez de Avellaneda - escritora cubana

Gertrudis Gómez de Avellaneda: la Tula

"Es preciso que te diga que te quiero aún más que a ningún hombre he querido y que si el destino ha ordenado que no te vuelva a ver más, conservaré de ti una tierna e imborrable memoria."
Con tanta pasión escribió a su amado Ignacio de Cepeda, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Tula, una mujer que nos descorre el velo de su vida para que conozcamos de toda ella, su variada, impetuosa y palpitante obra.
Nació en Camagüey, entonces Puerto Príncipe, el 23 de marzo de 1814, en la otrora calle Las Carreras número 2, actualmente Avellaneda 67.
Fue una niña precoz, en su infancia de juegos y versos escribió y declamó poemas desde temprana edad; a los 16 años viajó a España, país donde transcurrió la mayor parte de su vida, pero jamás olvidó su tierra natal.
Uno de sus sonetos "Al partir", la descubre.
En tierras extranjeras consolidó su extensa obra en la que incursionó de manera brillante en la lírica, la literatura y el teatro.
De su pluma indómita y soberbia, transmisora de los anhelos, tristezas, pasiones, desencantos, naufragios del alma femenina, brotaron textos como la novela "Sab", la comedia "Oráculo de Talía", la tragedia "Alfonso Munio", el drama "La hija de las flores" y su "Diario de amor", en el que se recogen las cartas llenas de una pasión frustrada por Ignacio de Cepeda.
Como esta criolla irrefrenable y arriesgada en la búsqueda de conocimientos y la felicidad, existieron pocas poetisas dramáticas en su época que pudiera comparárseles, y Tula en su aniversario 194, florece como nunca en el creciente acervo cultural de su pueblo.

Tomado de un artículo de Ariadny Medina Viamontes, Radio Nuevitas, Digital.
Recibido de Soy Cubano.

José Martí, el Apóstol de Cuba - Biografía comentada

Venerada por todo cubano que se precie de serlo, la figura de José Martí es recordada en el aniversario 155 de su natalicio.
A lo largo del siglo, los historiadores y maestros de esta isla han cultivado con intensidad eso que, sin vergüenza ni sonrojo, podemos llamar el culto a
Martí. No mediaba en ello el deseo egoísta de llamar la atención hacia lo nuestro como algo diferente, único, pero lo cierto es que nuestro Apóstol tenía cualidades excepcionales dentro del grupo de hombres de pensamiento en el continente americano.
(…) Cada uno de los próceres reconocidos tiene su título propio: El Libertador (Bolívar), el Benemérito de las Américas (Juárez), el Protector de los Pueblos Libres... Con este último sobrenombre pasó a la historia el uruguayo José Gervasio Artigas (1764-1850). La marcha que realizara en 1812 desde el sur hasta el norte, conocida como el Éxodo del pueblo oriental , es solo comparable a la del pueblo hebreo guiado por Moisés.
(…) De esta forma, llegamos hasta el propio José Martí... Cuando hablo sobre él, me refiero al hombre, porque siempre le veré así. Gran error sería empezar a reunir oro y a tallar cornucopias para, una vez más, con una aureola de santo colocarle en el altar. Sus virtudes serían entonces inimitables.
Era grande y vario su talento , escribió Enrique Collazo, quien durante un tiempo no le quiso mucho. Y es que Martí asombraba. Durante la primera juventud había alcanzado un dominio sorprendente de la realidad mundial: viajaba por los clásicos del pensamiento desde Grecia y Roma hasta hurgar en los pueblos más antiguos, cultos y ancestrales de los países del Oriente. Tenía el don de expresarse en la lengua materna y en otras. Es decir, habló y se preparó para interpretar los idiomas determinantes en el mundo de su tiempo.
(…) Al dominar varios idiomas, también pudo hablar con el francés que él y los cubanos de su tiempo consideraron el genio supremo de los derechos civiles: Víctor Hugo. Le impresiona sobremanera el poderoso cronista de los acontecimientos acaecidos en la Francia posterior a la gran revolución de 1789 y su eco en 1848.
Martí resumiría, en sí, el espíritu y la obra de aquellos cubanos como el presbítero José Agustín Caballero, José Antonio Saco, Domingo del Monte... y el
Padre Varela, cuyos restos reposan en el cenotafio de mármol en el Aula Magna de la Universidad de La Habana , fundada hace exactamente 280 años. (…) Cuba ha sido pródiga en mujeres y hombres de talento, dotados del don de la elocuencia. Un país donde la palabra viva ha tenido un significado preponderante, esencial e insustituible.
Podemos editar centenares de libros y periódicos, pero es necesaria la palabra para llegar al corazón del pueblo cubano. Pero además de ser orador y un lector insaciable, Martí era un artista, que, además, sabía reconocer el talento de los otros. (…)
¡Cuántas veces le habrán halado la oreja en el patio de la casa! Cuánto le habrán dolido a Martí en el corazón aquellas tantas veces repetidas palabras en las cartas de su madre admirable: mientras tú no puedas alejarte de todo lo que sea política y periodismo, no tendrás un día de tranquilidad (...) o yo creo, hijo, que mientras tú no sueltes los papeles de los periódicos, tu suerte no variará (...). Pero tales cosas debió soportarlas desde el amor que siempre profesó a sus buenos y generosos progenitores, quienes le amaban infinitamente.
(…) Hay que entender que Martí no era una mansa paloma, ni andaba desvanecido por las esquinas, oliendo flores... Era de ideas fijas, obsesivo en lo que debía buscar, persistente... Sufría decepciones porque quería conquistar espíritus y todo el mundo no es conquistable. Amando la belleza, renunció a ella... Queriendo los libros hermosos —y no los más baratos, que se deshojan tras dejar el conocimiento en el corazón y la memoria—, solamente pudo tener aquellos cuyas páginas llenó de notas escritas apresuradas en los márgenes... Amando a las mujeres —como ellas deben amar a los hombres: con pasión—, y siendo él mismo un gran amador, debió renunciar dolorosamente y casarse con la novia etérea y distante... Por eso, el anillo de hierro, con el nombre de Cuba, es el símbolo de su extraño y excepcional matrimonio.(…)
El legado infinito de
Martí yace en su copiosa correspondencia, en su oratoria, en su obra periodística, en su labor como conspirador revolucionario... Todo ello revela su capacidad para convencer, para persuadir, para unir..., sobreviviendo a las flechas envenenadas de los envidiosos y mediocres, porque hay quienes admiran, pero con rabia. Él logró hacer un periódico de un sinnúmero de periódicos; un partido, de otras tantas facciones y banderas; una voz, de incontables voces... para convertirse en el líder indiscutible de la nación cubana. De ahí que un obrero y un maestro de los pobres le llamasen Apóstol; se lo decían con la misma humildad y reconocimiento con que —años atrás— otros habían identificado a El Libertador.
(…) Pero Cuba tiene un solo Apóstol. Aquí no hay doce, ni cuatro ni seis; hay uno. Porque él no vivió en francachelas ni en disipaciones, sino con la sobriedad de los apóstoles. Porque tenía ese carisma que, según los griegos, era capaz de encender un fuego inextinguible en los corazones y en la conciencia de los demás (…)
(…) A su muerte, a la que asistió como a nupcias indispensables, acude con el dolor y el sentimiento de que los compañeros pudiesen considerar que ese no era su lugar. El destino lo colocó en el camino: ante un barranco, el cañón del río... Cuando contemplamos la llanura en que se consumió su calvario, parados en la orilla y ante el tropel de las aguas crecidas de mayo, imaginamos el vado...
Mi verso crecerá: bajo la yerba, / yo también creceré (...) , dijo una vez. Y creció el verso porque la poesía no era solamente la rima mecánica, sino el soplo vital que la anima y la inspiración que la promueve. (…)
Cuando un agnóstico me pregunta: ¿Es que Martí habló o profetizó de todo? Le digo que desconocen la integridad e inmensidad de su obra moral. Y cuando hacemos de lo histórico una reducción mecánica, omitimos el logro principal, el mayor, el más relevante de la Revolución cubana: su obra moral. Como ha afirmado
Cintio Vitier, Martí no ha dejado ni un solo cabo suelto en la historia de Cuba. Trató de dar solución a grandes enigmas y complejidades de su tiempo y del futuro. Su pensamiento nos ha llevado a perseguir como ideal la unidad continental, proyecto que se mantiene latente en nuestros días.
(…) Esa es la fuerza salvadora, de ahí que en el alma de los cubanos encuentre cobijo ese culto legítimo a un hombre que no solo fue de su tiempo, sino de todos los tiempos; no solo de Cuba, sino del mundo entero:
José Martí.
Extraído de un artículo escrito por Eusebio Leal Spengler, publicado en el periódico Granma.
Enviado por "Soy cubano".

Cirilo Villaverde: aspectos de su vida y su obra


Cirilo Villaverde (1812-1894) ha sido uno de los narradores más prolíficos de la literatura cubana y el precursor de la producción novelesca en la Isla.
Su obra, de calidad irregular, se enmarca dentro del romanticismo y está contaminada por sus excesos, sin embargo refleja un contexto social y humano que trasciende su época y convierte a Villaverde en un autor fundamental del siglo XIX.
La literatura realista y de costumbres, tiene en sus relatos y novelas un antecedente meritorio.
En cambio, si hoy Cirilo Villaverde forma parte del parnaso de los clásicos de la literatura hispanoamericana, lo debe a su novela Cecilia Valdés (1882).
La historia trágica de una mulata habanera sería el pretexto para la pieza de ficción que presentó primero en forma de breve relato y luego engordada en una narración de algo más de 600 páginas.
La protagonista, Cecilia Valdés, es mestiza y dados su color y belleza será llamada por los galantes habaneros La Virgencita de Bronce.
En la novela aparece como hija ilegítima de un «caballero» y de una «parda».
Con el paso del tiempo, en el imaginario nacional, representará a la mujer criolla y será un paradigma de lo cubano.
Esta mulata sensual, pícara y cautivadora, cortejada por todos los hombres —sin importar su raza o clase— y con aspiraciones de ascender socialmente, frustrada por su condición y su nacimiento se convierte en Pandora o Helena.
Alegato antiesclavista, la obra logra describir el ambiente colonial cubano de principios del siglo XIX, las injusticias sociales y especialmente la ignominia de la esclavitud.
Abolicionista y luego también independentista, Cirilo Villaverde construye una trama romántica en cuyo trasfondo está la denuncia social y la condena de la vida del esclavo en el ingenio, de las diferencias de oportunidades para la clase dominante blanca y la de los pobres, mestizos, libertos y esclavos.
Demasiados lectores «recordamos» pasajes de Cecilia Valdés diferentes a los narrados por Villaverde.
Una amplia bibliografía en torno de la obra y su apropiación desde otras artes deben ser culpables de las transgresiones enriquecedoras del texto original, cuyas más conocidas inspiraciones serían la zarzuela homónima, escrita por Gonzalo Roig en 1932; y un serial televisivo y una película del director cubano Humberto Solás, en que el entonces joven actor Imanol Arias representa a Leonardo Gamboa, pasional amante que resultará el hermano blanco de Cecilia.
¿En La Habana , quién no ha escuchado decir de una mulata soberbia y hermosa que se parece a Cecilia Valdés?
Algunos afirman que, contrario a lo que declaró siempre el autor, Cecilia existió en realidad y por eso logra Villaverde una caracterización tan humana y rica en matices.
Lo cierto es que en el Cementerio de Colón, en la Ciudad de La Habana , existe una tumba que lleva su nombre y que por las fechas inscritas puede coincidir con una mujer contemporánea del novelista.
Algún anónimo admirador del «Mito de la Cecilia », que los periodistas no han podido descubrir, en el aniversario de sus muertes coloca flores en las tumbas de Cirilo Villaverde y Cecilia Valdés.

Fuente: http://www.caribenet.info/
Enviada por soycubano