¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?

Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.

El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.

Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?

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Crónica impúdica de mi primera vez Por : Alexander Jesus Rozo

PREÁMBULO.



Primero, un aeropuerto. Las largas filas, el ir y venir de la gente. La impenitente costumbre de cargar cosas, el imperio disimulado de las minucias que nos hacen concretos. La ropa, el jabón, el cepillo. Los relojes. Del otro lado los papeles, guardianes celosos de nuestra identidad, sus enunciados, los sellos que la rubrican, la verificación , las caras sonrientes de los funcionarios que aprueban que el viajero puede seguir, que es quien dice ser y lleva en órden la maleta. Mis tias van afanadas, y gastan su dosis de angustia viviendo esos minutos como si el mundo estuviera al borde del colapso, como si la voz que anuncia el vuelo estuviera convocando al cielo, y ellas tuvieran miedo de no alcanzar a entrar. Y para el cielo es que vamos, y en adelante se lo toman tan en serio que se rien de cualquier detalle insignificante. No les importa que el avión se caiga. No lo contemplan. Su Dios las cuida, mientras yo, ateo de tierra firme, tengo nervios. No alcancé a firmar el testamento. ¡Pendejo!, ¿cual testamento si tu no tienes nada?, me digo, y quedo un poco mas tranquilo.



Ya en la puerta es como si cruzara un umbral. El auxiliar de vuelo luce elegante, dispendioso, solicito, amable. Me ubica, me pongo el cinturón. Aparte del primer impulso al despegar, o la ligera turbulencia a la aterrizar, volar no tiene nada de raro. La experiencia de ver abajo como miniaturas los paisajes. A los lados nada, solo nubes y nubes como copos de algodón sostenidos por hilos invisibles atravesados por un pájaro de acero que ruge. Una estafa. Lo único emocionante de viajar en avión es la sensación de vacío y la certeza incontestable de que si caes no te salvas. Deberían tener servicio de conversión express o un sacerdote para alcanzar a confesarse (mutuamente). Yo le perdonaría todo si él me perdonara por las cosas que dejé de hacer. El secreto de confesión quedaría grantizado. "Antes había, me dice una señora que va al lado, y hasta bendecía el vuelo, pero los quitaron para no ofender la diversidad de credos" Que mas da poner cuatro sillas mas, pienso, para tener de todos. Menos Khrisnas. Hacen mucho ruido. Ni musulmanes. Tienen malos pensamientos dentro de los aviones en nombre de sus once mil virgenes y sus jardines gloriosos. Un rabino bastaría. Son los padres de todos.


Al aterrizar, llegando a Cartagena todo se revuelve. Desde cierta altura es fácil confundir una vaca con un perro, un rio con una carretera, y a la guerrilla con el ejercito. Siento la suave brisa de camino al hotel cuando lo veo. Desde la ventana del taxi y tratando de que él no lo hiciera, lo contemplo. Es una revelación. Siento su rumor, observo su cadencia, empiezo a cumplir una cita tratando de tener una espuria ventaja, un instante de emoción. Estoy seguro de que ocupado en su agite, tratando de sobrellevar el devaneo de la lluvia, no me vió. Y lo seguí mirando desde el balcón del hotel, y pensé en él mientras colmaba de copas mi timidez. Y aquella noche lo evité y preferí la piscina, y en la soledad de una discoteca me embriagó una canción, mientras de léjos me llegaba su voz. Lo escuché tras las murallas, en las callecitas iluminadas de una ciudad vieja donde piratas y mercenarios hundieron siglos ha sus galeones con oro y plata. Amanecí borracho y reemprendimos el viaje sorprendido todavía por la primera visión y el amor a primera vista.


Tres horas de carretera, pueblos inundados, sofocantes, coloridos, dejados a su suerte en los fantasmales pliegues de los mapas insultando la vista con su orfandad, su pobreza, sus hijos sin futuro. Pueblos donde la mayor obra pública es la cancha de futbol, y ni la iglesia su mejor edificación, pueblos cuyo patrimonio cultural son los murales de los políticos de turno con las promesas de siempre, pueblos donde es fácil pensar que una bandera bastará para celebrar el bicentenario y cuyas calles atestiguan que nada pasará. Solo este bus de turistas donde va el que dice yo, y que no deja de estremecerse con la mirada intensa de los niños que juegan cerca a su esperanza de pescadores y su dios provedor. Allí lo volví a ver. Estábamos cada vez mas cerca.


ESCARCEOS

Lucía seguro e intimidante, rugía y amenazaba. Me le acerqué, me subí a la lancha. Parecía un impetuoso gigante, una alfombra impredecible que se extiendiera mas alla de los confines, el espejo y anverso del inconmensurable cielo con quien se encuentra en algún punto secreto y de cuyo incesto nace el horizonte. Era el mar. El mismo donde cumplen su destino los personajes de Conrad y fracasan las empresas de Magroll el gaviero, donde habita la obsesión del capitan Abah y escondió Stivenson su isla del tesoro, de donde Marco Polo extrajo sus historias fantásticas y Colón las penurias que lo llevaron a completar el globo. Donde estuvo sesenta dias sin pescar aquel pobre diablo de EL VIEJO Y EL MAR. El mar...el mar...estaba allí al frente, al alcance de la mano, tan cierto y tan real como cualquier sueño con la gravedad de lo cumplido.


¿Con que fuiste tu el que perdió a Ulises tras diez años de guerra en Troya cuando volvía a casa ver a los suyos?, fué lo primero que le dije con mi rencorosa memoria. ¡malparido, inconsciente, cabrón! verguenza es que debería darte. Hace años quería verte la cara, escuchar tu voz, tenerte cerca, mirarte a los ojos y saber la verdad, agregué. Pero el seguía allí, insolente, turbio, y celoso de sus dominios. Y al encenderse la lancha me tiró agua. Me aferré y me contuve. Debía viajar a traves de sus aguas a una isla. Miré a otro lado tratando de probar mi indiferencia y mi desprecio. No irían dos minutos de camino cuando lo entendí todo: ningún dios castigó a Ulises, ni el mar lo entretuvo. No fué Circe su tentación ni las sirenas su desafío, no luchó con algún cíclope ni contó sus historias a los hombres en el reino de Nausacá. Nada de eso ocurrió. Fueron las nubes, sus extrañas e inasibles figuras, el color de su contorno, sus deslices y movimientos, su melancólica desintegración que nos recuerda la frágil hechura del tiempo y la obstinación de la muerte, pero que mientras duran nos convencen del reino del cielo y nos hacen distraer de los ausentes, lo que perdió a Ulises y le hizo extraviar su mirada en los copos: aqui una diosa, allí un perro, al oriente se parece a un barco y al occidente un trueno. Si, lo que perdió a Ulises fueron las nubes. El mar solo estaba allí esperando nuestra cita, y para poder excusarme antes de bajar a tierra le susurré al oído lo mucho que me gustó su estrepitoso ritmo y su diversa tonalidad, su violenta impaciencia y su decidida caricia, su ardor salobre como fragancia natural de cuerpo extenuado y su imprevisible textura como humor de humano indeciso. Y nos dejamos por un momento con la promesa de volver a vernos. Y pasaron las horas...


CLIMAX

En la noche, por fin los dos solos, frente a frente, viendo morir la tarde, lentamente, unidos al coro elegiaco de las gaviotas y el paso sigiloso de los pelícanos, nos volvimos a ver. Un poco mas cansados y diciendo por fin,... cumplimos la cita como aquel par de viejos de EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA. Él me había esperado millones de años. Yo apenas treinta y dos, pero ponderando la escala y la proporción, me salía a deber porque finalmente era eterno, y yo mortal, él el consentido de los dioses y yo el perseguido, solo que esta vez todo conspiró a nuestro favor. Hasta el viento que soplaba suave a pesar de las intensas lluvias de regiones aledañas y que me permitió comprobar lo que sospechaba, lo que siempre creí pero me negaba a aceptar: que tras su fachada de furia se esconde un niño desamparado, que eran menos negras que azules sus leyendas, y allí, en el reposo tranquilo de su duermevela le confesé mi estupor y mi prevención, mi amor y mi odio, mi asombro y mi devoción, pero sobre todo mi duda: si bien le decían el mar, ¿por que algunos hablaban de la mar?. No me quiso explicar y su silencio me enamoró mas. Te perdono que hayas perdido a Ulises y tu me perdonas la tardanza, le dije. Y dijo si de manera rotunda en su inabarcable inmensidad y vino a mis pies enterrados en la arena y me dió un beso furtivo como un perro que juega, y se alejaba y volvía hasta que se quedó cada vez mas tranquil@ con la noche cerrada y empezó a roncar como un pequeño felino, mientras mis ojos buscaban en el negro cielo un destello, alguna luz que iluminara su brillo, su apacible transparencia y seguro sueño hecho de animales y de algas, de piedras marinas y de corales, de largos milenios arrastrando en sus aguas la pasión de los seres como una geometría inexacta, un teorema inacabable, una fórmula sin respuesta. Me quedé pensando en su silencio, en las tres noches que teníamos para vernos, para recuperar el tiempo perdido, para decirnos las verdades calladas y confiarnos los anhelos...


POST COITUM


Como es sabido el hombre despues del amor es un animal triste. Ya de vuelta, ni siquiera nubes vi en el avión. Era de noche. En todo caso tras mi primera cita con el o la mar ya podía bajar tranquilo al sepulcro. Y ya nada me importó...


Alex




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