¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?

Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.

El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.

Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?

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Cartas de amor: Mi querida Lucecita

3 de Abril de 1999

Mi querida Lucecita:

Aunque te dije que no iba a utilizar una computadora para escribirte, no me siento capaz de hacerlo manualmente hoy porque sigo bajo de pilas como vos sabés. Pero no quería demorar más mi cartita y por eso, contando con esa comprensión tuya que tenés en abundancia, uso este aparatito porque a mi compu también la estoy comenzando a querer.

Querría tener hoy todo más claro en mi mente y en mi corazón para poder expresarme con las palabras justas ("éste analiza todo", decís vos) pero como el malestar viene para largo y si alguna claridad está dispuesta para mí todavía no anda muy cerca, uso lo que hoy puedo para decirte un par de cosas.

En este preciso momento de mi vida me encuentro ante la extraña sensación de no saber. Pequeño, un poco asustado y un mucho dolido porque no tengo algunas cosas que querría tener. Grande, un poco sorprendido y un mucho agradecido porque tengo otras cosas que no esperaba tener. Y entre esas otras cosas que Dios (o lo que sea: el destino, la vida, la casualidad...) puso a mi alcance en este preciso momento de mi vida, estás vos.

Vos llegaste de a poquito (o no tan de a poquito). Cuando el alumno está preparado, dicen los sabios, el maestro aparece. Para, desde tu propio dolor, tus propios problemas, tus propias angustias, demostrarme que también podías hacerte cargo de mis dolores, de mis problemas, de mis angustias. Con la simple receta del amor al prójimo, al próximo, a mí en este caso. Desde tu propia sabiduría nacida del estar luchando para crecer, una sabiduría que te permite conocer que ayudar a crecer a un semejante es también una forma de crecer uno mismo.

Y sin hacer ruido, te pusiste junto a mí y dentro de mí para darme la caricia o la reprimenda justa en el momento justo. Y te sumaste a esta especie de locura en la que estoy embarcado sin decirme jamás que era una locura. Apoyándome cuando me venía cayendo. No permitiendo que desfallezca. Con tu maravillosa sencillez y tu aparente torpeza ("nunca voy a aprender a calcular los recargos"). Con toda tu grandeza interior que tímidamente exhibís sólo ante quienes vos elegís. Y me elegiste como a un hijo, como a un hermano, como a un padre, o como todo eso junto y mezcladito.

No sé qué pasará mañana conmigo, aunque sé que será mejor que lo que pasaba. Dejemos que el tiempo o el destino, o la vida, o cualquiera de los diferentes nombres que otros damos a veces a eso que con toda claridad vos llamás Dios, decidan. Pero hoy, en esta mañana tristona por fuera y por dentro, quería decirte que te agradezco en lo que vale (más de lo que vos misma creés) lo que has hecho por este raro animalito de Dios que Él puso en tu camino. No ha sido en vano, con el tiempo lo verás, porque ahora tengo una nueva obligación: no defraudar tus esfuerzos ni tus expectativas.

Humilde Lucecita, te quiero mucho. Y seguramente no te quiero bien, porque he ido perdiendo esa capacidad por desgastarla donde no correspondía. Pero ya mejoraré, salvo que ser tonto se haya instalado tanto en mí que se haya convertido en un mal sin remedio.

Gracias ("por ahora", como dicen algunos). Que Dios, tu fe y tu esperanza, te bendiga todo lo que merecés, cosa que no dudo que hará. Ya te está dando la fuerza para cambiar lo que debés cambiar. Y te va dando la felicidad profunda y la paz profunda que tu alma necesitaba.

Mirá vos, nena, cómo suceden las cosas (comienza una de mis viejas canciones), de tanto repetir confiadamente "Dios proveerá", Dios de ha provisto de un poco de vos (que para mí es un mucho). Y entonces voy a darte la satisfacción de decirte "gracias a Dios" (con las debidas reservas de quien está buscando y no con la seguridad de quien ha encontrado).

Y gracias a vos.

Dany
(1º carta antes del TODO)

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