¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?
Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.
El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.
Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?
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Figuras de la lírica uruguaya: Luis Gianmarchi
Tomado de una serie de notas publicadas
por José Luis Pomi
en Informe Uruguay
Quienes tenemos más de 40 años dentro del Teatro Lírico de nuestro país mantenemos vivo, el recuerdo de muchos artistas desaparecidos, que contribuyeron con su presencia y capacidad, a imprimir a las temporadas en las que actuaron, un permanente y renovado interés artístico.
LUIS GIANMARCHI - tenor
Un cantante cuya presencia en el escenario fue garantía de eficiencia.
Tenor lírico de apreciable valor, abordó una variada gama de roles, con singular éxito: La Boheme, La Traviata, Rigoletto, Lucia, Un ballo in maschera, Tosca, etc. Su voz era cálida y generosa; su línea de canto demostraba una natural y rica musicalidad.
Aparte de ser un espléndido cantante, fue un intérprete nada indiferente, por el contrario, demostraba fuerza emotiva junto a autoridad en su expresión. Jamás rebasaba los límites de la discreción y del buen gusto.
Recuerdo con particular emoción, su fraternal y conmovido abrazo que me brindó, ya retirado de las tablas, al final de una función de Lucia, en el viejo ESTUDIO AUDITORIO DEL SODRE en 1970, rol que había cantado con espectacular relieve, muchos años antes.
Además de cantante, abrazó otro arte con notable acierto: la escultura. Con gran vocación y talento, desarrolló esta actividad, siendo sus obras de primer nivel que hoy día están en varios panteones de nuestros cementerios y algunas en la PARVA DOMUS.
Ambas actividades hicieron de él, un artista de una estirpe que tiende a desaparecer: disciplinado, refinado y puro.
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