Música Patriótica 1880-1910
Autor: Licenciado en Historia Diego Gonzalo Cejas
Introducción
El año 1880 se constituyó en un hito trascendente en la historia argentina en tanto y en cuanto indicó el punto de partida de un proyecto político que transformó el país en un Estado moderno. Este definió con precisión sus objetivos, y no fue casual que la mayor parte de sus propuestas se orientaran a sustanciar la idea de Nación de la que se sentía heredero. Y esa idea de Nación debió cimentarse, consolidarse y difundirse creando entonces las nuevas generaciones de argentinos que asumirían a su turno la tarea de continuar lo iniciado por los hombres del '80. En este sentido, éstos, apropiándose del pasado nacional, gestaron la aparición de una corriente historiográfica cuya interpretación resultante venía a justificar y explicar el presente que vivían; en el decir de Nicolas Shumway, "inventaron la Argentina” en función de intereses específicos y dinámicos.
Durante el período comprendido entre 1880 y 1910, espacio temporal que abarcará nuestra investigación, la clase gobernante generó y ejecutó una serie de cambios de singular importancia, que contribuyeron a consolidar la unidad nacional, afianzar las instituciones, expandir y transformar la economía, incorporar e integrar al territorio las extensiones de la región patagónica y del Chaco, conformar una sociedad nueva con el aporte de una fuerte corriente inmigratoria que -con el tiempo- cambió la fisonomía social de nuestro país.
En este contexto, en cumplimiento de lo dispuesto por la Constitución, y ante la inminencia de un conflicto limítrofe con Chile, el Estado nacional emprendió la tarea de dotar a la República de un ejército moderno en todo sentido, tanto en lo operacional como en lo doctrinario. Como parte de esta empresa, se propuso dotarlo de música militar que evocase en la vida de guarnición y campaña, las hazañas militares que la historiografía recreaba y la escuela -pública, laica, gratuita y obligatoria- difundía.
Hasta ese momento, la legislación militar y las tradiciones musicales que ejecutaban las pocas bandas existentes, tenían su origen en las Ordenanzas de Carlos III, vigentes hasta 1882; en su afán modernizador, el Estado organizó bandas militares, incorporando a inmigrantes italianos poseedores de una gran cultura musical y así aprovechó el saber artístico europeo y lo conjugó con la realidad local: nuestras tradiciones y nuestra necesidad de argentinizar.
El encuentro, o la síntesis de estos dos factores, resumió el programa de la elite modernizante, que creyó descubrir en el historicismo las claves para salir del laberinto en que se extraviaron las generaciones anteriores. Se asoció así el talento de unos con la labor historiográfica de otros y de ello resultó una épica estatal que, asociada al hecho de que el Estado monopolizó el espacio público y estandarizó los actos patrios, coadyuvó a la historiografía oficial en su tarea de "argentinizar" a nativos e inmigrantes comprometiéndolos a construir el país moderno que soñaban.
Intentaremos demostrar que la elaboración de un patrimonio musical patriótico respondió a un objetivo preciso del Estado Nacional y no a la inspiración genuina de los compositores, en tanto fue ese mismo Estado el que propició un ejército nacional moderno que respondía a las exigencias de la coyuntura internacional de entonces y al reconocimiento de nuevos valores como el sentido de fidelidad a la Patria y la obligatoriedad del servicio militar. Desde esta perspectiva, la música militar se nos presentó como la estrategia privilegiada de argentinización y de establecimiento de nuevas pautas de adhesión y celebración tanto de la Patria como de sus héroes.
Al ser ésta, una primera aproximación al tema, las reflexiones aquí presentadas podrán ser validadas o reformuladas en función de futuras investigaciones. Hasta el momento son escasos los estudios sobre música militar. Las obras que sobre la música militar escribieron Vicente Gesualdo, el General José Isaías García Enciso y el Coronel Nicolás Germinal Sancinetti, coinciden en rescatar y ordenar la producción musical pero sin indagar cuestiones relativas al modo de apropiación del pasado, al análisis de los hechos que se rescatan, a las intencionalidades con que fueron creadas, al alcance y funcionalidad que cumplieron en los ámbitos públicos y al impacto en el proceso de argentinización de una sociedad fuertemente sacudida por la inmigración extranjera.
En relación a la perspectiva historiográfica, creemos que nuestra propuesta se enmarca en lo que Carlos Altamirano entiende como “historia intelectual”, ya que nuestro trabajo se vincula con la historia política, la historia de las élites culturales y el análisis histórico de una “literatura de ideas”, a la vez que entiende a una idea como factible de ser expresada por distintos actores, pero con una misma intencionalidad: “definir y fijar identidad”. En este sentido, la historia intelectual no es una historia puramente de obras y procesos ideológicos, sino que se presenta como una modalidad inclusiva de todos los procesos en que se confronta, polemiza y argumenta una idea; por lo tanto, relaciona y conecta conceptos y definiciones con elementos propios de la imaginación y la sensibilidad, y aún de la dimensión simbólica de la vida social y de sus actores. Por lo dicho, entonces, en la actualidad, intentamos hacer historia intelectual entendiendo que ella reúne componentes mucho más amplios que los enfoques tradicionales y que, si bien complejizan la temática a estudiar, por lo mismo la enriquecen sustancialmente.
Diego Gonzalo Cejas
No hay comentarios:
Publicar un comentario