¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?

Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.

El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.

Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?

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La amistad no desaparece - unas sentidas palabras para Alicia Jurado


La amistad no desaparece.


- ¿Leíste La Nación? Me pregunta una amiga por teléfono.
- No, ¿qué pasó?
- Alicia.

Corrí a buscar la noticia en la edición digital. Cuatro avisos “en las cruces”, como ella hubiera dicho. No lo podía creer. Se me caían las lágrimas recordando las últimas palabras que me dijo: “Quisiera verlo prontito. Espero estar viva cuando vuelva de la India, así me cuenta todo”. Fue dos días antes de viajar; y ahora, a dos días de mi llegada, su partida.

Conocí a Alicia Jurado hace muchos años. Nos presentó María Esther Vázquez, en un acto de la Fundación Victoria Ocampo. Desde entonces fuimos amigos; primero, una amistad a la inglesa, que fue dando paso, de a poco, a la verdadera. Hablamos horas de horas; nos escribíamos continuamente; y cada vez que yo viajaba a Buenos Aires era una especie de rito visitarla en su casa (aquel departamento de la calle Santa Fe y Ecuador donde habían vivido los Bioy a comienzos de la década de 1940).

Durante nuestra primera conversación hablamos de Leguas de polvo y sueño, el libro de cuentos que le dedicó a la estancia paterna. Quizás le sorprendió que lo hubiera leído, a mi edad. Pero también creo que el hecho de comentar esos relatos (Alicia los llamaba así porque todos están basados en hechos reales que retocó desde la ficción) debe haber facilitado las cosas ante ella, que casi no tenía relación con la gente joven.

Luego, usando los medios de comunicación a nuestro alcance, fuimos hablando de todo lo que uno pudiera imaginarse. En largas sobremesas revisamos álbumes de fotografías, libros, papeles y traducciones. Y, después, seguían en las cartas. Teníamos el hábito de la correspondencia, y, cuando ya le costaba escribir por el reuma y la artrosis, esperaba mis envíos y los respondía con un llamado telefónico que podía durar horas. Pero también solía llamarme para comentar una noticia ("¡Mire lo que dice el diario de hoy. Es una barbaridad!" y me leía el texto), o para pedirme que le contara, otra vez, una anécdota que la había divertido. Y es así como quiero recordarla, lúcida hasta el final, e incansable.

No puedo hilvanar palabras para escribir lo que quisiera; pero tampoco puedo dejar de decir lo que siento. Los recuerdos se amontonan, se superponen unos a otros, y es imposible hacer una selección. Pienso en Alicia y la veo sentada en su salita (un cuarto empapelado color verde agua, sobre Santa Fe, al lado del escritorio de Boy), siempre con algún libro a mano o haciendo tapicería a la aguja, y dispuesta a contarme cuanta cosa yo quisiera saber, porque no solo hablábamos de literatura, claro está. Pienso en Alicia y oigo su voz, con esos silencios a mitad de la frase, contándome cosas de un pasado que le iluminaba los ojos. Pienso en Alicia y recuerdo el poema que le dedicó a Borges al cumplirse veinte años de su muerte:

… Me dejaste
con un amigo menos en la tierra.
Cuando pienso hoy en ti, es nuestra risa
la que siempre perdura en mi memoria:
el humor, el jugar con el lenguaje,
el adjetivo inesperado, el verbo
insólito, el alegre disparate,
la opinión memorable y el certero
juicio, a veces duro y siempre ético.

[…] Ya no tendré conmigo este deleite,
la impar inteligencia que fue tuya.
[…] Pero no se borra
mientras viva, el recuerdo de esa risa.

Entonces se lo pido prestado, para homenajearla a ella. Porque yo recuerdo su sonrisa alegre aún en momentos difíciles, y repito de memoria el final de la dedicatoria que puso en mi ejemplar de sus Poemas de juventud: “la amistad no desaparece”.

Axel Díaz Maimone
10 de mayo de 2011


En la imagen: Alicia Jurado con Axel Díaz Maimone

5 comentarios:

Guardiana de la noche dijo...

Hermosa nota amigo... Alicia debe estar muy orgullosa SU amigo y MI amigo , como lo estoy yo. Te quiero!!

Guardiana de la noche dijo...

leo tu Sentimiento tan íntimo hacia Alicia, ese hermoso poema que escribió a su amigo, y que con tanto amor recuerda en él los momentos vividos juntos, que diría nuestro amigo en común Pena.., "se le corrió el rimel" y es verdad.
Gracias amigo.

Pena, Clpaxtix, TinaG, Dana, No, Sena, Qpela. dijo...

Hermoso Axel, delicado y hermoso; Sutil y cósmico.
Un abrazo amigo.

Pena (L7s7)

Anonymous dijo...

Hola Axel somos amigas de Pena y nos pidió que leamos y comentemos "La amistad no desaparece" y nos pareció hermoso. No sabemos mucho de ti ni de Alicia Jurado pero se nos cruzo por la cabeza el filme "Besos en la frente" no se si tendrá algo que ver pero nos emociona.
Te queremos. Fer/Fernanda y Maru.

Anonymous dijo...

Bien, lo tuyo sobrepasa y colapsa.
Estamos volviendo a la buena escritura.
Desde el alma.
Ser