
¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?
Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.
El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.
Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?
Páginas
Utiliza este servicio
Seguidores
SEÑALES Mario Benedetti
A medida que vivimos, las señales nos orientan, pero a medida que morimos nos desorientan. A veces las encontramos en el sueño, pero ésas no son de fiar. Más confiables son las que nos asaltan en el insomnio o las que nos aluden cuando nos detenemos frente a un río y hay una orilla que nos conmueve.
Si en las manos flacas aparecen arrugas, las convertimos en puños
, por las dudas. Las señales más inexorables las da siempre el espejo, ese cretino, y no hay morisqueta que lo desanime.
Un pájaro puede ser una señal, también lo puede ser un cocodrilo. Todas son señales: la música, un trueno, el silencio, un viento huracanado, el canto de una alondra, la barahúnda de los niños.
Cada estación tiene su señal. El invierno, la inclemencia; la primavera, sus golondrinas; el verano, su bochorno; el otoño, la parsimonia.
El universo es un torrente de señales. Hay algunas que estallan y nos doblan de miedo, otras que acarician y nos desvanecen. Hasta la liturgia creó la señal de la cruz, claro que sin el permiso del pobre Cristo.
La señal es vestigio, cicatriz, inminencia, vértigo a la intemperie, fijación del instante. Hay señales de socorro, como el tan mentado SOS (save our souls) que por algo nace el inglés imperial.
Las señales presagian y pobre de nosotros cuando nos señalan. Para vernos libres de señales, la única solución es el olvido, pero ¿quién se atreve a esa cirugía de la memoria?
********
Visita: danielanibalgalatroescritor.blogspot.com.ar
Apolo

Apolo era el dios de la música, la belleza masculina, los chicos jóvenes y el tiro con arco. Posteriormente, se le identificó con el dios del Sol, Helios. A partir de ese momento, Apolo se convirtió en el encargado de conducir el carro del Sol cada día. Sus símbolos eran el laurel, el arpa, el arco y las flechas.
Tras nacer, junto a su hermana Artemisa, en la pequeña isla de Delos, fue llevado en
un carro tirado por cisnes al País de los Hiperbóreos, donde pasó su infancia. En este país, situado al norte del Mundo Conocido, el cielo siempre estaba azul y despejado y nunca se ponía el Sol. Además, los hiperbóreos eran inmortales. Cuando creció, Apolo regresó a Grecia para vivir en el Olimpo.
En Grecia, Apolo necesitaba un santuario. Eligió uno situado en el Monte Parnaso: Delfos. Este santuario pertenecía a Gea, también conocida como Gaya, la Madre Tierra, y estaba protegido por una hija de ésta, Pitón. Pitón era una serpiente monstruosa a la que Apolo consiguió matar. Tras purificarse por este crimen, instaló en el santuario un oráculo.
El Oráculo de Delfos llegó a tener una gran importancia en la Antigua Grecia, pues mucha gente, de distinta clase social, iba ciegamente al Oráculo para escuchar la visión de Apolo, dios muy asociado a la profecía. La sacerdotisa que entraba en trance para ver el futuro, inspirada por Apolo, se llamaba la Pitia. Había tres, que se turnaban. La Pitia se sentaba en un trípode sagrado, donde entraba en trance tras inspirar unos gases procedentes de una grieta del suelo y decía palabras incomprensibles, que eran interpretadas por los sacerdotes del santuario. Estas interpretaciones, frecuentes en muchos mitos, eran llevadas a cabo ciegamente por reyes y sirvientes. En muchas ocasiones, las predicciones se cumplían.
Sin embargo, pasados ya unos cuantos siglos de estos hechos, se ha cuestionado la inocencia del Oráculo. Al parecer, los supuestos gases sagrados eran en realidad gases liberados del interior de la Tierra tras un movimiento sísmico. Los sacerdotes, que afirmaban interpretar las palabras de la Pitia, daban respuestas ambiguas: un ejemplo es que, ante una guerra, decían que "un gran imperio será destruido"; sin duda, habría un perdedor, por lo cual esto no aporta nada. En otros casos, era sencillo predecir la sucesión de los hechos.
Los amores de Apolo fueron muy desgraciados; de hecho, nunca se casó. Una de las mujeres a las que amó fue Casandra, una troyana a la que dio el poder de la profecía, como a otras personas a las que amó. Sin embargo, Casandra rechazó su amor y Apolo la maldijo para que nadie creyera sus predicciones: cuando Casandra predijo, acertadamente, la caída de Troya, nadie le hizo caso. Durante la Guerra de Troya, Apolo estaba de parte del bando griego, pues quería vengarse después de haber sido obligado a construir las murallas de la ciudad.
Sin embargo, su amor más famoso fue el que sintió por la hermosa ninfa Dafne, hija del dios-río Peneo. Pero, como siempre, las cosas se complicaron. Apolo había discutido con Eros, el hijo de Afrodita, también dios del amor, que con sus flechas de oro provocaba amor, y con las de plomo, odio. Al sentirse ofendido, lanzó a Apolo una flecha de oro, y a Dafne, una de plomo. Al instante, Apolo sintió un amor irresistible por la bella ninfa, que sólo podía pensar en huir de aquel dios, que únicamente le producía rechazo. Al ver Dafne que Apolo se dirigía hacia ella, comenzó a huir. Cuando el dios, más rápido que ella, estaba a punto de alcanzarla, Dafne pidió a su padre que la ayudase. El dios-río la transformó en un laurel. Cuando Apolo llegó hasta ella, tan sólo pudo coger unas hojas del árbol. Desde ese momento, el laurel se convirtió en un símbolo de Apolo.
Su hijo más famoso es Asclepio, el dios de la medicina. Hasta que se empezó a adorar a Asclepio, él mismo presidía la medicina.
Apolo era, junto a Baco, uno de los dioses más populares en la Antigua Grecia, además del más hermoso de todos.
**
Visita: danielanibalgalatroescritor.blogspot.com.ar
AMANTES DEL DESTINO De: Autora ANA REDONDO

Cuantas veces habrémos crúzado
nuestros caminos,
andando, viviendo,
réspirando en esta urbe de asfalto.
Cuantas veces nuestros pasos
nos habrán llevado a los mísmos destinos.
Cuantas veces nuestros pulmones
respirasen el mísmo aire.
Cuantas veces...
Pero no estaba en nuestro síno encontrarnos.
Pués no era la hora señalada,
en que nuestro destino fuera a juntarnos.
Cuantas veces he soñado con tus ojos.
Con tú sonrisa reciviéndome en la mañana.
Con tú cuerpo acurrucado junto al mío,
en mi enorme cama.
Cuantas veces evoqué tu caricías,
sintiendo su calor, pero sin recibírlas.
Cuantas veces suspiré en mís sueños,
sintiendo que te hacía el amor...
penetrando en tus sueños.
Y veía perfectamente tú rostro.
Y sentía como tus manos ansíaban
tocar mi piél dormida.
Cuantas veces te he soñado...
Pensando que eras un ideál inalcanzable.
Un ser divíno que tan solo
en mi mente existía.
Un ente que tan solo vivía en mis sueños.
Y que nunca podría mirarte de frente.
Pero no era así...
Y de manera casuál un día
nos encontramos.
Y mirándonos a los ojos nos reconocimos.
No hiciéron falta presentaciones.
No hiciéron falta primeros pasos.
Tan solo juntar nuestras manos,
nuestros labios...
Porque tú y yo llevabamos
mucho tiempo amandonos.
Tan solo éramos amantes
de un solo destino.
Y teniamos que conocernos
en el camino.
Mitología: Eco y Narciso

Eco era una joven ninfa de los bosques, parlanchina y alegre. Con su charla incesante entretenía a Hera, esposa de Zeus, y estos eran los momentos que el padre de los dioses griegos aprovechaba para mantener sus relaciones extraconyugales. Hera, furiosa cuando supo esto, condenó a Eco a no poder hablar sino solamente repetir el final de las frases que escuchara, y ella, avergonzada, abandonó los bosques que solía frecuentar, recluyéndose en una cueva cercana a un riachuelo.
Por su parte, Narciso era un muchacho precioso, hijo de la ninfa Liríope. Cuando él nació, el adivino Tiresias predijo que si se veía su imagen en un espejo sería su perdición, y así su madre evitó siempre espejos y demás objetos en los que pudiera verse reflejado. Narciso creció así hermosísimo sin ser consciente de ello, y haciendo caso omiso a las muchachas que ansiaban que se fijara en ellas.
Tal vez porque de alguna manera Narciso se estaba adelantando a su destino, siempre parecía estar ensimismado en sus propios pensamientos, como ajeno a cuanto le rodeaba. Daba largos paseos sumido en sus cavilaciones, y uno de esos paseos le llevó a las inmediaciones de la cueva donde Eco moraba. Nuestra ninfa le miró embelesada y quedó prendada de él, pero no reunió el valor suficiente para acercarse.
Narciso encontró agradable la ruta que había seguido ese día y la repitió muchos más. Eco le esperaba y le seguía en su paseo, siempre a distancia, temerosa de ser vista, hasta que un día, un ruido que hizo al pisar una ramita puso a Narciso sobre aviso de su presencia, descubriéndola cuando en vez de seguir andando tras doblar un recodo en el camino quedó esperándola. Eco palideció al ser descubierta, y luego enrojeció cuando Narciso se dirigió a ella.
- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me sigues?
- Aquí... me sigues... -fue lo único que Eco pudo decir, maldita como estaba, habiendo perdido su voz.
Narciso siguió hablando y Eco nunca podía decir lo que deseaba. Finalmente, como la ninfa que era acudió a la ayuda de los animales

Pero el mal que haces a otros no suele salir gratis... y así, Nemesis, diosa griega que había presenciado toda la desesperación de Eco, entró en la vida de Narciso otro día que había vuelto a salir a pasear y le encantó hasta casi hacerle desfallecer de sed. Narciso recordó entonces el riachuelo donde una vez había encontrado a Eco, y sediento se encaminó hacia él. Así, a punto de beber, vio su imagen reflejada en el río. Y como había predicho Tiresias, esta imagen le perturbó enormemente. Quedó absolutamente cegado por su propia belleza, en el reflejo. Y hay quien cuenta que ahí mismo murió de inanición, ocupado eternamente en su contemplación. Otros dicen que enamorado como quedó de su imagen, quiso reunirse con ella y murió ahogado tras lanzarse a las aguas. En cualquier caso, en el lugar de su muerte surgió una nueva flor al que se le dio su nombre: el Narciso, flor que crece sobre las aguas de los ríos, reflejándose siempre en ellos
Los escritos de Guerrera de la Luz: Juntos sin final
**
Visita:
http://danielanibalgalatroescritor.blogspot.com.ar
Liquidación de saldos

Me siento morir en ti, atravesado de espacios
que crecen, que me comen igual que mariposas
hambrientas.
Cierro los ojos y estoy tendido en tu memoria,
apenas vivo,
con los abiertos labios donde remonta el río del
olvido.
Y tú, con delicadas pinzas de paciencia me
arrancas
los dientes, las pestañas, me desnudas
el trébol de la voz, la sombra del deseo,
vas abriendo en mi nombre ventanas al espacio
y agujeros azules en mi pecho
por donde los veranos huyen lamentándose.
Transparente, aguzado, entretejido de aire
floto en la duermevela, y todavía
digo tu nombre y despierto acongojado.
Pero te esfuerzas y me olvidas,
yo soy apenas la burbuja
que te refleja, que destruirás
con sólo un parpadeo.
LOS ÁNGELES
Los ángeles existen por amor, se movilizan por el amor son fuentes inagotables de amor.
Cada vez que se establece un vínculo con alguien, nace un ángel para nutrirlo.
Si tienes buenos sentimientos, podrás sentir al ángel que llevas dentro.
Los ángeles son nuestros amigos invisibles que esperan ansiosos que nosotros los llamemos.
Los ángeles siempre están dispuestos a prestarnos ayuda, tal vez buscamos en los lugares equivocados.
Cuando percibas a tus ángeles interiores ya no volverás a ser el mismo, serás lo que eras pero mucho más acompañado.
Los ángeles están en los ideales altruistas, acciones generosas, pensamientos
piadosos, en la música, en la literatura, la tierra, el agua, las flores y en todo aquello que muestra belleza.
Si sientes que puedes desplegar tus alas y acariciar al viento, te sentirás en el cielo como un ángel.
Los ángeles como tú son hacedores de milagros, la diferencia es que ellos lo
saben y tú no, pero ahora ya lo sabes....