¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?

Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.

El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.

Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?

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Apolo




Apolo era el dios de la música, la belleza masculina, los chicos jóvenes y el tiro con arco. Posteriormente, se le identificó con el dios del Sol, Helios. A partir de ese momento, Apolo se convirtió en el encargado de conducir el carro del Sol cada día. Sus símbolos eran el laurel, el arpa, el arco y las flechas.

Tras nacer, junto a su hermana Artemisa, en la pequeña isla de Delos, fue llevado en
un carro tirado por cisnes al País de los Hiperbóreos, donde pasó su infancia. En este país, situado al norte del Mundo Conocido, el cielo siempre estaba azul y despejado y nunca se ponía el Sol. Además, los hiperbóreos eran inmortales. Cuando creció, Apolo regresó a Grecia para vivir en el Olimpo.

En Grecia, Apolo necesitaba un santuario. Eligió uno situado en el Monte Parnaso: Delfos. Este santuario pertenecía a Gea, también conocida como Gaya, la Madre Tierra, y estaba protegido por una hija de ésta, Pitón. Pitón era una serpiente monstruosa a la que Apolo consiguió matar. Tras purificarse por este crimen, instaló en el santuario un oráculo.

El Oráculo de Delfos llegó a tener una gran importancia en la Antigua Grecia, pues mucha gente, de distinta clase social, iba ciegamente al Oráculo para escuchar la visión de Apolo, dios muy asociado a la profecía. La sacerdotisa que entraba en trance para ver el futuro, inspirada por Apolo, se llamaba la Pitia. Había tres, que se turnaban. La Pitia se sentaba en un trípode sagrado, donde entraba en trance tras inspirar unos gases procedentes de una grieta del suelo y decía palabras incomprensibles, que eran interpretadas por los sacerdotes del santuario. Estas interpretaciones, frecuentes en muchos mitos, eran llevadas a cabo ciegamente por reyes y sirvientes. En muchas ocasiones, las predicciones se cumplían.

Sin embargo, pasados ya unos cuantos siglos de estos hechos, se ha cuestionado la inocencia del Oráculo. Al parecer, los supuestos gases sagrados eran en realidad gases liberados del interior de la Tierra tras un movimiento sísmico. Los sacerdotes, que afirmaban interpretar las palabras de la Pitia, daban respuestas ambiguas: un ejemplo es que, ante una guerra, decían que "un gran imperio será destruido"; sin duda, habría un perdedor, por lo cual esto no aporta nada. En otros casos, era sencillo predecir la sucesión de los hechos.

Los amores de Apolo fueron muy desgraciados; de hecho, nunca se casó. Una de las mujeres a las que amó fue Casandra, una troyana a la que dio el poder de la profecía, como a otras personas a las que amó. Sin embargo, Casandra rechazó su amor y Apolo la maldijo para que nadie creyera sus predicciones: cuando Casandra predijo, acertadamente, la caída de Troya, nadie le hizo caso. Durante la Guerra de Troya, Apolo estaba de parte del bando griego, pues quería vengarse después de haber sido obligado a construir las murallas de la ciudad.

Sin embargo, su amor más famoso fue el que sintió por la hermosa ninfa Dafne, hija del dios-río Peneo. Pero, como siempre, las cosas se complicaron. Apolo había discutido con Eros, el hijo de Afrodita, también dios del amor, que con sus flechas de oro provocaba amor, y con las de plomo, odio. Al sentirse ofendido, lanzó a Apolo una flecha de oro, y a Dafne, una de plomo. Al instante, Apolo sintió un amor irresistible por la bella ninfa, que sólo podía pensar en huir de aquel dios, que únicamente le producía rechazo. Al ver Dafne que Apolo se dirigía hacia ella, comenzó a huir. Cuando el dios, más rápido que ella, estaba a punto de alcanzarla, Dafne pidió a su padre que la ayudase. El dios-río la transformó en un laurel. Cuando Apolo llegó hasta ella, tan sólo pudo coger unas hojas del árbol. Desde ese momento, el laurel se convirtió en un símbolo de Apolo.

Su hijo más famoso es Asclepio, el dios de la medicina. Hasta que se empezó a adorar a Asclepio, él mismo presidía la medicina.

Apolo era, junto a Baco, uno de los dioses más populares en la Antigua Grecia, además del más hermoso de todos.


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