Comencemos con unos cuantos "ejercicios" que ya han demostrado en otros casos que pueden servir para sentirse mejor.
1) ¿Qué cosas siempre quisiste hacer y nunca te atreviste? ¿Por qué no haces una lista de esas cosas y vas rompiendo cada uno de esos tabúes? Siempre te has movido en una zona conocida, a la que muchos llaman "zona de comodidad", evitando tomar decisiones o realizar acciones que supones "incómodas" porque hacen que sientas vergüenza, temor, inquietud... Prueba, y notarás que no eran para tanto. Siempre pudiste hacerlas pero nunca te animaste. Anímate. Verás como tu actual "zona de comodidad" se amplía hasta donde tú quieras.
2) ¿Usas tus sentidos plenamente? ¿Tocas, miras, saboreas, hueles, escuchas al máximo posible? En general, mientras estás ocupada "desconectas" sus sentidos para no distraerte. Pero te pierdes de disfrutar de miles de sensaciones que están a tu alrededor. Toca, acaricia, aprieta, siente los sabores, analiza los aromas, ve con atención cada detalle, concéntrate en los sonidos del mundo que te rodea.
3) Cuando notes que alguien está haciendo algo bien, sea un conocido o un desconocido, acércate y díselo con toda sinceridad. Verás que la mayoría de la gente es mucho más agradable que lo que supones hoy. Y no será porque la gente haya cambiado sino porque tú habrás cambiado.
4) ¿Es necesario ser rico para disfrutar de las mejores cosas? No siempre. Las mejores cosas no tienen un precio en dinero, no se compran sino que se ganan. Pero hay pequeñas cosas de bajo costo que sí podemos comprar para regalar a una persona querida, manifestándole con ella nuestro afecto. Y hay también cosas como ésas que no debes privarte de comprar para regalártelas tu mismo, para demostrarte que te quieres mucho.
5) ¿Alguna vez compraste algo valioso para guardarlo para el futuro? ¿Y te diste cuenta que hoy es el futuro de ese día en el que lo compraste? Es hora de sacarlo de su escondite y comértelo, fumártelo, bebértelo, usarlo o lo que sea. Si has acumulado algún tesoro para el mañana, recuerda que el mañana tiene que hacerse alguna vez hoy, para que puedas disfrutarlo.
6) ¿Dudas cada vez que tienes que tomar alguna decisión? ¿Consultas a todo el mundo y luego tratas de dilatar el asunto para no tener que elegir una opción? ¿Por qué crees que cualquier otro sabe mucho más que tú acerca de cualquier cosa? Escucha a todos, pero también anímate a dejarte llevar por tus sentimientos e intuición. Si te equivocas, hazlo por ti mismo, y no por hacer caso de opiniones, sentimientos o intuiciones ajenas.
7) ¿Sentiste en algún momento que debías hacer una cosa ya mismo? ¿Notaste una especie de excitación que parecía impulsarte a actuar cuando no había un motivo racional para hacerlo? Eso pasa de vez en cuando. La próxima vez, cuando sientas que quieres hacer algo, hazlo. No analices las desventajas de hacerlo, sino solamente las ventajas. No te pidas permiso: dátelo. Tendrás que afrontar las consecuencias por lo que hagas, pero también tendrías que afrontar las consecuencias por no haberlo hecho. Piensa lo suficiente, no más, y actúa. Recuerda que existe la "parálisis por análisis", es decir, no hacer nada por pensar demasiado cada acción a realizar.
Recuerda que tú puedes vivir sin cualquiera menos sin ti. Ámate profundamente. Cuídate. Busca tu felicidad con fuerzas. Quien no es feliz no puede hacer feliz a nadie. Para poder dar algo, antes hay que tenerlo. En fin, antes de proseguir este camino que emprendimos juntos, "haz tu fiestita", con lo que siempre deseaste pero nunca te animaste a tener. Y luego acompáñame en el paso siguiente, porque vamos a seguir hablando sobre el tema más importante del mundo: tú.
Sé que vas comprendiendo que puedes no ser una víctima del destino sino un verdadero gestor de lo que en tu vida ocurra. Pero cada vez que pretendes dar un paso "liberador" te asaltan las creencias que "compraste" desde hace años (y que nunca se te dio por analizar si eran ciertas o no): "nadie me va a ayudar y me las tengo que arreglar sólo", "esto no es para mí", "ya estoy viejo", "uno vale de acuerdo con lo que tiene y no con lo que uno es", "no tuve las oportunidades que otros tuvieron", ... una sarta de tonterías fáciles de descartar por ser falsas.
Solamente es necesario ponerlas a prueba "haciendo lo contrario". Vas a notar que mucha gente te va a ayudar, que todavía eres tan joven como creas serlo, que lo que uno es resulta más valioso que lo que uno tiene, que todo es para ti, que las oportunidades las tuviste sin verlas pero siguen apareciendo a cada paso de tu vida, ... y así con las demás.
Es inevitable tener creencias básicas en nuestra existencia, sólo que hay que elegirlas mejor. Son siempre un motor. Tú decides si este motor te va a llevar hacia adelante, hacia atrás o te va a dejar "clavado en el tiempo".
A estas alturas de tu vida, ya sabes del poder de tu mente, de la importancia de tu fe, de que mucha gente ha logrado lo que el resto creía imposible porque ha puesto la energía necesaria, la fuerza requerida, el empuje. Lo sabes todo, pero te animas a demasiado poco con todo eso que sabes. Sigues girando siempre para el mismo lado, el fácil, el conocido, el que poco te ha servido últimamente. Pero las novedades aparecerán si giras hacia el otro lado, el riesgoso, el desconocido. Seguramente allí están los peligros, pero también allí están los tesoros.
La ciencia ya anda recorriendo nuevos caminos. Investigando el cerebro ha comenzado a revalorizar la intuición como método apto para conocer. Y son la intuición, el "olfato", los presentimientos, las corazonadas, el "dejarte llevar", tus nuevas herramientas para reparar tus daños actuales y comenzar a construir para ti una vida más plena. Tú y lo que tú creas son la realidad, o lo serán si te decides.
Un comentario expreso o tácito ha ido surgiendo en ti a medida que ibas analizando los pasos anteriores: "¿Qué va a pensar la gente de mí? ¿Cómo van a tomar mis cambios?". Permíteme que te desilusione. A la gente no le importas tanto como tú crees o como ella te ha venido importando a ti. Quizá alguien haga un comentario liviano al pasar, y después continuará con sus preocupaciones personales.
A la persona que más tú le importas es a ti mismo. Hay otros que te quieren bien y que también buscan tu bienestar, y ellos serán los primeros en sorprenderse y alegrarse al verte mejor, y luego serán tus seguidores en ese mismo camino. Descubrirán el secreto gracias a ti, y ellos también comenzarán a producir cambios positivos en sus vidas, gracias a ti.
Pero el asunto es más maravilloso aún. Vas a notar tú que, cuando te animes a comentar con las personas que amas y que te aman esta decisión pequeñita tuya de iniciar tu revolución personal, te dirán que ya habían notado que no estabas bien, que tenías que hacer algo para vivir mejor, pero que no se atrevían a decírtelo. Y todo va a resultarte mucho más fácil al descubrir que ya muchos habían descubierto antes lo que tú estás descubriendo sobre tu propia circunstancia.
Es que no eres independiente, aislado, sino que formas parte de un cuerpo universal que integras como actor protagónico. Todos somos actores protagónicos en esta obra, y cada acción o gesto que hacemos (o que no hacemos) repercute de alguna manera en los demás. Y, recíprocamente, lo que los demás hacen (o dejan de hacer) modifica el "medio ambiente" en el que desarrollas tu vida.
Así que ya mismo debes proponerte dejar de ser actor segundón en la tragicomedia de tu propia vida. Si hay algo que puedes hacer en este preciso instante, o esta misma tarde, o esta misma noche, o mañana por la mañana, inspira profundamente, date un beso y un abrazo, y hazlo ya.
"¿Con los problemas que tengo? Como están las cosas, va a ser mejor que espere una oportunidad más propicia.". ¿Sabes cuándo vas a tener una oportunidad más propicia? Nunca. Hoy es el día perfecto para "hacer una cordura", aunque algún otro pueda pensar (y quizá decirte) que estás "haciendo una locura".
Prueba, y no te va a alcanzar el resto de tu vida para agradecerme el consejo.
No hace falta ya que te motive, porque has ido experimentando y convenciéndote con los resultados que observas. Tu vida ya es otra vida: tú lo vas logrando. Estás transitando el camino correcto y lo sabes. Pero hay muchas cosas más. Siempre tú y yo, juntos o cada uno por su lado, podemos aprender algo nuevo. Y seguir creciendo.
Hoy tengo un "jueguito" para que abras un poco más tu capacidad de percibir el mundo que te rodea. Es sencillo y agradable, y verás cómo mejora tu conciencia de ser en el Universo.
Tienes que proveerte de una fruta con aroma y sabor fuertes y definidos, como, por ejemplo, una naranja. Toma esa naranja en tu mano y trata, sin prisa ninguna, de percibir su aroma. Cierra los ojos y concéntrate en ese olor que se va introduciendo a través de tus fosas nasales.
Abre un poco la boca, y notarás que el aroma se disuelve en tu saliva y comienza a ser captado también por algunos sectores de tu lengua. Es como si un suave jugo de naranja se fuese generando en tu boca.
Suavemente, muy suavemente, acaricia con tus dedos la superficie de la cáscara. Nota su rugosidad particular, su textura, la sensación que provoca en tu piel. Piensa que esa naranja y tú son únicos en el mundo. No hay otra naranja exactamente igual a ésa, ni otro ser humano exactamente igual a ti. Eso que está ocurriendo entre esa naranja y tú es único y exclusivo: nunca ocurrió antes ni volverá a ocurrir. Podrías hacerlo con otra naranja, u otro podría hacerlo con la que tú tienes ahora en tu mano, pero no sería igual. En toda la historia del Universo, la pasada y la futura, jamás se sucedió o se repetirá este presente.
Corta lentamente la naranja en dos mitades y observa cómo se va abriendo, cómo brotan gotitas de su jugo que van mojando los labios de la herida, y hasta cómo un hilito de jugo escapa hacia tu mano... hacia la mesa...
Muerde suavemente una de las mitades y siente el sabor único de esa fruta única. No existe, no existió ni existirá otra naranja en el mundo con ese exacto sabor. Un sabor que solamente tú puedes percibir, porque si otro mordiera la misma naranja, la sensación generada por su sentido del gusto, genéticamente diferente al tuyo, le haría sentir otro sabor, quizá parecido, pero nunca igual.
¿Puedes captar la energía que la fruta te está trasmitiendo desde su aroma, su textura, su color y su sabor? Muérdela más fuerte hasta desgarrarla. Percibe el sonido tan particular que va produciendo a medida que tus dientes rompen la perfección de sus gajos, la estructura de su cáscara. Ella te está dando todo lo que tiene, todo lo que es. Es un acto de amor que la naranja no comprende, por supuesto, pero que tú sí, y el Universo también.
La energía de esa naranja, en todas tus formas, se va a integrar a tu propia energía. Ella desaparece para que tú vivas. Si tú te alimentas de ella, con ella, en forma consciente, es como si ella siguiera viviendo en ti.
La primera vez que hagas esto, vas a estar guiándote por mis palabras y la experiencia no será plena. La segunda vez que lo hagas, recordarás la vez anterior, la naranja anterior, y será más profundo el aprendizaje y más valederos los resultados.
Notarás que la segunda naranja, que antes te hubiese parecido similar a la anterior, es totalmente diferente: otra textura, otro aroma, otro color, otro sabor, otros sonidos al morderla. Y tú también habrás cambiado: has aprendido algo nuevo, y eso te hace diferente, mejor.
¿Es un "jueguito" el que te propuse? Por supuesto que no. Es una experiencia vital. La puedes aplicar al caminar, al besar a tus hijos, al acariciar a la persona que amas, al escuchar tu música preferida, al mirar las estrellas, al sumergirte en el agua....
Una experiencia vital, la suma de ellas es la vida. Es la belleza al alcance de tus manos, de tu olfato, de tu oído, de tu gusto, de tu vista. Y es el desarrollo de nuevos sentidos para percibir el Universo.
Porque has captado de esa humilde aunque perfecta naranja mucho más que lo que tu cuerpo físico podía percibir. Porque ahora, por el mismo precio que antes, vas a obtener mucho más de lo que te rodea.
Fue un placer compartir este tiempo contigo. Hasta el próximo paso.
PASO 8
Vamos a andar algún nuevo camino, ¿te parece? Ya conversamos sobre la energía, y sabes que es tu combustible fundamental. Hace funcionar tu cuerpo y tu alma. Y vas aprendiendo a aprovisionarte de ella.
Pero no todas son rosas en estos asuntos. Porque los seres vivos actúan sabiendo que esa energía no es inagotable, y entonces compiten permanentemente por ella. "El pez grande se come al chico", y este refrán popular quiere decir mucho más de lo que dice.
Es una competencia casi siempre inconsciente, y se manifiesta en la interacción cotidiana. Entre los seres humanos, es quizá el origen de todos los conflictos.
El Universo es la gran fuente de energía, y realmente no habría necesidad de obtenerla de nuestros semejantes. Pero en la práctica no es así. Tendemos a buscar y tomar la energía que nos requiere la satisfacción de una necesidad nuestra, en la energía de quienes nos rodean. Y, con o sin su complacencia, como verdaderos "vampiros" intentamos sorbérsela. Y ellos a nosotros.
De pequeños buscamos tomar toda la energía que necesitamos del seno del grupo familiar. Competimos para eso con nuestro padre, con nuestra madre, con nuestros hermanos. Afecto, alimentos, protección, recreación, todo fin es útil para justificar esa competencia que a veces tiene algo (o mucho) de despiadada.
En el tema de la energía, siempre actuamos como carenciados, porque siempre tenemos o creamos una necesidad. Y, a partir de los dos años de edad, comenzamos a establecer el intercambio de energía con más y más seres (humanos y no humanos) de nuestro entorno.
En el tema de la procuración de la energía intervienen valores "económicos", como buscar la mejor relación "costo-beneficio", "obtener lo más a cambio de lo menos", acumular energía en forma de bienes (o de dinero, que es energía almacenada). El "precio" es algo que suele representar la cantidad de energía invertida para generar ese algo, más o menos la medida de la dificultad de obtenerlo (su rareza).
Una forma bien visible de la lucha por la energía es la lucha por el poder. El poder es buscado por los carenciados y despreciado por los fuertes, que no lo necesitan. Es un tema muy amplio y muy profundo, pero tú puedes descubrirlo, analizarlo y controlarlo en tus relaciones cotidianas.
¿Cuántos "¡pobre de mí!" te rodean? ¿O eres tú también uno de ellos? ¿Cuántos "vampiros" se cruzan en tu vida para que "hagas algo por ellos"? ¿Realmente no pueden lograrlo solos, o te buscan porque eres "fácil" y es más sencillo tomar tu energía que utilizar la propia? Y esto no tiene nada que ver con el egoísmo, sino con el equilibrio y la justicia. Quienes hoy te quitan energía para cubrir su necesidad, ¿están siempre dispuestos a compensarte poniendo a tu disposición su propia energía para que tú puedas cubrir una necesidad tuya?
Hay verdaderos especialistas en alimentarse de la energía ajena. Se los conoce como "manipuladores", y suelen "prenderse" de gente débil para chupar hasta la última gota de su energía.
Y sus recursos son muy refinados: "¿No ves que no me amas?", "¡Qué haría sin ti!", "¿Qué te cuesta?", "Antes todo era diferente", "No es un regalo lo que te pido sino un préstamo que en cuanto pueda...", o las "bombas": "Si no me ayudas, me mato", "Si no haces lo que quiero me voy para siempre", "Ya vas a ver lo que te va a pasar"...
No es fácil mantenerse en el lugar justo en estas cuestiones de intercambios de energía y lucha por el poder. Para que vayas aprendiendo, ten en cuenta unas pocas estrategias como guía:
1. No compres situaciones pasadas o futuras: considera cada vez la situación presente.
2. Busca conocer qué es lo que realmente sientes en el momento y obra según eso.
3. Pon tu Yo en situación de adultez y actúa como una persona adulta.
4. No temas a las consecuencias de lo que decidas o no hacer, pues toda decisión tendrá su precio, tanto la de hacer como la de no hacer, pero también sus beneficios. Piensa solamente en esos beneficios.
5. Ten siempre en mente el cuidado de tu energía, usándola pero no malgastándola.
6. Repón tu energía consumida recargándote con la del Universo (que bien puede ser la que proviene de ese Dios en el que crees) y no pretendiendo "chuparla" de los humanos que te rodean.
Probablemente hoy no alcances a comprender totalmente la importancia del tema que estuvimos tratando en este paso. Pero ya la irás captando cada vez mejor. Y emplea bien la energía que puse en escribir esto para ti.
Hasta la próxima, y disfruta este tiempo de tu vida.
Seguramente muchos de tus conocidos van descubriendo tus cambios y, porque te aman, eso los hace sentir felices. Otros se están comenzando a preocupar por "tú antes no eras así", lo que significa que ya no pueden "utilizarte" como antes lo hacían. Y también hay otros que te advierten que esas nuevas ideas que alguien te está metiendo en la cabeza te pueden trastornar y llevarte por mal camino. Todos tienen razón.
Estás mejor, menos dependiente, con más seguridad. No estás tan incondicionalmente al servicio de los demás porque ocupa parte de tu tiempo tu desarrollo personal. Y estás jugando un juego peligroso que puede llevarte a creer que eres Dios y que en ti está la solución de todos los problemas del Universo.
En tu interior hay muchas respuestas, muchísimas, pero no todas. Ya lo irás diferenciando. El camino bien andado tiene que llevarte al equilibrio, y a la búsqueda permanente de tu superación. No es una colección de recetas mágicas, sino una manera de hacer mejores preguntas.
Es bueno si lo usas bien. Mesura, calma, reflexión. Sin prisas, sin ansiedades, buscando obtener el máximo rendimiento posible de tu sabiduría interior, para conectarte mejor con la Sabiduría exterior. Creo que me comprendes bien.
Hoy vamos a probar cómo obtener respuestas de tu interior. Pensarás que es como meditar, aunque cualquier experto te dirá que "meditar" es otra cosa, y tendrá razón.
Busca un lugar cómodo en el sitio que prefieras. Asegúrate que nadie va a molestarte durante una media hora. Ubícate confortablemente y respira profundamente varias veces, prestando atención a esa respiración.
Relaja tu cuerpo. Relaja tu mente. No trates de pensar en nada en particular. Déjate fluir.
Cuando notes que todo está bien, comienza a rastrear en tu interior buscando el centro de tu ser, en cualquier lugar que esté. Imagina que en ese punto interior se encuentra, acumulada, toda tu sabiduría.
Elige un tema que te esté preocupando actualmente y formúlate preguntas que se correspondan con tus dudas respecto de ese tema. "¿Qué debo hacer con esto?" "¿Qué puedo aprender de lo que me está pasando?", y otras así.
Escucha las respuestas que van a surgir de tu interior, de ese centro que has elegido. No razones, intuye. No les busques lógica ni sentido. Solamente escucha. Aprovecha esa comunicación con tu sabiduría interior y, a través de ella, con la Sabiduría universal (con tu Dios, si crees en Él - con el Universo mismo, si te parece mejor).
Cuando sientas que has logrado todas las respuestas pretendidas, o, al menos, todas las que te sientes capaz de lograr en estos momentos, deja de "meditar".
Obra según te indicó tu intuición. Verás que las dificultades comienzan a ser superadas. Y notarás que aumentan las coincidencias positivas, o quizá en realidad no aumentan, sino que ha aumentado tu capacidad para percibirlas.
Si no te ha sido fácil realizar este ejercicio, presta atención a qué cosas te perturbaron. Si te resultó difícil concentrarte, si el punto buscado en tu interior no era realmente un punto sino una zona difusa que cambiaba de lugar durante el procedimiento, si no te fue fácil formular las preguntas apropiadas, si te costó percibir las respuestas, si no lograste escucharlas o comprenderlas, ... Todo irá mejorando con la práctica. La próxima vez quizá te resulte más sencillo, o la siguiente vez. Cuando esta "autoconsulta" se transforme en un hábito, ya no necesitarás ni siquiera del silencio ni de la soledad. Podrás realizarla casi en cualquier momento o circunstancia.
Ésta y otras técnicas te enseñarán a relajarte, a distenderte, a utilizar racionalmente tu energía moderando su consumo y reponiendo la gastada para sentirte siempre bien. Y ya sabes que tienes que estar en guardia para evitar los "vampiros".
Te dejo algo para que reflexiones hasta nuestro próximo encuentro:
- ¿Estimas que muchos de tus problemas anteriores y presentes surgieron de tu manera de ser?
- ¿Cómo podrías definir tu familia en cada etapa de tu vida?
- ¿Quién dirigía esa familia en cada oportunidad, y cómo usaba esa persona su energía?
- ¿Qué valores te fueron inculcados durante tu infancia?
Aprovecha para hacer una revisión de los pasos que ya hemos dado juntos. Evalúa tu desarrollo hasta ahora. Pide ayuda, a quien creas conveniente, para superar tus dificultades: pedir no revela debilidad sino fortaleza. Y ten cuidado: puedes conseguir lo que pidas.
Recuerda que, como siempre, estoy en un lugar del Universo para ayudarte a crecer. Porque eso me ayuda a crecer. Hasta el próximo paso
En la infancia, estamos indefensos para comprender por qué somos muchas veces ignorados, ridiculizados y criticados. Y, mucho menos entonces, podemos defendernos de esos ataques de los adultos que nos rodean. Esas situaciones, de mayor o menor gravedad, nos marcan profundamente.
Entre otras cosas, suelen producirnos carencias que luego nos convierten en "chupadores" de energía ajena: nuestras urgencias son más urgentes que las urgencias de los demás. Según el Dr. Eric Berne, uno de los fundamentales en el llamado "análisis transaccional", hay tres posiciones básicas posibles que podemos tomar en relación con los otros: el yo Padre, el yo Niño y el yo Adulto. Veamos un poco en qué consiste cada una de ellas.
El yo Padre copia conductas, actitudes y valores que vimos en nuestros propios padres o en otros adultos. Intimidamos, Interrogamos. Criticamos. Juzgamos. Sobreprotegemos. Auxiliamos.
El yo Niño nos remite al estado de chicos pequeños, manipulando a los demás desde una posición de debilidad. Nos mostramos carenciados, pobrecitos, víctimas, asustados, impotentes, culpables, irresponsables. Algunos llaman a esta posición la del "¡Pobre de mí!" o la del "¡Si no fuera por ti!".
El yo Adulto permite el uso de nuestras propias capacidades para reunir información y tomar decisiones, sin necesitar chupar energía de los demás por la fuerza (como el yo Padre) o mendigándola (como el yo Niño). Aceptamos los riesgos que conlleva esa independencia de criterio y nunca culpamos a otros por un fracaso nuestro ni sentimos que un éxito se debió a la obligada participación de otros. Consultamos, sí, para mejorar nuestra información, pero no nos sentimos obligados a seguir consejos "al pie de la letra". No hace falta que te diga que ésta es la mejor posición, la que usa nuestra inteligencia, nuestros sentimientos, nuestra intuición para tomar nuestras decisiones.
Ni robar energía ni que nos roben energía. En el equilibrio exacto entre dar y recibir está la solución. Ni "lo sé todo" ni "no sé nada". Sé lo que sé, puedo aprender lo que no sé. Tengo mi verdad, ni más ni menos valiosa que la verdad que tiene cualquier otro. Tengo mi conexión personal con la fuerte de Verdad y de Energía, no me siento ni débil ni inseguro, no manipulo a los demás, no necesito dominar su atención forzadamente. Nadie me debe tener porque no voy a quitarle energía. No lucho por el poder porque soy suficientemente fuerte. No debo estar a la defensiva porque no permito que alguien, desde su yo Padre, pueda imponérseme, ni desde su yo Niño, buscando que me conduela con él, pueda quitarme esas fuerzas.
Doy cuando quiero dar. Pido cuando estimo que necesito. Y siempre a otro que se encuentre posicionado, como yo, en su yo Adulto. Compartiendo, no robando ni siendo robado.
Ahora bien. Tú te estarás preguntando: "¿Cómo hago para cambiar si nunca actué en ese estado de yo Adulto?".
Nada cambiará mágicamente. Lleva su tiempo. Si tú te relacionaste desde los otros estados y obtuviste algunos éxitos pasajeros, quizá creas que sin la energía ajena no puedes lograr nada. O que, al menos, es más fácil mendigar o quitar que autosustentarse.
Al principio, quizá lo sea, pero con la práctica, la persistencia, la evolución, el crecimiento personal, tus propias capacidades te llevarán mucho más lejos. Se irán presentando situaciones interpersonales que ahora observarás con más cuidado, y evitarás los conflictos con cada vez mayor éxito. La satisfacción que obtendrás premiará tu esfuerzo, y te irá "curando" de esa tendencia enfermiza a exigir algunas veces, y a rogar otras.
Ya no te encerrarás detrás de murallas para enfrentar al otro en una lucha para demostrar quién tiene el poder. Aprenderás a ponerte en la posición del otro, comprenderlo, y, sin juzgarlo, aceptarlo o evitarlo. No estarás rehuyendo ningún combate, porque no hay nada por qué combatir.
Comprenderás que nada es blanco ni negro, que todo es una variedad de grises, que siempre hay otra opción mejor. No te sentirás carenciado, ni proyectarás tus éxitos o fracasos en otros. No buscarás excusas que oculten tus propios defectos aún no superados. Encontrarás soluciones para casi todos tus problemas, procurando la energía en el mejor lugar.
Y ya no tendrás miedo.
Es cuestión de ir probando, ¿no?
Hasta nuestro próximo encuentro. Sencillo de lograr, porque tras cada paso te percibo más cercano. ¿Y tú?
¿A que sé cuál es uno de tus problemitas a esta altura de tu evolución, del crecimiento interior que poco a poco vas experimentando?
Tu tienes un cuerpo físico, ¿recuerdas? Hoy vamos a utilizar ese envase para mejorar su contenido. Menos filosofía y más acción. Porque la vida, como tú, como el Universo, es una equilibrada combinación de todos esos factores.
Aquí estamos. Dando nuestro último paso juntos. Pero quiero aprovechar para dejarte algunas enseñanzas que te pueden ser útiles cuando sigas tu marcha por la vida.
Los tiempos están difíciles (quizá siempre lo estuvieron). ¿Cómo hacer para enfrentarlos y superarlos desde tu propia fuerza interior? ¿A qué reservas puedes recurrir para obtener allí energía suficiente y evitar ser arrastrado por esa pesadumbre, impotencia o rabia interior, ante situaciones que no reconoces como creadas por ti, ni siquiera como posibilitadas por ti, aunque sí lo hayan sido?
Y más aún, ¿cómo no detener tu crecimiento interior o hasta retroceder en los logros que ya obtuviste, ante circunstancias que masivamente afectan a la mayoría de tus prójimos, incluido tú mismo?
Cuando el arroyo que viene deslizándose sin problemas, por un cauce sencillo y sin obstáculos, encuentra una piedra importante en su camino, tiene dos opciones principales: batir contra ella tratando de destruirla, de desmenuzarla, de disolverla, o dividir su curso y fluir por los costados del obstáculo para luego reunirse y seguir su camino.
No siempre es posible para el arroyo tomar esta segunda opción. A veces la piedra se interpone totalmente y no queda más remedio que intentar forzar el paso procurando hacerla añicos, o esperar que, actuando como un dique, permita que más agua del arroyo se acumule como para superarla por encima.
Pero las más de las veces existe, entre la piedra y una de las costas, o ambas, la posibilidad de fluir, de dar un pequeño rodeo, superar el obstáculo sin intentar destruirlo, para luego retomar el curso tranquilo habiéndolo dejado atrás.
Para cualquiera de las alternativas que elijas ante una situación grave, debes llegar a ella estando bien provisto de energía. Tus fuentes están a tu alrededor: la fe, la belleza, el amor, el conocimiento de que si algo ocurre es por alguna razón. Tú ya sabes cuál o cuáles son tus fuentes. Bebiendo de allí y aumentando tu vibración, elegirás mejor la opción que corresponda y estarás en mejores condiciones de ejecutarla.
"¿Por qué yo?", "¿Por qué a mí?", "¿Por qué ahora?". Tres preguntas con una sencilla respuesta: "¿Por qué no?".
Es que la cuestión principal de la vida no es buscar respuestas, sino saber hacer las preguntas. Cuando la pregunta está bien formulada, la respuesta siempre llega.
La cuestión principal es encontrar el motivo por el cual estás sintiéndote mal, o paralizado, o enojado...¿Te parece injusto que te ocurra algo así? ¿Te sientes impotente ante la situación adversa que debes enfrentar?
¿Pero no te parecen mejores estas preguntas?: "¿En qué momento de mi vida ocurre este problema?" "¿Qué herramientas de mi bagaje puedo utilizar para superarlo?" Y si no me es posible salir indemne d esa situación, "¿Qué nueva cosa positiva puedo aprender de ella?".
Los maestros del crecimiento espiritual sugieren no tomar ninguna decisión hasta encontrar el momento en que te sientas calmo, abierto y positivo. Entonces, proponte lo que hoy llaman "un objetivo de máxima", es decir, aprovecha la situación adversa para hacer pie en ella y pasar a una mucho mejor que en la que antes estabas. "Crisis = peligro + oportunidad", escriben los chinos.
Tú mereces llegar a lo que alguna vez soñaste como objetivo. Quizá esa circunstancia aparentemente negativa (o realmente negativa) pueda servirte para abrir "esa" puerta a la que antes no te atrevías.
Lo que hoy te ocurre de malo, te ocurre porque estás vivo. Las dificultades de la vida solamente se les presentan a quienes están vivos. Y la mejor manera se superar las dificultades no es luchas contra ellas sino saber vivir con ellas.
Has aprendido que, ante un problema, no es bueno obedecer a los impulsos - provenientes de tu propia inseguridad, de tus propias falencias - sino es mejor que sigas tu intuición - la que llega de una Sabiduría superior. Si eres creyente, es la voz de Dios. Si no lo eres, es la voz del Universo. Allí es donde obtendrás la respuesta a "¿Qué debo hacer?". Espera un poco, y esa respuesta te va a llegar.
Dame un abrazo fuerte, muy fuerte. Allí está la cima, a tu alcance con solamente proponértelo de verdad. Extiende tu mano y comienza a acariciar la gloria. Te la has ganado para el resto de tu vida.
Habrá más cimas que conquistar. Y también las lograrás.
Sólo una cosa te pido en pago a mi trabajo de maestro. Baja al valle, busca a quien pueda necesitarlo, y enséñale que él también puede conquistar cimas, con sólo desear aprender lo que debe ser aprendido. Ayúdale a lograrlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario