Por Ninfa Duarte
Nochecita fresca tras el ventanal,
las sombras lluviosas de este día
transitan calladas por los corredores.
Una calma de palabras me penetra
y se instala en el alma mansamente,
sin encono, sin pesares... sólo estar...
Nochecita de tiernas guedejas
que acarician el silencio desvelado
y contagian de paz la estancia mía,
volviendo mis sentires transparentes...
Todo un tiempo de vacíos y llovizna
que se trepa por el frío vitral
y mi alma goza la caricia leve
de este estar, que es un consuelo...
Rompe la quietud un dulce suspiro
sin inquina, ni escozor por lo vivido;
es el pacto callado de la tarde solitaria
y mis anhelos de eterna quietud...
Nochecita fresca tras el ventanal;
nochecita de tiernas guedejas
¡Cuánto tiempo ha pasado ya,
sin recuerdos... sin dolor...
y con el alma en paz!
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