Lógico, pero no exacto. Los primeros libros no estaban paginados. La portada sólo se introdujo hacia el 1500. Los folios, o números de página, aparecieron mucho después. A medida que las imprentas se difundían por Europa, el material introductorio de los libros cobró mayor complejidad, y se desarrollaron reglas para situar este material preliminar.
Aunque los lectores no sean conscientes de ello, saben por experiencia que toda la información vital que se necesita antes de comenzar un libro está en el lado derecho. No todos los libros contienen todos estos elementos, deben aparecer en este orden y en el mismo lado del libro. Las páginas derechas no sólo presentan las cosas de mayor interés, sino que las páginas izquierdas se dejan en blanco antes que otorgarles el honor de poseer un material preliminar importante.
En el mundo de habla hispana se presentan algunas variaciones: el índice o sumario siempre precede al texto en los libros en inglés, mientras que en los libros en castellano, a veces, va después del texto; por otra parte, la página 4, donde constan los derechos de propiedad y otros datos, es a veces, página 6 en los libros en español.
Todas las secciones de texto comienzan a la derecha. Muchos diseñadores insisten en comenzar los capítulos a la derecha. Es un elemento de diseño que alude al libro una pátina de elegancia sin que el lector note necesariamente por qué.
La paginación de la mayoría de los libros pasa por alto los números romanos del material preliminar, y comienza el texto por la página 1; algunos comienzan con números arábigos desde donde finaliza el material preliminar. La primera página de texto de muchos libros es la página 3, contando la falsa portada como comienzo del libro. Las páginas blancas siempre se incluyen en la paginación.
Muchos bibliófilos preferirían regresar a la Edad Media y eliminar por completo los números de página. Estos idealistas entienden que los números de página, aislados en un margen, distraen al lector del cuerpo del texto y constituyen una molestia para la visión periférica. Pero han perdido la batalla, pues es evidente que a los lectores les gustan los folios, los cuales, combinados con el sumario y el índice temátio permiten localizar fácilmente el material deseado.
Es evidente que para ordenar los rasgos importantes del libro en el lado derecho indican que entran en juego poderosos principios psicológicos y de diseño. Los diseñadores de periódicos saben que la tercera página de un diario es más llamativa que la segunda. En la mayoría de los periódicos la página 3 es la "segunda primera plana", y la página 2 contiene el índice y algunos artículos más ligeros.
No hemos hallado una explicación definitiva de por qué, en una cultura que lee de izquierda a derecha, el lado derecho de un libro atrapa nuestra atención. Además de la previsible observación de que nos hemos acostumbrado a esta práctica, la mejor respuesta podría ser la más obvia.
La primera página de un libro (sin incluir la cubierta) comienza del lado derecho. Para hallar la primera página izquierda, debemos volver la hoja y mirar el dorso de la primera página. ¿El dorso de algo es tan llamativo como el frente? Cuando oímos el cliché de que no se puede juzgar un libro por su aspecto externo, ¿No damos por sentado que no nos referimos a la contratapa?
(*) Licenciado en Ciencias de la Educación y escritor bonaerense
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