Gertrudis Gómez de Avellaneda: la Tula
"Es preciso que te diga que te quiero aún más que a ningún hombre he querido y que si el destino ha ordenado que no te vuelva a ver más, conservaré de ti una tierna e imborrable memoria."
Con tanta pasión escribió a su amado Ignacio de Cepeda, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Tula, una mujer que nos descorre el velo de su vida para que conozcamos de toda ella, su variada, impetuosa y palpitante obra.
Nació en Camagüey, entonces Puerto Príncipe, el 23 de marzo de 1814, en la otrora calle Las Carreras número 2, actualmente Avellaneda 67.
Fue una niña precoz, en su infancia de juegos y versos escribió y declamó poemas desde temprana edad; a los 16 años viajó a España, país donde transcurrió la mayor parte de su vida, pero jamás olvidó su tierra natal.
Uno de sus sonetos "Al partir", la descubre.
En tierras extranjeras consolidó su extensa obra en la que incursionó de manera brillante en la lírica, la literatura y el teatro.
De su pluma indómita y soberbia, transmisora de los anhelos, tristezas, pasiones, desencantos, naufragios del alma femenina, brotaron textos como la novela "Sab", la comedia "Oráculo de Talía", la tragedia "Alfonso Munio", el drama "La hija de las flores" y su "Diario de amor", en el que se recogen las cartas llenas de una pasión frustrada por Ignacio de Cepeda.
Como esta criolla irrefrenable y arriesgada en la búsqueda de conocimientos y la felicidad, existieron pocas poetisas dramáticas en su época que pudiera comparárseles, y Tula en su aniversario 194, florece como nunca en el creciente acervo cultural de su pueblo.
Tomado de un artículo de Ariadny Medina Viamontes, Radio Nuevitas, Digital.
Recibido de Soy Cubano.
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