¡SOY BOHEMIA ! ¿Y QUÉ?

Siempre me preguntan ¿que es ser Bohemio? les respondo : El Bohemio vive por vivir , se llena de angustia sin tener por qué, pero está alegre cuando otros no están.

El Bohemio vive su vida incansable de ideas ,algunas creativas y otras filosóficas, todas para hacer de su vida un paraíso. El Bohemio no teme, solo porque él vive su vida como quiere, ahora sin causarles daños a sus semejantes. Vive la vida con principios y hasta con responsibilidad pero hace lo que quiere cuando quiere. En la música encuentra pinturas, en las poesías encuentra música, y en las pinturas encuentra versos ...es así mientras que se bebe su copa y sin faltar un café en un bar escondido adonde solo se lee por la media luz y la atmósfera del tabaco. La noche es su tarima....ahi baila, canta, bebe, conversa y admira a otros como él. Se proclama el duende de la noche. Ve el mundo con otros ojos ...él ve colores en el cielo nublado, ve la melancolía en una rosa brillante en su esplendor.

Gracias a todos que entienden estas breves letras. ¡SÍIIIIIII!!!! ¡Soy una Bohemia !!! ¿y Qué?

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(MITOLOGÍA GRIEGA) ""Psique""


Foto: (MITOLOGÍA GRIEGA)
       ღೋ ೋღ  ""Psique""ღೋ ೋღ
Psique (en latín Psyche, en griego, divinidad griega y protagonista de un mito latino, es la personificación del alma.

Según la historia, inmortalizada por Apuleyo en su Metamorfosis (El Asno de Oro), Psique era la menor y más hermosa de tres hermanas, hijas de un rey de Anatolia. Afrodita, celosa de su belleza, envió a su hijo Eros (Cupido) para que le lanzara una flecha de oro oxidado, que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase. Sin embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar; cuando Psique se durmió, se la llevó volando hasta su palacio..
Para evitar la ira de su madre, una vez que tiene a Psique en su palacio, Eros se presenta siempre de noche, en la oscuridad, y prohíbe a Psique cualquier indagación sobre su identidad. Cada noche, en la oscuridad, se amaban. Una noche, Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas. Eros aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrían acabar con su dicha. A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas, que le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido. Psique, incapaz de explicarles cómo era su marido, puesto que no le había visto, titubeó y les contó que era un joven que estaba de caza, pero acabó confesando la verdad: que realmente no sabía quién era. Así, las hermanas de Psique la convencieron para que en mitad de la noche encendiera una lámpara y observara a su amado, asegurándole que sólo un monstruo querría ocultar su verdadera apariencia. Psique les hace caso y enciende una lámpara para ver a su marido. Una gota de aceite hirviendo (de la que Apuleyo hace un tópico medieval: stilla olei ardentis) cae sobre la cara de Eros dormido, que despierta y abandona, decepcionado, a su amante.

Cuando Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le devuelva el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino. Como cuarto trabajo, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio. Psique fue a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte. Una voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta que le permitiría entrar y regresar aún con vida, además de decirle cómo pasar al perro Cerbero, Caronte y los otros peligros de dicha ruta. Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. En el camino, vio manos que salían del agua. Una voz le dijo que les tirase un pastel de cebada, pero ella rehusó. Una vez allí, Perséfone dijo que estaría encantada de hacerle el favor a Afrodita. Una vez más pagó a Caronte y le dio el otro pastel a Cerbero para volver.
Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí misma, pensando que si hacía esto, Eros le amaría con toda seguridad. Dentro estaba un «sueño estigio» que la sorprendió. Eros, que la había perdonado, voló hasta su cuerpo y limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita bailó en la boda de Eros y Psique, y el hijo que éstos tuvieron se llamó Placer o (en la mitología romana) Voluptas.
Psique (en latín Psyche, en griego, divinidad griega y protagonista de un mito latino, es la personificación del alma.
Según la historia, inmortalizada por Apuleyo en su Metamorfosis (El Asno de Oro), Psique era la menor y más hermosa de tres hermanas, hijas de un rey de Anatolia. Afrodita, celosa de su belleza, envió a su hijo Eros (Cupido) para que le lanzara una flecha de oro oxidado, que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase. Sin embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar; cuando Psique se durmió, se la llevó volando hasta su palacio..
Para evitar la ira de su madre, una vez que tiene a Psique en su palacio, Eros se presenta siempre de noche, en la oscuridad, y prohíbe a Psique cualquier indagación sobre su identidad. Cada noche, en la oscuridad, se amaban. Una noche, Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas. Eros aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrían acabar con su dicha. A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas, que le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido. Psique, incapaz de explicarles cómo era su marido, puesto que no le había visto, titubeó y les contó que era un joven que estaba de caza, pero acabó confesando la verdad: que realmente no sabía quién era. Así, las hermanas de Psique la convencieron para que en mitad de la noche encendiera una lámpara y observara a su amado, asegurándole que sólo un monstruo querría ocultar su verdadera apariencia. Psique les hace caso y enciende una lámpara para ver a su marido. Una gota de aceite hirviendo (de la que Apuleyo hace un tópico medieval: stilla olei ardentis) cae sobre la cara de Eros dormido, que despierta y abandona, decepcionado, a su amante.

Cuando Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le devuelva el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino. Como cuarto trabajo, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio. Psique fue a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte. Una voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta que le permitiría entrar y regresar aún con vida, además de decirle cómo pasar al perro Cerbero, Caronte y los otros peligros de dicha ruta. Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. En el camino, vio manos que salían del agua. Una voz le dijo que les tirase un pastel de cebada, pero ella rehusó. Una vez allí, Perséfone dijo que estaría encantada de hacerle el favor a Afrodita. Una vez más pagó a Caronte y le dio el otro pastel a Cerbero para volver.
Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí misma, pensando que si hacía esto, Eros le amaría con toda seguridad. Dentro estaba un «sueño estigio» que la sorprendió. Eros, que la había perdonado, voló hasta su cuerpo y limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita bailó en la boda de Eros y Psique, y el hijo que éstos tuvieron se llamó Placer o (en la mitología romana) Voluptas.

Amada Musa.De: Elfos,Hadas y un mundo mágico


Desde la soledad de mi alcoba, rodeado de deidades olímpicas y sobre un concierto heterogéneo de criaturas que se aprestan a cohabitar, te escribo estas notas desbordante mi corazón de plenitud, empero vacilante de esta ilusoria realidad. Forzoso, debo hacer reiteradas pausas... Quiero permanecer sereno, más mi alma da sobresaltos. Duda. Teme. En sus arcanos, cree que esto es un romance metafísico; una paradisíaca forma de alucinación; un amor desfasado.
Por ello, como paliativo se ve en la imperiosa necesidad de cumplir con el mandato del amor. Así sería más disimulado justificar tu estado primaveral, y salvar mi condición otoñal.

II
En mi mente repaso ávido el contrato que recién tú y yo suscribiéramos de manera consensuada, sin opulentas ceremonias, sin levantar nuestras diestras, y con total ausencia de refinados invitados y finas copas de cristal.
Ah… Tampoco fue necesario desembolsar honorarios para que un tercero avalara nuestro compromiso. Verbal fue nuestro ideal, más resistente quizá a las tendencias modernas que un obligatorio oficio estampado con nuestras rúbricas; un insignificante papel vacío que irremediablemente tornase caduco con el paso del tiempo.
Sólo tu palabra y la mía…Y nuestro acuerdo troquelado con caracteres indelebles. ¿Para qué más? Así fue nuestro solemne juramento de amor.
III
Cuán placentero resulta que hayamos decidido cruzar la vastedad oceánica, tú y yo, forjando cadenas con nuestros brazos; fuertemente entrelazadas las manos; asidos a un único cayado; cada uno leyendo los pensamientos del otro… ¿Habría otra manera de llegar juntos a la ribera propuesta?
IV

¡Oh!… amada mujer: Que ninguno se adelante; que ninguno exceda sus pasos; que ni tú ni yo jamás emulemos a la mujer de Lot. Lo sabes: tu pasado coincide con el mío.
Te ruego que sincronicemos escrupulosos todos nuestros movimientos y proyectemos nuestra mirada al punto remoto. Allá donde el Sol, después de su caluro paso, cae rendido para renacer mañana con nuevos bríos, irradiando todas sus líneas luminosas sobre nuestro entendimiento. ¿Cuál obstáculo le impedirá continuar su órbita? ¿Cuál obstáculo nos detendrá, motivante señora?..
IV
Anhelo mío. Atrás queda la hierba seca y maltrecha; flores mustias e irreparables soportes quebrados… ¡Oh! Aves mutiladas que perdieron su tibio canto. Aún persisten esporádicos y detestables ecos que afortunadamente van perdiendo fuerza. Observa como el área que abandonamos, exhibe contornos agrietados de un lamentable pasado que recién empieza a convalecer.

V
¡Oh!.. Cuánto júbilo. Desde acá visualizo en el otro borde, el verdor de la pradera; flores multicolores en constante agitación acudiendo a nuestro llamado; aves con flautas canoras que elevan su trino; un terreno firme donde cimentar esta ilusión.
¡Mira mujer!.. A lo lejos, coros arpegiados emergen de las entrañas del río regocijados por nuestro andar. Más allá se materializan escrupulosas lianas que quieren deshilachar el cielo para que tú y yo crucemos por aquella algodonosa nube púrpura.
VI
Atentos a cualquier esquirla cortante. Vigilemos el detalle insignificante. Caminamos paso a paso…
Recuerda: Al unísono… Tú y Yo. Por la vereda…Juntos.

¡Ah!… Y no te preocupes. Dejaré intacto el mensaje que arrastran tus ojos de tu pasado, como tú lo has hecho con el mío. Eso sí, te propongo que disolvamos cada uno nuestro yo y seamos una sola entidad.

***
Visita: danielanibalgalatroescritor.blogspot.com.ar