Esta noche atravesaré mi desierto. Lo conozco lo suficiente. Era el mismo en que dormía después de noches paganas o sagradas antes de que apareciera tu zarza ardiendo. Tendré que luchar con mis propios demonios, con la tentación de abandonarte ante la imposibilidad del olvido. Tendré que luchar con mi fiebre, con el insomnio, con mi destino que me niego a aceptar como designio. Si, ya se que hay pruebas, que la virilidad genuina no descansa en la fuerza sino en la aceptación de la realidad, que tenemos un pacto, que tú también tienes tus becerros de oro, tus alucinaciones intempestivas, tus caminos inciertos, tus preferencias caprichosas, tus momentos ociosos. Yo no tengo para ti cadenas que te retengan ni me quedan corderos para ofrendarte. Es imposible sostener la fe en ciertas circunstancias. Es un error asociarla con fidelidad, pero aun peor asumir con los ojos abiertos una obediencia ciega y una resignación sin límites. Busco en la música y en la hoguera, mas algunas compañías virtuales, que el cansancio me venza, que tu noche de extravío se disipe, que la mañana me sorprenda con el cumplimiento de tu promesa según la cual me acompañarás a subir la montaña y ver la tierra prometida juntos. No se por qué algo me dice que fallarás, que tendrás una disculpa, que intentarás tu mejor rostro y una tímida sonrisa. Quiero equivocarme. Quiero que este vaticinio muera en su alumbramiento. Quiero que haya sido un pasatiempo. Quiero que este abandono sea un sueño...
De ti depende.
Alex
La lucha interna contra nosotros mismos, por conseguir lo que anhelamos, maravilloso poema, muchos besos mi guerrera :DDD
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