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SUTRA.De: Alexander Jesus Rozo
Hablar sobre el amor es redundar, dice una canción. Sería mejor actuar, ya que mueve las estrellas acotaría un verso de Dante. Sólo quienes llegan a las últimas consecuencias del juego lo verifican. Dulce tormento lo llamó Safo. Si el sufrimiento es la gran revelación como lo vió Buda iluminado, el amor el correspondiente antídoto al decir del cristianismo, antes de que lo convirtieran en la obsesión por el pecado, la soberbia de la verdad única, y el soborno -mas bien pavoroso- de la vida eterna. El amor exige nobleza pero también gallardía, como lo vivieron los antiguos, amantes de la belleza y propensos a oscilar entre la aventura temeraria y la fidelidad absoluta. Algunos han creído que el amor es un mito mas, que se justifica por los espasmos del erotismo, la reproducción de la especie o como fuente de inspiración de la inagotable poesía. El amor, como Dios para los místicos, es una revelación personal. Para mi, algo que por lo tanto no se impone ni se arranca.
El amor es uno, dirían Octavio Paz y Marguerite Yourcenar, y nos hace ver al otro como lo vería la divinidad, sentenció Borges, ya que somos dioses andróginos y escindidos desde el principio buscando la otra mitad, según Platón. Pero el corazón tiene más cuartos que un hotel de putas, señaló Gabo. Los peores amores son los platónicos, escribió Sabato: egoístas y cobardes. En todo caso el amor es como la caída del caballo de Pablo de Tarso apuntaló Stevenson, después de conocerle no tiene reposo el corazón, sino destino manifiesto. Tanto asi que para algunos se va con el primero la inocencia. Una herida luminosa que arde de vez en cuando. Cuando logran convivir la ternura, la pasión y la costumbre, la concupiscencia y la benevolencia en palabras de Tomás de Aquino, el cuerpo y el alma en Occidente, lo creemos auténtico y lo llevamos a una casa a vivir, con un contrato exclusivo, como en una jaula, ya que como cantaba Alberto Cortez lo que amamos lo consideramos nuestra propiedad.
Alguien dijo que sin amor la vida sería más tranquila, si, pero más aburrida también, aclaró. Por algo el invaluable Camus dijo que no ser amado era una simple desventura, que la verdadera tragedia era no amar. Por eso hay amores de uno solo. Y otros de una entrega asombrosa. Un marino perdido tras una guerra allende, prefirió volver a casa por amor, y vivir serios peligros, que morir cautivo en la promesa de la inmortalidad. No hay mejor prueba: la soledad, la enajenación y la muerte son accidentes al lado de la revelación de ser amados. O correspondidos. Por eso lo que se hace por amor está mas allá del bien y del mal, escribió Nietzsche. Es una enfermadad que todo lo-cura, por ello muchos encuentran el mas alto en la piedad. Porque la crueldad es la falta de imaginación y hay que compensarla. Supongo que interrogado sobre la cuestión, Buda guardó silencio. O recomendó compasión con el enamorado. A los trágicos en cambio nos gusta gritar el amor a los cuatro vientos....
Unknown
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