Dame la llave de la paciencia,
así pacientemente espero tu regreso.
Dame las llaves de tus sueños,
así los mezclo con los míos.
Dame la llave del olvido,
así lo guardo en un territorio despoblado de mí memoria.
Dame la llave de las palabras,
así tomo algunas pocas
y te escribo el mejor poema del mundo.
Dame la llave de tus noches,
para bailar contigo en un cielo desordenado de estrellas.
Dame la llave de la tierra en que habitas,
así planto, finalmente en ella, mi esqueleto.
Dame la llave de tu infinito, que yo te daré,
definitivamente la llave de mi presente.
Lorenzo – Mayo 2011
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