Yo no soy esa, ni aquella, yo soy ésta.
Ésta que se equivocó mil veces y atinó cien.
La que tantas veces se tiró a llorar al piso
Cuando su corazón compungido
Se llenaba de temores y culpas.
Terminando por levantarse
con la mirada alta, más no altiva.
Ésta mujer que ha confiado una y otra vez
Y una y otra vez ha recibido nequicia.
Más no oscurece por ello la luz
que de sus ojos y alma brilla.
Yo soy ésta, que ha vivido el blanco y el negro
Y que se apropia de los colores del arcoíris
Para pintar sus días.
Ésta mujer que hoy agradece la vida
Y que no se cambia por nada.
Que se descubre intensa y apasionada,
Libre y amada.... y con inmensas ganas de seguir.
Guada
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